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    “Un cuerpo de seguridad que usa la fuerza siempre está expuesto al exceso y al error”; es comparable a “la mala praxis médica”

    El ministro del Interior asegura que en cuatro meses logró la baja de delitos más importante de los últimos 10 años y no le preocupa “la guerra” al narcotráfico: “es una infantilidad, absolutamente tonto, comparar Uruguay con México”

    La tumba de los cracks parece que no entierra a Jorge Larrañaga. A cuatro meses de asumir el cargo de ministro del Interior, posiblemente el puesto más intenso y delicado del gabinete, Larrañaga se muestra enérgico y optimista. Pese a los cuestionamientos continuos de la oposición y a que las malas noticias le llegan todos los días, tiene razones para sentirse bien: las estadísticas recién salidas del Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad muestran que su gestión —atravesada por una pandemia que, asegura, no incidió en sus números— logró bajar los delitos en comparación al año pasado. Además, en la calle la ciudadanía le pide que siga “luchando”, un aliento que refuerza su intención de combatir la delincuencia “con mano dura y firme”.

    Levanta las manos y muestra los papeles que sustentan su entusiasmo. Se pone lentes para leer: de marzo a junio los hurtos registraron un descenso del 19% respecto al mismo período de 2019, las rapiñas 16%, los homicidios 4% y las denuncias de violencia doméstica otro 4%. “Doctor Vázquez: estos son hechos”, responde con confianza al expresidente, que días atrás sugirió que Larrañaga debía renunciar o ser cesado ante un aumento de los homicidios.

    Con los datos de un lado y el apoyo de la opinión pública en otro, Larrañaga se siente confiado. Responde a las denuncias de abuso policial como “errores inexcusables” similares a los de un médico o un abogado, “pero que ocurren y ocurrieron siempre” y no obedecen a un pedido ministerial de “promover la violencia”.

    Sí defiende promover “el combate a la delincuencia”, una frase que repite siempre que puede, especialmente ante la amenaza del narcotráfico. Habla incluso de “guerra”, despreocupado de que la estrategia de seguridad que arraiga ese término desemboque en un ida y vuelta sin control entre policías y criminales. “No tiene nada que ver el narcotráfico en Uruguay que lo que pueda ser en México”, argumenta.

    A continuación, un resumen de su entrevista con Búsqueda.

    ­—¿Hubo alguna responsabilidad policial en el fallecimiento del hombre en situación de calle?

    —La actuación policial fue a pedido del Ministerio de Desarrollo Social: dos personas estaban generando disturbios en las puertas de un refugio, rompieron las puertas y el Ministerio de Desarrollo Social pide la actuación policial. La Policía los detiene y da cuenta a la Fiscalía. Luego la fiscal de Flagrancia a las 23:10 dio la orden de dejar libre a la persona y fue lo que hizo la Policía. La Policía lo dejó libre. Nosotros respondemos a las órdenes de la Justicia y de la Fiscalía. La Policía no podía no obedecer la orden fiscal. Además, la causa de la muerte de esta persona no está determinada.

    —¿No fue por hipotermia?

    —La causa de la muerte hoy miércoles a las 18:30 es indeterminada. El hombre tenía aparentemente un corte en uno de los parietales de unos 10 u 11 centímetros, sobre el cuero cabelludo, con salpicadas de sangre en el lugar donde posteriormente murió. La causa de la muerte la determina el Instituto Técnico Forense previo pasaje del Departamento de Toxicología. Pero la causa a esta hora no se puede decir que es hipotermia. De hipotermia pudo haber sido.

    —¿El golpe que tenía la persona fue de un policía?

    —Ese golpe no sucedió ni la persona lo tenía cuando fue detenido, por una razón elemental: hubiera sido derivado por la Policía a un centro asistencial. No hubiéramos liberado a una persona con una herida de 11 centímetros en la cabeza.

    —Desde que es ministro ha hecho hincapié en motivar a la Policía, defender su accionar y exigir un combate frontal a la delincuencia. ¿Ese discurso puede generar exceso de violencia policial, como el perro muerto en La Blanqueada o el allanamiento equivocado en una casa de Soriano?

    —Un cuerpo de seguridad que usa la fuerza siempre está expuesto al exceso, y al error. Hace unos días formalizaron a unos policías por un procedimiento abusivo ocurrido durante la administración anterior. Yo no era el ministro y hubo abuso. Nosotros no promovemos el uso abusivo de la fuerza, sí la lucha frontal contra la delincuencia. Cuál es la alternativa: ¿la lucha no frontal? ¿Que mande la delincuencia? Me dice del allanamiento mal hecho en Cardona; sí, estuvo mal hecho, son errores inexcusables, pero que ocurren y ocurrieron siempre. Es como la mala praxis médica o el yerro del abogado. En allanamientos pasan estas situaciones. Cuando nosotros cometemos errores pedimos disculpas.

    —¿Qué sucedió en el caso de Soriano?

    —El jefe de Policía de Soriano llamó al jefe de hogar, le pidió disculpas, compró una puerta y mandó a reparar los daños. Pasa, sucede, ¿va a dejar de ir al médico o consultar a un abogado por eso? A veces se va a realizar un allanamiento con la dirección “casa verde, sin número, esquina tanto y tanto, 2625 bis” y resulta que el 2625 voló. Eso en la jerga forense pasa en todos los países del mundo. El jefe de Policía de Soriano pidió disculpas y se solucionó la situación. ¿Qué relevancia criminal tiene este caso?

    —Puede suponer una conducta de abuso policial.

    —Seré claro: no promovemos la violencia, promovemos el combate a la delincuencia. No estimulamos el abuso, sino las buenas prácticas policiales, y en eso estamos trabajando. Parece de Perogrullo, pero no siempre fue así. Durante mucho tiempo hubo desconfianza y falta de apoyo a la Policía Nacional y ese, junto con otros motivos, desencadenó en un incremento criminal.

    —Antes de asumir el cargo dijo a Búsqueda que la ciudadanía le exigía en la calle “mano dura, mano firme” contra la inseguridad. ¿Qué le dice hoy la gente?

    —Que sigamos luchando. Esto también lo recibe la propia policía que siente el apoyo de la gente porque han entendido que la policía está de su lado. Y nosotros les decimos que vamos a seguir con mano dura y firme contra la delincuencia.

    —A cuatro meses de comenzar la gestión, ¿esperaba el cuestionamiento que le hizo Tabaré Vázquez?

    —El Frente Amplio continúa con lógica electoral, con respuestas y posicionamientos tácticos, siguen con el electoralismo y tacticismo. No voy a decirle ni al Frente ni al expresidente lo que tienen que hacer, pero es evidente que ahí falta autocrítica. Son responsables del desbarranque en seguridad. Son los hechos los que le contestan a Vázquez y al Frente: logramos la baja en los delitos —principalmente en hurtos y rapiñas— más importante de los últimos 10 años. Doctor Vázquez, estos son hechos.

    —¿Cuánto influyó el Covid-19 en esa baja de delitos? Hubo comercios cerrados y menor circulación en la vía pública.

    —¿Usted cree que la delincuencia hizo cuarentena? ¿Cree que andaban de tapaboca? En el primer semestre subieron notoriamente los pedidos a la Justicia de interceptar teléfonos. Eso marca una actividad mayor de la Policía, pero sobre todo, por lo menos mínimamente, el mantenimiento de la actividad delictiva. Eso es innegable. ¿Quién piensa que la delincuencia paró durante la cuarentena? ¿Cuánto paró? ¿Paró entre el 13 de marzo y el último domingo de Semana de Turismo, que fue cuando hubo realmente una cuarentena? ¡Porque después prácticamente no existió más cuarentena!

    Tal vez la delincuencia no se detuvo, pero se derivó a otros delitos y no a los hurtos y a las rapiñas.

    Nosotros tenemos cifras claras que indican que en el primer semestre del 2020 en comparación con 2019 bajaron homicidios, hurtos, rapiñas y violencia de género. Y en el cuatrimestre marzo, abril, mayo y junio de 2020, que corresponde efectivamente a nuestro gobierno, bajaron también esos delitos contra el mismo cuatrimestre de 2019. Son los porcentajes de baja más importantes de los últimos 10 años. ¡Y usted me viene a hablar de la cuarentena! ¡Bajaron todos los delitos! Ahí le digo a Vázquez: esos son los hechos.

    —¿No cree que son necesarios rangos de tiempo más largos para comparar cifras de delitos?

    —No se trata de momentos, se trata de autoridad para criticar. ¿Tiene el Frente Amplio autoridad para hablar de seguridad? ¿Tienen autoridad para hablar de cárceles y de rehabilitación? Me parece que falta mucha autocrítica antes de hablar y hacer señalamientos. Pero también le digo al Frente: la inseguridad es consecuencia del fracaso de la educación, de las políticas sociales y de la seguridad pública.

    —Con la profundización del llamado “ajuste de cuentas” para resolver disputas en el narcotráfico, ¿disminuir los homicidios es más complicado que reducir otros delitos?

    —No hablo de ajuste de cuentas. Lo que sí puedo decirle es que cuando la policía aprieta, cuando se genera el cerco sobre el mercado de drogas, la asfixia económica en que quedan los grupos narcos hace que se exijan cobros, por ejemplo. Y la forma de cobrar no es llevando al deudor al juzgado de conciliación y la sanción, si no paga, no es una multa. Cuando se desagrega la información sobre homicidios, hay un número que excede a los conflictos domésticos o lo vecinal o incluso lo propiamente criminal: una rapiña que termina en homicidio, por ejemplo. Hay un número de homicidios que son de raíz intercriminal. Nosotros trabajamos en reforzar la tarea de investigación y de inteligencia criminal para poder detectar esto.

    —Como senador usted lideró los cuestionamientos en seguridad a los gobiernos del Frente Amplio. ¿Ve desde adentro la situación diferente a cómo la veía afuera?

    —Sigo con los mismos cuestionamientos y estoy trabajando en resolverlos. La diferencia de estar adentro del sistema es que estamos impregnados de la realidad y estamos tranquilos de que teníamos razón. La seguridad no solo requiere de un abordaje policial, sino que requiere de políticas educativas, sociales, culturales y sanitarias.

    —Últimamente repite la necesidad de declarar la “guerra” al narcotráfico porque cree que no existe otra alternativa. ¿No teme un incremento de la violencia, como sucedió en otros países?

    —¿Alguien puede comparar México con Uruguay? Es una comparación tonta, absolutamente tonta, es una infantilidad comparar la situación de Uruguay con México. No tiene nada que ver la guerra al narcotráfico del Ministerio del Interior en Uruguay que lo que pueda ser en México. ¡En México tiraron 100 tiros con balas militares que perforaron la coraza de un vehículo blindado de un jefe policial! ¡Hicieron 100 orificios, 20 y pico de tipos le tiraron!

    —En las últimas semanas se conocieron amenazas a una fiscal y a un periodista. Es conocido que antes fueron amenazados otros fiscales, policías e incluso el exministro Eduardo Bonomi, siempre con el narcotráfico de fondo. ¿Fue amenazado desde que asumió el cargo?

    —No es un fenómeno nuevo. Hemos recibido información, pero en mi caso no voy a profundizar.

    —¿Por qué?

    —No voy a hacer referencia a las amenazas porque retroalimento un circo que enrarece el panorama. Las que atañen a mi persona no las voy a comentar, las otras forman parte de los hechos concretos que se vienen dando. No es de ahora.

    —La regulación de la cocaína, ¿es una alternativa a la “guerra” al narcotráfico?

    —Contundentemente no. Porque quienes propugnan esa visión lo hacen desde la dimensión economicista. De la salud nadie habla. De la degradación del ser humano nadie habla. ¿Qué proponen?, ¿ser una isla en el mundo? Es un veneno señores. Uruguay tiene enormes problemas para la atención de adictos. Hay pocos lugares y una familia no tiene los recursos económicos para atender a un hijo adicto. Entonces, aun en el supuesto de que la desproscripción de la cocaína hiciera que no fuera atractiva para el mundo delictivo —cosa que pongo en duda—, ¿quién se hace cargo de los costos sociales, sanitarios y humanitarios de tener mayor población expuesta a este flagelo? Por lo tanto, en un país como el nuestro, seríamos unos criminales si no tenemos éxito en la guerra contra el narcotráfico.

    —Con ese enfoque, ¿cree que la regulación de la marihuana necesita cambios?

    —Eso tiene por delante el desafío del control, porque la cantidad de inspectores que tiene el Ircca es muy poca para controlar todo el país. Entonces hay que ver cómo se controla todo eso, porque si no después pasa lo que se denuncia de Brasil, que se está exportando marihuana uruguaya. Hay que cumplir con toda firmeza el tema de la ley, eso me parece muy importante. Por ahora no se plantea cambiar la regulación.

    —¿Cree que el director de Policía debió al menos avisar al ministerio que iba a colocar nuevamente la placa de Víctor Castiglioni en la sala de actos de Inteligencia Policial?

    —Ese tema lo hablé con el director de la Policía Nacional. La situación fue corregida. Punto.

    —¿Le hizo algún tipo de advertencia a Diego Fernández tras lo sucedido? ¿Usted fue desautorizado?

    —Es un episodio finalizado. ¿Alguien piensa que a este referente político es posible que le pase una cosa de esas características? ¿Alguien piensa que uno no ejerce el mando en este ministerio? ¡Por favor! Sin ninguna duda esta fue la adopción de un mal cálculo sobre lo que podía acarrear un hecho de estas características, pero fue hecho de buena fe y sin ninguna intención de ninguna naturaleza, si no se hubiera procedido de otra forma.

    —En una reciente comisión especial de asuntos carcelarios dijo que dentro del ex-Comcar hay rapiñas, copamientos y hechos de violencia y muertes. ¿Qué se está haciendo para frenar esta situación?

    —Son necesarios más funcionarios. Muchas cárceles tienen los celdarios rotos y las puertas rotas y por eso salen. Pero también estamos agregando políticas de salud, de educación, de rehabilitación y de trabajo. Es imprescindible incorporar dignidad y humanismos a las cárceles de Uruguay porque los presos recobran la libertad y la realidad de las cárceles impacta en la propia sociedad y en todos los uruguayos.

    —Bonomi se quejó de su presentación en la comisión. Dijo que le “falta historia” de lo que hacen los reclusos. ¿Qué le responde?

    —El senador Bonomi se refirió que a nuestra presentación le falta historia. Yo le contesté y ratifico que a mi presentación le sobra presente y el senador Bonomi tiene 10 años de fracaso. Todas las cosas tienen historia. Podemos ir hasta la llegada de Colón si quiere. Me parece que para una fuerza que gobernó 15 años en un tiempo de crecimiento económico, después de ver lo que nosotros mostramos, del estado ruinoso de las cárceles, la respuesta debía ser otra que culpar a los presos por romper las camas. Hay condiciones en cárceles que dan vergüenza y que no la merecemos como sociedad. No la merecen padecer los presos ni nosotros. En mejorar esas condiciones estamos trabajando, y eso es el Plan Dignidad Carcelaria.