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Más de 10 funcionarios del centro Covid 2 del Instituto Nacional de Ortopedia y Traumatología (INOT) de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) se asomaron al pasillo del centro para aplaudir, silbar y saludar con la mano el 17 de agosto. Desde una camilla empujada por tres enfermeros devolvió el saludo la última paciente con Covid-19 del CTI de ese centro, del que egresó después de 55 días. “¡Chau, Estrella!”, se escucha gritar a varios de los funcionarios en el video que inmortalizó esa escena y que ASSE publicó en su cuenta de Twitter. En pocos minutos ese tuit se viralizó y apareció publicado en varios portales de noticias.
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Antes del centro que se creó en el INOT se había inaugurado el Covid 1, con sede en el Hospital Español. Ambos se instalaron a comienzos de la pandemia para dar respuesta a la necesidad de camas extra para pacientes contagiados de Covid que debían ser internados en cuidados críticos. Con recursos del Fondo Solidario Covid-19, que creó el gobierno en abril de 2020, ASSE contrató personal para las nuevas camas y adquirió equipamientos necesarios, como monitores y respiradores.
Hubo que atender también las necesidades del interior del país, con muchos departamentos que carecían de centros de tratamiento intensivo. Se creó un nuevo CTI en la ciudad de Las Piedras, Canelones. Otros dos en Treinta y Tres y Rocha y otro en Mercedes, Soriano. El Directorio de ASSE que asumió en marzo de 2020 disponía de 109 camas para cuidados críticos en todo el país, y en los mayores picos de la pandemia esa cifra alcanzó las 260, más otras 61 para unidades respiratorias agudas, informó a Búsqueda el adjunto de presidencia Mario Torales, quien además se desempeña como encargado y coordinador de la red asistencial de medicina crítica de ASSE. “Ni un paciente de ASSE a nivel nacional tuvo espera, y siempre estuvo su cama de cuidados críticos cuando la necesitó”, destacó.
El miércoles 1° Uruguay tenía solo 15 pacientes internados en CTI con diagnóstico de Covid-19, de un total de 1.176 casos activos, según informó el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae). Hasta hace poco tiempo, la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI) realizaba su propio informe sobre la ocupación de los CTI, que a veces difería con el del Sinae por el criterio de evaluación de los pacientes. Pero el 10 de agosto SUMI indicó que dejaría de informar, ya que entonces solo 6% de las camas de cuidados críticos eran ocupadas por pacientes con Covid-19. Entendieron que el esfuerzo de quienes trabajaron en la recolección de esos datos durante más de un año dejaba de ser necesario.
En los CTI que conforman la red de ASSE, el ingreso de pacientes con el virus se redujo de manera drástica en los últimos días. Hace ya semanas que no supera el 2% del total, según contó Torales. Ya dejaron de ser necesarios los recursos destinados de forma exclusiva a la atención de pacientes con Covid, tanto las camas, los respiradores y monitores como el personal médico y de enfermería dedicado solo a atenderlos a ellos.
Reconversión
El virus cede poco a poco, a medida que aumentan los porcentajes de vacunación de la población. Pero ya empiezan a notarse algunos efectos colaterales. Cuando la pandemia estaba en el primer plano, en el segundo quedaron miles de cirugías atrasadas. Unas 6.700 en el caso de los servicios de salud de ASSE. Los centros que se crearon específicamente para pacientes Covid, entonces, pasarán a reconvertirse para dar respuesta a esos atrasos. El centro Covid 1, el del Hospital Español, ya se utiliza para intervenciones coordinadas de esa misma institución de salud. El Covid 2 también funcionará como “centro quirúrgico polivalente”, pero hasta el 31 de diciembre. Ese plazo fue el que se propuso ASSE como meta para reducir de manera significativa la lista de espera de cirugías. Mientras tanto, servirá de apoyo a los hospitales de la administración que cuentan con los mayores atrasos en coordinación de intervenciones quirúrgicas, comentó Torales. La situación más crítica, dijo, es la del Hospital Pasteur. A partir de 2022, el centro Covid 2 volverá a ser el tradicional INOT, especializado en ortopedia y traumatología.
El personal que se dispuso para la atención en los centros Covid 1 y 2, compuesto por médicos y enfermeros, está “sumamente capacitado” y “puede cumplir la función que se le solicite”, dijo Torales. En la actualidad, muchos de ellos ya fueron reasignados en nuevos roles dentro de los centros. En el que funciona en la sede del INOT se conformaron equipos para intervenciones quirúrgicas traumatológicas, que ya se están realizando. Además, a partir de hoy jueves comienzan a realizarse las de tipo polivalente.
El del Hospital Español también dispone de equipos médicos para intervenciones coordinadas y de emergencia, que comenzarán pronto a trabajar en nuevas funciones. Allí todavía quedan los últimos pacientes con Covid-19 en cuidados críticos y moderados.
“Hoy hay un plan de contingencia para un efecto colateral pospandémico, que es el hecho del atraso de esta enorme cantidad de cirugías”, resumió el adjunto de presidencia de ASSE.
Más fuertes
Los nuevos CTI que se fueron creando en distintos puntos del interior del país durante los primeros meses de la pandemia seguirán funcionando en su mayoría. Está confirmada la permanencia de los centros de Las Piedras y Treinta y Tres. Los de Rocha y Mercedes están en evaluación, con el segundo en un estado más avanzado de confirmación, comentó Torales. Y allí no quedarán solo las camas, sino también los licenciados, enfermeros y médicos necesarios para atender a los pacientes que las ocupen. “Vamos a tener una red mucho más fuerte y vamos a depender de nosotros mismos. ASSE va a poder contemplar a sus propios usuarios porque les va a poder brindar las camas de cuidados críticos, ya sea en el caso de otro brote o por fuera de la pandemia, por otro motivo”, aseguró Torales.
Algunos de los CTI que ya existían pero sumaron más capacidad se volverán a reducir, porque ahora no son necesarias tantas camas, equipamiento ni recursos humanos. Son los casos de los hospitales de Salto, Paysandú y Tacuarembó, por ejemplo. Pero la pandemia sirvió también para que ASSE renovara muchos de sus respiradores y monitores, que tenían entre 10 y 15 años de antigüedad. La vida útil de esos aparatos, según Torales, no debería superar los cinco años. “Muchos de ellos se tuvieron que reciclar y pagar sumas enormes de arreglos, y a veces hasta de alquiler”, reconoció.
“Hubo todo un recambio del parque de ventiladores, monitores y otros insumos que se necesitan en medicina crítica. Eso robusteció nuestro sistema, nuestra red asistencial de medicina crítica. Hoy tenemos cerca del 70% u 80% con recambio de ventiladores de última generación, adaptados para las nuevas formas de tratamiento”, agregó.
Los contratos de funcionarios médicos y de enfermería específicos para cubrir las ampliaciones de CTI se hicieron a término desde el inicio. Los máximos jerarcas de ASSE recibieron el miércoles 18 de agosto a las autoridades de la Federación Médica del Interior (Femi), quienes plantearon su preocupación por lo que sucedería con esos contratos. Al finalizar el encuentro, la presidenta de Femi dijo a El País que se les había dado a entender que no se renovarían.
Consultado por Búsqueda, Torales mencionó que desde la presidencia de ASSE se tratará de que muchos de ellos queden vinculados o que se abran nuevos llamados para otras áreas en las que se necesite personal, de modo que puedan volver a postularse. “Siempre se va a tratar de que la asistencia se adecúe a las necesidades del momento. Y siempre manejando la mejor relación costo-eficiencia. Eso es lo que uno trata de hacer”, aseguró.