Nº 2166 - 17 al 23 de Marzo de 2022
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAlgunos de los principales medios del mundo apuestan cada día más al choque como forma fácil de conseguir más y más likes y seguidores. De esa forma se alienta la llamada “brecha social”, con el único objetivo de fidelizar públicos cautivos de uno u otro lado. Tenemos ejemplos a la vista, especialmente entre medios internacionales influyentes en Uruguay. En Argentina los más evidentes son La Nación Más o TN vs C5N, y aún más notoriamente en Estados Unidos Fox News vs CNN.
El periodismo –como lo conocemos y necesitamos para el desarrollo saludable de nuestra democracia y sociedad– pierde su identidad y verdadera función si cambia su horizonte de informar por otro de confrontar permanentemente. En este mismo espacio editorial, tiempo atrás, hicimos referencia a un libro icónico sobre el tema: Odio INC, Por qué los medios de hoy hacen que nos despreciemos unos a otros, de Matt Taibbi.
El autor argumenta en esa obra que los conceptos de éxito en las redes sociales generan lo que hoy estamos viendo en algunos de los medios de mayor alcance. Las redes necesitan marcar su presencia con likes y seguidores (en los posible reales), y para lograrlo recurren muchas veces a informaciones muy cortas, sesgadas y segmentadas en sus contenidos.
Los medios masivos, como la televisión y el cable, antes obsesionados por el rating y el número de suscriptores –legítima necesidad de hacer viables sus negocios– ahora también suman a sus desvelos las redes sociales y sus reglas. El efecto de contagio sigue hacia la sociedad y, como decíamos al principio, alienta y refuerza la llamada “brecha”.
El origen de toda esa debacle de la información seria, completa y desinteresada son las redes, y más específicamente el virus que tienen adentro: el algoritmo. Esto es una especie de sistema o programa de software que por alguna razón recoge nuestra elección inicial de contenidos y se hace cargo de nuestro poder de elección. Para poner un ejemplo, si lo primero que miramos en una red social es lo que dijo un líder político determinado, después nos llevará siempre a él o a los que compartan su ideología, lo que termina reforzando una sola postura sin siquiera dar posibilidad al cuestionamiento.
Basta con hacer la prueba de tratar de revertir este fenómeno que se repite –y hasta agudiza– una y otra vez también en las redes personales. Si se intenta engañar al algoritmo buscando manualmente contenidos opuestos para así tener otros puntos de vista, se verá que es casi imposible.
Un ejemplo al respecto. Intentando buscar posturas políticas contrarias a un usuario más asociado por el algoritmo con ideas liberales, apareció un discurso del actor norteamericano Alan Alda, que saltó a la fama por su rol en M.A.S.H., una serie crítica y rebelde en tiempos de la guerra en Vietnam. En este caso, se trataba de una escena de la más moderna West Wing, donde Alda tiene el papel de secretario de Estado de Estados Unidos.
En esa secuencia, un periodista le pregunta si está en contra de aliviar la deuda a los países empobrecidos. “No, debemos hacer eso”, responde el ficticio secretario de Estado, “pero no va a ayudar a esos países mayormente”. La repregunta es: ¿Entonces qué? “Recorte de impuestos”, contesta, lo que hace reír al público presente. “Algunas de las tasas impositivas en África son las más altas del mundo. Esos impuestos hacen que sea imposible que se acumule capital en esos países, por lo que nada se construye, ni fábricas, ni carreteras, nada. Los países africanos más pobres tienen los trabajadores que ganan menos en el mundo. Pero ninguna compañía internacional quiere instalarse allí por los impuestos opresivos”, agrega.
“Los impuestos han liquidado cualquier posibilidad de desarrollo económico, matan la esperanza de que estos países se ayuden a sí mismos. Eso los deja completamente dependientes de la caridad y préstamos. ¿Saben por qué tienen esos impuestos? Por nosotros, para demostrarnos que pueden pagar sus préstamos, pero los impuestos no pueden juntar dinero si matan a su propia economía”, argumenta.
No sabemos qué tan convencido está el actor de su papel, pero para el usuario que buscaba algo distinto, lo dicho por el ficticio secretario de Estado fue música para sus oídos: un discurso un tanto anarquista en M.A.S.H. que luego evolucionó a liberal en West Wing. Aunque lo intentó, no pudo escapar al algoritmo y solo logró reafirmar su idea. Esperemos que nuestros hijos y nietos sí puedan, porque una sociedad cada vez más ríspida no es buena cosa.