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    Atma: “El secreto del éxito son los equipos y el talento”

    Isabelle Chaquiriand, CEO de Atma, es la primera integrante de su familia en gerenciar la empresa, que su abuelo comenzó a adquirir en la década del 60, al comprar acciones. A su entender, se trata de una firma familiar “bastante atípica”, ya que por muchos años no hubo ningún miembro de la familia involucrado en la operativa. Cuando lo hubo, nunca fue más de uno. “No es una regla, se dio así”, comenta a Trayectorias. De hecho, hoy ella es la única Chaquiriand que trabaja en la empresa. Este año Atma cumple 75 años. Cuando nació tenía una fábrica gemela en Argentina y otra en Brasil. Esta última ya no existe y la de Argentina se ha especializado en producción y venta de electrodomésticos, pero no guarda ninguna relación con Atma Uruguay. Isabelle ingresó a trabajar hace 20 años, ocupando posiciones más operativas, hasta que hace 15 años asumió la dirección general. Desde entonces Atma ha emprendido dos grandes transformaciones. Una de ellas en su modelo de negocio y la otra en la sustentabilidad como propuesta de valor. “Hemos puesto muchísimo el foco en la sustentabilidad como ADN de la empresa”, expresa. La conjunción de ambas transformaciones le ha permitido a la empresa duplicar el nivel de actividad, tanto en kilos procesados como en facturación. Hoy en su planta de 13.200 metros cuadrados, ubicada en La Paz y equipada con tecnología de punta, Atma logra recuperar al año 650 toneladas de plástico, lo equivalente a siete cuadras de camiones con zorra. La meta es seguir creciendo en este sentido, pero Isabelle tiene claro que sin un buen equipo nada de esto sería posible. “Algo que caracterizó a Atma, desde antes de que yo entrara, pero por supuesto yo lo sostuve y lo traté de potenciar, es el trabajo en equipo”, afirma.

    De sus proyecciones a futuro, de los logros obtenidos con el programa de sustentabilidad y del nuevo modelo de negocio, conversó con Trayectorias. Aquí, un resumen de la charla.

    En los últimos años la empresa ha ido mutando su propuesta al cliente. ¿En qué consistió esa transformación?

    Hace unos 15 años, como parte de la salida de la crisis del 2002, hubo un proceso de transformación muy grande en el modelo de negocio de la empresa. En esos momentos, el país y la integración comercial cambiaron, implicando una reconfiguración de la industria en Uruguay y en la empresa. Nos dimos cuenta de que si bien tradicionalmente Atma vendía productos de plástico, tanto de hogar como industriales, nuestro diferencial fundamental era la experiencia acumulada, en aquel momento, 60 años. Entonces, el gran cambio de paradigma fue dejar de fabricar productos, para empezar a fabricar soluciones para nuestros clientes. En 2008 se dio el caso más emblemático, con el envase de helado de la onda de Conaprole. Nos juntamos con el cliente, que quería un nuevo envase para su helado. Entendimos cuáles eran sus necesidades de marketing, logística, producción, diseño, calidad y finanzas, y junto con el cliente diseñamos un envase nuevo que cumpliera con esos requisitos.

    ¿Un servicio muy personalizado para cada cliente?

    Exacto. A su vez, empezó a aparecer un factor importante, que si bien nosotros siempre lo trabajamos como política de la empresa, comenzó a ser un ­requerimiento del cliente: la sustentabilidad. Entonces, comenzamos a producir envases que fueran diseñados bajo los principios del ecodiseño, es decir, que cumplieran con las 3R. Reducir, es decir, que tengan la cantidad de plástico mínima necesaria, lo que tecnológicamente es bastante sofisticado. Que sean envases que puedan ser reutilizados y tengan vida útil más allá del primer uso, por ejemplo, para guardar alimentos. Y que sean fácilmente reciclables. Esto quiere decir que sean monomateriales, que estén hechos con un solo material. Por ejemplo, la etiqueta tiene que estar hecha del mismo material que el envase para que el reciclaje sea más fácil. Las etiquetas de papel o cualquiera que no sea del mismo material que el envase, complejiza mucho más el proceso de recuperación. Todo esto empezó junto con el nuevo modelo de negocio de Atma. Así, en los últimos 15 años duplicamos el nivel de actividad de la empresa, tanto en kilos procesados como en facturación.

    Sala de inocuidad alimentaria

    ¿Cuántos kilos de plástico producen?

    En este momento tenemos unos mil artículos en nuestra canasta de productos. Procesamos unas 2.500 toneladas por año de material, que se divide al día de hoy en un 15% de productos para el hogar y un 85% de productos para la industria. A su vez, productos de hogar, se divide entre supermercados y comercios chicos. De ese 15%, el 25% va a supermercados y el resto a pequeños emprendimientos de barrio, de ciudades del interior, llegamos a todo el país.

    ¿Entonces, más allá de que tienen ese servicio personalizado para el cliente, siguen con los productos más estandarizados?

    Claro, seguimos teniendo productos para el hogar, que entendemos son parte de la tradición uruguaya. Estar presente en la vida de las familias uruguayas es importante para nosotros. Siempre decimos que a lo largo del día de cualquier uruguayo, desde que desayuna, abre la mermelada, se sirve leche en la jarra, se va al trabajo en auto y lo carga de aceite, hay infinidad de oportunidades en las que está en contacto con un producto nuestro y es muy posible que no se dé cuenta. De hecho, cambiamos el eslogan de la empresa por “En todos tus momentos”. Estamos presentes a lo largo de todo el día y a lo largo de toda la vida. Nosotros abastecemos a más de mil industrias en Uruguay. Muchas son para exportación, pero muchas son para el mercado interno y están en contacto con los uruguayos permanentemente.

    ¿Cuánto del plástico que producen pueden recuperar y reutilizar o reciclar?

    El 100% de nuestros productos están pensados para ser reciclados. Hoy estamos con una campaña fuerte para fomentar tanto el reducir como el reciclar. Dentro del reducir estamos permanentemente repensando nuestros productos para minimizar la cantidad de material que llevan los envases. Por ejemplo, dos de los productos que rediseñamos el año pasado fueron los envases de dos y cinco litros de helado. Logramos bajar un 35% y un 12% de material respectivamente. Esto implica que, solamente a través de estos dos producto evitamos volcar al mercado 97.000 kilos de plástico. Esto equivale a cuatro contenedores de material plástico por año. También pensamos en el reciclaje, cómo hacemos para que el material mínimo posible que sale al mercado vuelva y sea recuperado. En esto hay dos líneas de productos. Están, por un lado, los productos que nosotros les vendemos a otras industrias para uso interno, como la cajonería. En eso tenemos una circularidad perfecta. Cuando los cajones que nosotros vendemos a nuestros clientes terminan su vida útil, los recompramos para reciclarlos en nuestra planta de recuperación y ese material se vuelve a utilizar. Después están los artículos que nosotros vendemos como envases del producto de nuestro cliente, él se lo vende al consumidor y el consumidor lo tira a la basura. Ahí tenemos que lograr que muchos otros actores se alineen para poder volver a hacernos de ese material. Esa economía circular involucra más eslabones, entonces estamos muy involucrados en el Plan Vale, el nuevo proyecto de gestión de residuos, liderado por la Cámara de Industrias. El objetivo es hacernos de vuelta de ese material, recuperarlo y reinsertarlo en el proceso productivo.

    ¿Es fácil lograr esa alineación?

    Estamos en ese proceso. Al día de hoy estamos recuperando unas 650 toneladas de plástico por año, que equivalen a siete cuadras de camiones con zorra. Queremos seguir creciendo. En los últimos cinco años aumentamos un 30% esta cantidad y recuperamos 3.300 toneladas de material. Más allá de la sustentabilidad del producto, hemos puesto el foco también en la sustentabilidad del proceso para que estos sean muy bajos en huella de carbono. Hicimos una inversión fuerte en máquinas eléctricas o hidráulicas de bajo consumo. Las máquinas que hemos incorporado en estos últimos años producen entre 65% y 75% menos de consumo de energía que los procesos tradicionales. También estamos rediseñando nuestros sistemas de suministro y aprovechamiento del agua para minimizar su uso y tener fuentes alternativas más sustentables. Las inversiones que hemos hecho en los últimos años generan ahorros significativos en el consumo de agua: 900 metros cúbicos de agua menos por año. A su vez, producto de las tecnologías más eficientes, evitamos emitir 600 toneladas de CO2 efectivas por año.

    ¿Cuáles son los principales desafíos con los que se encuentran hoy?

    El tema de la sustentabilidad, cómo hacemos para hacer más y mejor, y cómo hacemos para comunicarlo mejor. Hay algunas leyendas urbanas o prejuicios en torno al plástico, pero se trata de un material muy noble. Es muy liviano y un producto en un envase liviano crea menos emisiones. A su vez, permite un aislamiento de los alimentos mucho mayor que otro tipo de material, permitiendo que tenga más vida útil. Tiene muchísimas cualidades y por no haber sido bien utilizado en el pasado, se le ha hecho mala prensa. Entonces, tenemos el desafío de la educación. Lograr concientizar acerca de que es un material que con un buen uso tiene muchísimas bondades, puede ser recuperado infinitamente, puede ser reutilizado y puede producir a nivel logístico mucho menos emisiones.

    Cajones reciclados

    ¿Cuál es el secreto del éxito?

    Los equipos y el talento. No tengo la más mínima duda. Lo que más me llena de orgullo de Atma es el talento profesional, los valores y la vocación que tienen las personas claves de la empresa. Cuando digo personas clave, no hablo solamente de gerentes, hablo de personas que desde su lugar de trabajo son los que hacen la diferencia. Desde el escritorio yo me puedo imaginar la mejor estrategia, el mejor plan de negocios, la mejor idea, pero si al final del día el que está en la punta de la línea de producción, el que está en contacto con el cliente o el que atiende el teléfono, no tiene esta vocación por innovar, por servir, la magia no funciona. Creo que lo que ha llevado a Atma a estar donde está y a donde la queremos llevar, es su gente, el talento y el saber gestionar.

    ¿Cómo se imagina la empresa en 10 años?

    Ya somos referentes a escala nacional. En 10 años el sueño es volvernos referentes regionales en diseño, fabricación y acompañamiento a nuestros clientes en lo que es envases para la industria y el hogar. Y que ese proceso se dé como se ha dado hasta ahora, considerando todas las partes relacionadas. Es decir, considerando a nuestra gente, a la comunidad y al accionista.