N° 1883 - 08 al 14 de Setiembre de 2016
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn los últimos días el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó los datos relativos al comportamiento de la inflación en agosto, y del desempleo en el mes de julio, con resultados mixtos.
En sentido positivo, en el octavo mes del año la inflación tuvo una desaceleración significativa, confirmándose la tendencia que ya se venía observando desde fines del mes de mayo. En efecto, en los doce meses terminados en agosto la inflación se ubicó en el 9,38% (el ritmo más bajo desde el 9,15% de los doce meses cerrados en octubre de 2015), frente al 10,05% de los doce meses cerrados en julio y en comparación al pico de 11% que se había registrado en el año cerrado en mayo.
La baja de la inflación en los últimos tres meses está íntimamente ligada a la fuerte caída que tuvo el dólar promedio en el período, ya que en junio, julio y agosto de este año mostró retrocesos de 2%, 2,3% y 4% respectivamente, un proceso que había comenzado más lentamente en abril y mayo (donde la apreciación del peso uruguayo fue de 1,9% y 0,4% respectivamente, tomando los promedios mensuales). Esa caída del dólar impulsó fuertemente a la baja la inflación del componente “transable” del IPC, y ello permitió reducir el nivel global de inflación, revirtiendo lo que se había dado entre el segundo semestre del año pasado y el primer trimestre de este año, donde las condiciones externas habían impulsado una reducción de los precios internos en dólares.
Por su parte, los datos de desempleo del mes de julio mostraron un salto importante de la desocupación al inicio del segundo semestre, con la tasa de desempleo ubicándose en el 8,6% (el nivel más alto desde abril de 2009, cuando había sido de 8,7%), frente al 7,5% del mes de junio y en comparación al 7% que se había alcanzado en julio de 2015. Para peor, el salto del desempleo se produjo por una caída de la ocupación, ya que la tasa de empleo se redujo al 57,8% en julio de este año, frente al 58,5% del mes de junio y en comparación al 59,1% de julio del año pasado. El aumento de la desocupación de julio es consistente con la situación de recesión por la que está atravesando la economía uruguaya, y puso fin a dos meses de sorpresiva caída en la tasa de desempleo que se había registrado en mayo y junio. Consistente con el deterioro que está mostrando el mercado laboral en los últimos meses, se ha incrementado el tiempo que se demora en acceder a un empleo, al tiempo que cada vez son más los desocupados que ponen menos condiciones para acceder a un trabajo.
En más de un sentido, la caída de la inflación y el aumento del desempleo están íntimamente relacionados. Por un lado, la primera se ha dado por la fuerte apreciación del peso, lo que deteriora fuertemente la competitividad de los sectores exportadores fuera de la región, que además deben enfrentar caídas significativas de los precios de exportación de los principales productos que se venden al exterior. El menor dinamismo de estos sectores es inevitable si no se cambia la actual estrategia para contener la inflación o si no suben de manera drástica los precios de exportación, con lo cual el nivel de ocupación en estos sectores debería continuar contrayéndose.
Por su parte, los sectores volcados al mercado interno están enfrentando una notoria retracción del gasto de los consumidores, a la vez que la inversión también muestra bajas importantes tanto a nivel del sector privado (por la pérdida de rentabilidad y las deprimidas expectativas empresariales que genera el contexto recesivo) como del sector público (por las restricciones fiscales).
Lo único que puede atenuar la destrucción de empleo en los próximos meses es la actividad de los sectores exportadores de servicios hacia la región, en función de que los países vecinos han sufrido procesos de encarecimiento en dólares mucho más fuerte que nosotros, con lo cual Uruguay ha ganado competitividad. Las cifras de ingreso de turistas en lo que va del año y particularmente en los últimos meses parecen avalar este fenómeno, lo mismo que la mejora que se observa en los departamentos fronterizos. En buena medida ello explica también por qué la tasa de desocupación en el interior fue de 7,6% en julio, mientras que en Montevideo trepó al 9,7%.
En la medida que la región continúe estabilizándose y retorne a una expansión económica el año que viene, y sobre todo que la Reserva Federal de Estados Unidos siga posponiendo una nueva suba de tasas de interés y ello tienda a debilitar al dólar a corto plazo, es probable que el desempleo se estabilice en niveles similares a los de julio para luego retroceder por motivos estacionales hacia fines de este año y en los meses de verano. También lo más probable es que la inflación se mantenga en niveles de un dígito, aunque lejos del techo del rango meta de las autoridades (3% a 7%).