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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSe dice que solo no se equivoca el que no hace nada, aunque pensamos que quien no hace nada está errando el camino. Hoy, tanto el gobierno como la oposición hacen y mucho. El primero piensa que con sus actos mejoran al país y por ende a la gente. El segundo cree que todo está mal y se puede hacer mejor aunque su pasado lo condena. En el medio queda la población rehén de uno o del otro, de los datos o los relatos. Son muy poquitas las cosas que no admiten discusión, o mejor dicho, solo una: la pandemia. El 13 de marzo del 2020 nos sorprendió el coronavirus y el futuro de todos nosotros cambió. El gobierno se apoyó en un grupo de científicos honorarios que nos fueron guiando para superar el virus buscando la menor cantidad de riesgos posibles o previsibles. Sin cuarentena obligatoria, con vacunación y actitudes personales responsables salimos airosos frente al mundo. Por supuesto que quedó gente por el camino, quedaron secuelas, pero también quedaron muchas “críticas” a las medidas del gobierno que no se concretaron, quedaron en anuncios falaces. Fue el inicio de la gestión del FA contra el gobierno, se comenzó con el “tardío e insuficiente”, con la actitud agresiva en las declaraciones de su presidente, Javier Miranda, y algún agorero más que se subía al carro. También quien hasta ahí era presidente del PIT-CNT y luego del FA, Fernando Pereyra. Por el otro lado las conferencias de prensa del presidente y varios ministros, se aumentaron la cantidad de ollas populares y sus insumos, el seguro de paro se estiró como chicle, las ayudas económicas del Mides fueron aumentando, la población vacunada llegó a puntos poco creíbles. O sea, en medio del desastre el gobierno trataba de flotar y la oposición lo hundía. ¿Cuántos de un lado y del otro se daban cuenta de que lo que estaba en juego era la ciudadanía? Hasta aquí había más que creían en la construcción como positiva que en la crítica negativa, según marcaban las encuestas.
Luego vino el turno de la LUC y otra vez dos bandos. Vamos por la panacea o el apocalipsis. Ni una ni otra. Todos los presagios de desastre fueron mentirosos, ni nos emboscó la policía en las esquinas, ni gatillo fácil, ni desalojos ni etc. Una ley tres veces apoyada, primero en la campaña, después en el Parlamento y finalmente en las urnas. El gobierno salió airoso y la oposición fue en busca de nuevos campos para sus críticas.
Y justamente el gobierno se la dejó servida en bandeja con el pasaporte de Marset, del cual ya todos se olvidaron porque saltó al ruedo Astesiano. El presidente reconoció su grave error al elegir este personaje como su custodio personal pero el desastre ya estaba en camino. La oposición se paró en los pedales y comenzó una furibunda campaña que aún no tiene fin. Todo pasó a la Justicia, incluso un grave delito como lo es la filtración de chats del teléfono de Astesiano (causa declarada reservada) que aún nadie ha dicho cómo sucedió. Sería muy importante saber qué pasó en Fiscalía para que parte de la prensa de oposición tenga en su poder este material y lo vaya goteando a su gusto. De los chats más rimbombantes están el supuesto seguimiento a la Sra. Ponce de León, al presidente del PIT-CNT durante su accidente a causa del consumo de alcohol, vigilancia a docentes y alumnos de un liceo, investigación a senadores de la República y el último capítulo que involucra a Gustavo Leal, exmiembro de primera línea del Ministerio del Interior durante la gestión de Bonomi. Parecería que realizó una visita al padre de Astesiano en su casa en el Chuy. Salvo este último, que es muy reciente, los demás todos han sido desestimados por la fiscal Fosatti, dada su falta de prueba e importancia en la causa. Otro que involucraba a un exjerarca policial por la entrega a Astesiano de información de partes policiales, terminó con procesamiento y separación del cargo de Berriel. Ahora el abogado del excustodio, Dr. Fagúndez, intenta demostrar que Astesiano cumplía órdenes del presidente. Quienes salieron a incendiar la pradera con todos estos y más chats desde la oposición ahora dicen que en el caso de Gustavo Leal hay que esperar. Lo que no explican es por qué no esperaron en los otros la palabra de la fiscal. Volvemos al principio, criticamos o construimos.
Ya a nadie escapa que la tarea de la oposición es criticar y oponerse a lo que venga. Lo que no consideran, sobre todo su principal pregonero, Fernando Pereira, es que todo lo que les parece mal, ellos tuvieron hasta hace muy poco tiempo 15 años para hacerlo y les quedó en el debe. Si fuera un juego de truco, el FA tiene dos cuatros y un cinco, ninguno de la muestra. Del otro lado el gobierno tiene cartas a favor, el dos de la muestra y por un par de razones: hoy es el que manda y, segundo, no tiene antecedentes cercanos que demuestren que lo que hace está bien o mal, se debe esperar. Por ahora tenemos algunos números de la actual gestión que nos pueden dar una pauta: ha bajado la inflación, ha aumentado el empleo y por ende disminuyó el desempleo, aumentan los aportes sociales del Mides, hay récord de inversiones en rutas, caminos y puentes, récord de inversiones privadas y en construcción, exportaciones nunca vistas, etc. Por otro lado, si bien en seguridad bajaron hurtos, rapiñas y abigeatos, los homicidios son preocupantes. También tenemos en el debe la recuperación salarial, que debería comenzar este año según ha sido acordada en el acuerdo puente entre el gobierno y el PIT-CNT.
Así como la frase del 2020, 2021 y parte del 2022 fue que las acciones del gobierno eran “tardías e insuficientes”, ahora para el Frente Amplio el gobierno no tiene rumbo. Esto es otro error del partido de izquierda. Que la coalición no tenga el rumbo que quisiera la izquierda no quiere decir que no tenga rumbo. Se han planteado cambios, hay menor gasto y bajó el déficit fiscal, hay una reforma educativa en marcha, que no será la mejor pero es un comienzo. Hay otra reforma, la de las jubilaciones y también no será la ideal pero es otro comienzo. Cuando la izquierda tuvo todo a favor, erró en varios proyectos y costaron mucha plata a todos. Lo menos que debería hacer ahora es esperar.
Desde el 1° de marzo del 2020 unos construyen y otros critican. En el medio estamos todos nosotros, la ciudadanía sin distinción de partido ni estrato social, sin distinción de edades ni sexos, todos iguales y que nos preguntamos si los que creen construir y los que creen que lo mejor es criticar, piensan en el país, o sea, en nosotros. El lector sacará sus conclusiones, nosotros solo usamos la libertad de expresión para decir lo que muchos piensan pero no tienen dónde publicarlo.
Sergio Barrenechea Grimaldi
Egresado de la Escuela de Periodismo
de Búsqueda, primera generación, 2017