Nada de lo que ocurre en la Cámara de Representantes queda por fuera del radar del diputado nacionalista Juan Martín Rodríguez.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl legislador, que fue durante años secretario del fallecido Jaime Trobo, hoy es el presidente de la bancada de diputados nacionalista, un puesto que hasta el momento ha sido las más de las veces simbólico entre los legisladores, pero que Rodríguez lo hace valer, actuando como una suerte de coordinador en las sombras. Ahora tiene encomendada la tarea de presidir la Comisión de Presupuestos integrada con Hacienda, que discutirá la última Rendición de Cuentas del gobierno autorizada a elevar el gasto.
El escenario puede ser adverso, porque la interna de la coalición está complicada después de que el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, no fuera respaldado por el Parlamento cuando fue interpelado, debido a la falta de apoyo de Cabildo Abierto.
Lo que sigue es un resumen de la entrevista con Búsqueda.
—La Rendición de Cuentas no prevé recursos extra para la Universidad de la República (Udelar) y la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), pero usted ha dicho que eso puede ser cambiado por el Parlamento. ¿Eso va a ser una prioridad de la bancada de gobierno?
—En todas las instancias presupuestales, tanto en el Presupuesto como en las dos rendiciones de cuentas anteriores, el Parlamento le asignó mayor cantidad de recursos a la ANEP, a la Udelar y a la Utec que lo que a priori mandó el Ejecutivo en el proyecto remitido. Ahora lo que vamos a tener son reuniones tanto con el presidente de la ANEP como con el rector de la Udelar. La idea es charlar con ellos, de la misma manera que lo hicimos en años anteriores, y si hay planteos razonables que tienen la necesidad de ser priorizados, desde el Parlamento se va a tener el mismo tipo de actitud que en años anteriores.
—¿Y la implementación de la reforma educativa merecerá más recursos este año?
—Veremos. Ese es un tema no menor. Más allá de lo que se asignó en el Presupuesto, ya había algo incremental para este año. No solamente en educación. Todavía el porcentaje del fondo que se obtendría por la distribución del espectro radioeléctrico no le llegó a la ANEP, pero es un montón de dinero con exclusivo destino la ANEP. Cuando lo tenga, es plata fresca para hacer.
—El diputado del Partido Independiente, Iván Posada, cuestionó la rebaja del Impuesto a la Asistencia de la Seguridad Social (IASS), porque beneficia a un sector de la población que no tiene problemas, mientras que no se atiende a la primera infancia, donde la pobreza es mucho más alta. ¿Ustedes qué contestan ante ese argumento?
—Dos cosas. La primera: los partidos que hoy formamos parte de la coalición de gobierno, en el origen de lo que fue el IASS —un IRPF para jubilados que, sentencia mediante, se declaró inconstitucional y el “recalculando” derivó en IASS—, estuvimos todos en contra. Entonces, sería incongruente que se nos cuestione que hoy estando en el gobierno no impulsemos esto, cuando además en el Compromiso por el país nos comprometimos a transitar un camino de gradual desgravación del impuesto. Segundo, es verdad en cuanto a que hay aspectos vinculados a la primera infancia y a la infantilización de la pobreza que son mucho más graves que en los adultos mayores. En ese sentido, se transitaron y se adoptaron medidas en la reforma de la seguridad social, justamente para poder contar con mayores recursos para atender esa problemática. Por otra parte, todos sabemos, que los abuelos, jubilados y pensionistas, ¿solamente se financian sus gastos? ¿Pero cuántos jubilados y pensionistas muchas veces ayudan a mantener a sus hijos o sus nietos? Cuando analizamos los ingresos de jubilados y pensionistas, no podemos analizarlos como que son solamente recursos y se financian a sí mismos. Además, se han tomado medidas y se han destinado recursos para primera infancia: en la Rendición de Cuentas de 2021 se destinaron 200 millones de dólares, 50 por año. ¿Es poco? ¿Es mucho? Nunca se había hecho y nunca se habían destinado recursos focalizados de esta manera.
—Usted dijo que la interpelación le dejó un retrogusto amargo. ¿Es un nuevo quiebre con Cabildo Abierto?
—No es un quiebre. Sí podríamos catalogarlo como un nuevo episodio, entre idas y vueltas, dentro de la coalición. En ese marco, ha habido matices y diferencias. Algunas muy intensas. Muchas conocidas por la prensa y afortunadamente bastantes, sobre todo al principio, que no vieron la luz, porque se atendieron de una forma responsable y se pudo solucionar con mucho diálogo. Este episodio, tal vez, al igual que lo que tuvimos en las últimas semanas, de la reforma de la seguridad social, lo que ha tenido es una expresión pública, una manifestación pública, que son las que entendemos que no deberían darse. ¿Que existan diferencias es legítimo? Por supuesto. Pero ¿qué es lo razonable? ¿Cuál debería ser el camino para viabilizar y canalizar esas diferencias? Puertas para adentro. Hablando, compartiendo y debatiendo. Eso debería ser la forma. Cuando se llega a la interpelación, a lo largo de la última semana, nosotros —y yo particularmente— veníamos teniendo diálogos con algún diputado de Cabildo, a efectos de que había matices. Como había matices, en lo personal, porque me toca ser el redactor de las mociones, y sabedor de esos matices, lo que le hice saber al diputado de Cabildo Abierto fue que si había que redactar una moción que contemplase esos matices, había voluntad política del Partido Nacional. Por supuesto que había que sentarse a escribir, esmerarse un poquito más, apretar las neuronas. Desde Cabildo Abierto se valoró esa buena voluntad y lo único que se nos pidió es que a diferencia de otras ocasiones no estuviera circulando durante la interpelación un texto de moción. Nosotros dijimos: “fantástico”. Recién en la madrugada estaba el texto, porque estábamos actuando en consecuencia de lo hablado. Cuando a las diez y pico de la noche, Cabildo nos hace saber que su voluntad era presentar una moción aparte, le preguntamos en qué consistía esa moción y respondieron que estaban viendo, pero que iba a haber críticas al Frente y al gobierno, pero decían que todavía no la tenían escrita. Le dijimos que estaba bien, pero que cuando la tuvieran estaría bueno conocerla. Y volvieron a decir que todo se iba a definir después de que hablara el diputado Perrone, uno de los últimos en hacer uso de la palabra. No había mucho margen. Cuando a mí me toca comenzar a hablar, a eso de las siete de la mañana, Perrone se reúne con el presidente de la cámara, Sebastián Andújar, y le traslada los términos de la moción. Nosotros, sin conocer la moción, ya le habíamos advertido que era obvio que el Frente Amplio iba a acompañar los puntos de crítica a la actual gestión, y que nosotros no íbamos a convalidar una moción que en su concepto general tuviese críticas al gobierno y a las políticas hechas por el gobierno con los votos del Frente. Tampoco queríamos aprobar una moción que en ningún momento daba por satisfactorias las respuestas brindadas por Heber. Cuando uno en el Parlamento quiere acordar, lo mínimo que tiene que hacer, o por lo menos aparentar, es que tiene la voluntad de acordar. Si eso no existe, a mí que vengan a las siete y media de la mañana a decir: “Esto es lo que vamos a presentar, ¿lo votan o no lo votan?”…
—¿Se sintieron traicionados de alguna manera?
—No, ese no es el término.
—¿Cuál es el término?
—Nosotros actuamos de buena fe.
—¿Y Cabildo no?
—Cada uno se hace responsable por su forma de actuar. Nosotros actuamos de buena fe.
—¿Y ustedes por qué no votaron los incisos de la moción de Cabildo que criticaban al Frente Amplio?
—Porque en el Parlamento la cosa no es a los ponchazos. Porque si Cabildo Abierto reclama, y es legítimo que lo haga, al Partido Nacional no se le viene a las siete y media de la mañana a decirle: “Esto es lo que vamos a votar, vótenlo”. No es la forma. Si hubiese habido otra forma de actuación, con más margen de negociación, no lo hubiera descartado.
—Usted dio a entender en una entrevista con En Perspectiva que Cabildo actuó con ingenuidad o inexperiencia política; ¿cree que fue así o en realidad estaban buscando eso?
—Yo no voy a atribuir intenciones. Ahora, la experiencia te marcaba que si Cabildo presentaba una moción que tenía aspectos críticos con las administraciones del Frente Amplio y con la actual administración, la consecuencia natural era que le iban a votar las críticas a este gobierno y “¡retruco!, y te meto la moción de censura”. Y eso fue lo que pasó. ¿Esa fue la voluntad de Cabildo? No lo sé. ¿Que fue advertido de que eso iba a pasar? Eso sí lo sé, porque se lo advertimos. Somos todos grandes y cruzamos la calle solos.
—También dijo en esa misma entrevista que estaba acostumbrado a tratar con otras fuerzas políticas que se manejan de otra manera, ¿tiene nuevos códigos Cabildo, no tiene códigos?
—Cuando uno quiere acordar, hay formas de acordar. A eso me refiero.
—¿Tiene menos códigos que la oposición?
—No, yo no voy a calificar. Yo lo que evalué es un episodio concreto. Creo que hubo una definición política de Cabildo, que es legítima, Ahora, si uno toma una definición política, se tiene que hacer cargo de sus consecuencias.
—Justamente, hablando de consecuencias, ¿cómo queda la salud de la coalición después de un nuevo quiebre en el gobierno?
—A ver, yo no te voy a negar… acá hay que saber diferenciar las relaciones políticas de las relaciones personales. Las relaciones políticas van a seguir estando, porque en la medida que no haya una definición de Cabildo de dejar de pertenecer a la coalición, ese vínculo va a seguir existiendo. Ahora, el tema son los vínculos personales. Porque más allá de las diferencias y los matices, y sabiendo que cada uno juega un rol, se pierde esa confianza interpersonal… eso es lo más jodido.
—Aquello de la palabra empeñada.
—Por lo menos decir: “Che, vamos a trabajar en conjunto esto”.
—Entonces eso de la palabra empeñada, de ahora en más, puede estar en discusión con Cabildo.
—Para mí, lo más importante en las personas es su palabra. Creo que, a lo largo de todos estos años, varios diputados hemos demostrado que más allá de la posición de los partidos, tenemos una voluntad coalicionista. Y que todos los días la tratamos de cuidar, y muchas veces tal vez nos mordemos la lengua para cuidar ese espíritu coalicionista, porque entendemos que hay un interés superior. Pero cuando los vínculos personales se pierden o entran en una nebulosa, ya es difícil volver.