Nº 2234 - 20 al 26 de Julio de 2023
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNo conozco a nadie que luego de ser dirigente futbolístico de primer nivel se atreviera a cuestionar públicamente el desarrollo de esa actividad y reniegue de volver a ocupar algún cargo de dirección. Es, por lo menos, llamativo.
En ese sentido, a los 55 años el abogado penalista Jorge Barrera se ha convertido en una mosca blanca. El 24 de junio en una entrevista realizada por Joaquín Symonds en Montevideo Portal descartó de plano (“incuestionable”, remarcó) volver a desempeñarse como dirigente deportivo. En cambio, dejó la puerta abierta para volver a transitar por la política partidaria, aunque recién luego de jubilarse como abogado y como docente.
En la entrevista fundamentó —escuetamente y sin detalles porque el periodista no le preguntó— la razón por la que no quiere volver a desempeñarse como dirigente deportivo y por qué en cambio admite una futura actividad política. Es que considera que lo que ocurre en política “al lado del fútbol es un juego de niños”. El fútbol “es más cruel”, sentenció.
No lo dijo pero es un hecho que en la actividad política los controles son constantes entre el oficialismo y la oposición y por parte de organismos oficiales, que cumplen ese cometido, y cuando alguien abusa de su poder y pone la mano en la lata fiscales y jueces lo atrapan.
No se trata de la opinión de un improvisado. Barrera es experto en las dos áreas. Fue diputado colorado entre 2000 y 2005 durante la presidencia de Jorge Batlle, ejerció como delegado de Peñarol ante la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), desempeñó la vicepresidencia de ese organismo y fue presidente de Peñarol entre 2017 y 2020. Para considerar sus observaciones hay que tener en cuenta el valor agregado de su especialidad como abogado.
Debido a esos antecedentes conoce desde la propia médula irregularidades, arbitrariedades o delitos en todas las áreas del fútbol. Quizá cuando comenzó como dirigente a su paso fueron saltando ranas y fue escéptico o tal vez ingenuo. Pero los hechos descarnados terminaron por convencerlo. Tal vez el mayor escándalo de la historia ocurrió durante su gestión como vicepresidente de la AUF, cuando fue testigo directo del estallido de la corrupción universal destapada en la FIFA que en diciembre de 2015 terminó con varios dirigentes entre rejas e imputados de actos de corrupción a través de la actuación de la Justicia suiza.
Esos hechos salpicaron a Uruguay. Con la intervención del entonces fiscal de crimen organizado, Juan Gómez, la jueza de esa especialidad Adriana de los Santos procesó con prisión a Eugenio Figueredo por estafa y lavado de activos. El criminal fue presidente y vicepresidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol entre 1993 y 2013 pero su siembra corrupta había comenzado entre 1997 y 2006, cuando presidió la AUF. ¡Menudo poder! Otros dirigentes deportivos uruguayos de entonces, que aún siguen en actividad, también estuvieron involucrados.
Un estudio de 2008 de las facultades de Psicología y Ciencias Sociales en coordinación con la AUF sostiene que en el fútbol uruguayo circulaban entonces casi 330 millones de dólares anuales, que representaban el 0,62% del Producto Bruto Interno. En los cinco años transcurridos desde entonces el movimiento de dinero se ha multiplicado debido al aumento del valor de mercado de los jugadores y el mayor interés y la participación millonaria de empresas por las transmisiones de televisión.
La Secretaría Nacional para la Lucha contra el Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo (Senaclaft), a cuyo frente está el exjuez Jorge Chediak, comenzó en el segundo semestre de 2021 a fiscalizar a las organizaciones sin fines de lucro obligadas a reportar operaciones de lavado de activos. Entre ellas hay 57 organizaciones deportivas que superan las franjas de ingresos anuales o de valor de activos establecidos legalmente. Entre esas organizaciones están varios clubes de fútbol.
Barrera no explicitó las razones que lo llevaron a su terminante decisión pero le ha confiado a amigos algunos hechos señalados en los párrafos anteriores, a los que se añaden las “feroces” luchas por ocupar cargos de dirección en los clubes y en la AUF, reiterados conflictos entre personas e instituciones y la incontenible violencia de organizaciones de hinchas que parecen incontrolables.
A ningún observador desapasionado le es ajena la persistente opacidad de la FIFA —que no se terminó en 2015—, el contubernio que cuece la Confederación Sudamericana y la creciente corrupción con la complicidad de dirigentes de la región. Todo está relacionado con lo que ocurre en diversos países, como por ejemplo España, Francia, Inglaterra e Italia, por no citar la descomposición en la vecina Argentina, cuyo virus atraviesa las fronteras y se mezcla con los uruguayos. Las líneas rojas entre el dinero, el poder y la corrupción son cada vez más difusas y los controles menos eficaces.
La decisión que comunicó Barrera en la entrevista pasó sin pena ni gloria. Ni el más ignoto dirigente se atrevió a comentarla. En esa cancha la mugre se barre bajo la alfombra y se aplica un dicho popular basado en la reciprocidad: “Hoy por vos, mañana por mí”.
Seguramente Chediak y la Senaclaft consideren más apropiado otro aserto: “Una mano lava la otra y las dos lavan la cara”.
Así nos va.