Las visitas a la casa donde viven los seis ex presos de Guantánamo son constantes. El lunes 15 sobre la tarde llegó una mujer junto a dirigentes sindicales. Los saludó y les preguntó: “¿Cómo están?”
Las visitas a la casa donde viven los seis ex presos de Guantánamo son constantes. El lunes 15 sobre la tarde llegó una mujer junto a dirigentes sindicales. Los saludó y les preguntó: “¿Cómo están?”
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá—“Very good”, contestó uno de los refugiados.
Fernando Gambera, uno de los referentes del PIT-CNT, lo miró y le dijo: “No, acá español. Decí ‘todo bien’”.
El ex detenido sonrió y sin decir nada sacó una libreta. Tomó nota y la guardó.
Ayer miércoles, Gambera volvió a la casa con alimentos y se cruzó con él.
—“¿Cómo estás?”.
—“Todo bien”, le respondió levantando sus dos pulgares.
Para el dirigente “es increíble lo rápido que se están adaptando”. Dice que “aunque podrá haber algunos pocos que tengan miedo, se demuestra que Uruguay tomó una buena decisión”.
Once días atrás, los seis ex detenidos en Guantánamo llegaron a Montevideo, un lugar desconocido para ellos, encapuchados y con grilletes en sus pies. Pasaron tres días en controles médicos y luego fueron trasladados a una casa en Palermo, cedida por el PIT-CNT, donde comenzaron una nueva vida. En su primera semana recorrieron ferias y playas, faenaron un cordero, conocieron balnearios como Pinamar y caminaron por la rambla y las calles cercanas a su hogar. Su única actividad fija son tres horas diarias de curso de español.
“Ahora sentimos que nos encontramos en casa y con nuestra familia”, dijeron los ex detenidos Abdul Din Mohammed Tawes, Jihad Ahmad Deyab, Ahmed Adnan Ajam, Ali Hussein Shaaban, Abd al Hadi Faraj y Mohammed Abdullah Matan, en una carta divulgada la tarde del martes 16.
Hasta entonces, cinco de los seis habían logrado hablar con sus familias pero Abd al Hadi Faraj, “el carnicero”, como lo llaman tras cocinar el cordero, no lo conseguía. Repetía una y otra vez un número telefónico de memoria, pero al llamar nadie respondía. Finalmente, el martes por la noche logró comunicarse, según confirmó Gambera a Búsqueda.
Mientras conversaba en árabe, se le caían las lágrimas y tanto sus compañeros como los representantes del gobierno y los sindicalistas lo abrazaron. Luego de eso, volvieron a salir de paseo hasta la escollera Sarandí.
El martes 16 el presidente José Mujica dio una conferencia de prensa junto a los coordinadores del PIT-CNT en la sede sindical. Allí mostró tres documentos: una carta firmada por los ex detenidos, la autobiografía “In the line of fire” del ex presidente pakistaní Pervez Musharraf y una carta del Departamento de Estado norteamericano.
En el documento fechado el 2 de diciembre y firmado por Clifford M. Sloan, funcionario designado por Obama para trabajar en la clausura de Guantánamo, se asegura que “no existe información que demuestre que estas personas estuvieran involucradas o hubieran facilitado actividades terroristas en contra de los Estados Unidos, sus socios o aliados”.
“Nunca dudé, por sentido común, que esta gente se estaba comiendo un fenomenal garrón. Si se los quieren sacar de arriba y no pueden es porque son un garrón. De lo contrario, ni el olor le encontramos”, dijo Mujica.
Por su parte, el mandatario relató que consultó al presidente de Cuba, Raúl Castro, quien le dijo “dale para adelante”, y resaltó la “fuerza moral” que le da a Uruguay.
“Eso cuenta desde el punto de vista diplomático y del reconocimiento internacional. Adoptamos una actitud de principios en un mundo donde no se adoptan, pero en el fondo sabíamos que estábamos contribuyendo a elevar la consideración de la sociedad uruguaya”, agregó.
Los primeros agradecidos fueron los refugiados, quienes en su carta elogiaron al presidente, a los sindicalistas y al pueblo uruguayo. Allí reconocen que al viajar hacia Uruguay sentían “tristeza” porque preferían retornar a sus países de origen, pero ni bien llegaron ese sentimiento cambió.
“Cuando nos sacaron los grilletes y las capuchas y bajamos del avión vimos muchas caras con grandes sonrisas, y cuando nos abrazaron al saludarnos sentimos que nuestras familias, nuestros padres y hermanos nos abrazaron y todo el sufrimiento padecido en el vuelo fue como si no hubiera existido, el dolor se había ido. Nuestra incertidumbre de no saber hacia dónde íbamos se transformó en certeza de estar en Uruguay y poder comenzar una nueva vida en este país. Un país donde nos respetan es nuestro país”, indica la carta.
La pantalla de la computadora muestra al personaje Mr. Bean, interpretado por el actor Rowan Atkinson. El británico está en su cama. Nota que llega tarde al dentista y sale corriendo por la calle de pijama con un oso de peluche en brazos.
Fernando Pereira, uno de los coordinadores del PIT-CNT, mira asombrado y no puede contener la risa. Pero no es por Mr. Bean sino al ver cómo ríe uno de los ex presos de Guantánamo, que es quien ve la serie sentado en el living de la casa que le brindó la central sindical.
El dirigente quedó sorprendido por “lo bien” que se los ve y “lo contentos que están con Uruguay”. Además resaltó la “ética de la solidaridad” que llevó adelante el movimiento sindical y “la sociedad entera”.
Agregó que esta labor continuará, ya que el PIT-CNT elaborará el perfil laboral de los ex detenidos para facilitarles el acceso al trabajo. En los últimos días la central sindical recibió 30 propuestas de empresas dispuestas a brindar una fuente laboral.
Y adelantó que Ali Hussein Shaaban, quien llegó con problemas de visión, será inscripto en el registro del Hospital de Ojos para que pueda ser operado a la brevedad.
“Ver lo que se puede lograr y cómo la sociedad aporta su grano de arena son cosas que a uno lo hacen sentir orgulloso de ser uruguayo”, afirmó.