De vuelta a lo cotidiano

En cuanto a la eterna lucha entre los dos equipos grandes, Nacional hoy corre con ventaja. Tras su desafortunado debut, el tricolor ha ganado los demás partidos que ha jugado, en una línea de fútbol que, sin llegar a un nivel superlativo, le ha permitido escalar al segundo lugar del actual torneo. En tal sentido, jugó un rol importante su victoria ante Liverpool, en la tercera fecha, apenas a pocos días de su dura eliminación ante el Atlético Goianiense. De allí en más, el tricolor siguió ganando y el técnico Repetto parece haber encontrado finalmente, tras varias pruebas, una base de equipo titular. Desde la seguridad de Rochet en el arco, la exuberancia de Marichal en la zaga, las subidas de Cándido por su lateral hasta el siempre eficiente aporte de Carballo en marca y definición. La cuestión que aún debe dilucidar es encontrar la mejor ubicación o el rol de Suárez dentro del equipo. Por algunos pasajes se retrasa, procurando ser el lanzador de sus ocasionales socios en la ofensiva, y aunque sus habilitaciones suelen ser precisas, las respuestas recibidas no siempre lo han sido. Empero, en el último partido, encontró en Ocampo a alguien que, en varias ocasiones, se conectó con él en buena forma, incluso situándolo de cara al gol apenas iniciado el juego, chance que el goleador celeste desperdició en forma poco creíble. El otro tema que el técnico debe dilucidar es si no puede resultar más productivo para el equipo que Suárez juegue más cerca del área rival, y en tal caso, quién debe acompañarlo en esa tarea. Aferrado Repetto a un rígido esquema táctico (1-4-4-2) la cuestión es mantener a Fagúndez, tal como ocurriera hasta ahora, o sumar otro delantero neto, como el argentino Gigliotti o el Colorado Ramírez. Lo que sí está claro es que Luis está aún lejos de su mejor condición físico-futbolística y que, por tal razón (aunque la ansiedad de los hinchas tricolores es mucha) no ha podido aparecer aún en su real dimensión de goleador. Lo que no obsta para que Nacional siga firme como escolta del darsenero en la tabla del Clausura, e incluso estirando aún más la ya apreciable ventaja que le lleva a su tradicional rival en la decisiva Tabla Anual.

Si observamos el panorama aurinegro, renovado el plantel con ocho nuevos futbolistas, era dable esperar un inevitable repunte, respecto a la muy pobre gestión cumplida durante la primera parte del año. Más aún, por cuanto la obtención del Torneo Clausura resulta casi imprescindible para mantener enhiestas sus aspiraciones de revalidar el título de la temporada anterior. Sin embargo, aquella caída ante Fénix, en su debut en este Clausura, tuvo una consecuencia inesperada: la intempestiva renuncia del técnico Larriera. Ante ello, tras fracasar en su intento por retenerlo, la dirigencia aurinegra contrató a Leonardo Ramos, con un exitoso pasaje en el club pocos años antes. Casi sin tiempo de trabajo, se estrenó con una trabajosa victoria ante Defensor Sporting, a la que siguió otra ante Albion. A diferencia del esquema táctico del técnico renunciante —que privilegiaba la tenencia del balón y el fútbol por las puntas— el recién asumido ha optado por un juego más vertical y directo, con Viatri bajando unos metros en la cancha, pero acompañado por un nueve de área (alternando entre Rivero y Bentancurt). Si bien defensivamente mantuvo cierta solidez, a Peñarol le ha seguido costando mucho concretar ante el arco rival (ante Albion ganó con dos goles en contra de un mismo jugador), y cuando pudo colocarse en ventaja —como ocurrió en este último partido ante Deportivo Maldonado— no supo sacar partido de alguna chance para liquidarlo, y tras un aislado contragolpe, el rival llegó al empate con un autogol de Viatri, a la salida de un tiro de esquina.