N° 2032 - 08 al 14 de Agosto de 2019
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáManny Pacman Pacquiao es el nuevo supercampeón Welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Lo logró hace dos semanas en Las Vegas, pero el detalle que nos concierne hoy es que Pacquiao tiene 40 años. Ya fue leyenda en varias categorías de boxeo, ya se cayó muchas veces y se levantó, para ser considerado uno de los mejores boxeadores del siglo, sin importar la categoría. ¿Su otro trabajo? Senador en su querido país: Filipinas.
Casi al mismo tiempo de esa consagración fueron las finales del último torneo de Wimbledon, en caballeros. Los protagonistas también fueron veteranos, que siguen dominando la escena: Djokovic, Federer, Nadal. Federer, con sus casi 38 años, estuvo a un golpe de quedarse con su Grand Slam 21.
Otro que se cayó y se levantó muchas veces y sigue ocupando el lugar que las nuevas generaciones no pueden es el golfista Tiger Woods, que cuando parecía imposible vuelve a ganar un Mayor.
En su columna para El País de Madrid, Toni Nadal, tío, entrenador y mentor de Rafael Nadal, se hace la misma pregunta que nos asalta en estos momentos: ¿qué pasa (en el tenis, pero también extrapolable a otros ámbitos) que la nueva generación no consigue desbancar a los dominadores más veteranos? Su explicación no es políticamente correcta, probablemente por eso tan acertada. “Yo lo resumiría diciendo que, en el aspecto formativo, todo lo que se facilita en exceso debilita”, apunta Toni. “Actualmente estamos pagando las consecuencias de haber sido demasiado cuidadosos con los chavales y demasiado condescendientes con ellos, consintiéndoles los caprichos como si fueran una necesidad y justificando las faltas como si fueran producto de la mala suerte”. El tío de Nadal invita a los jóvenes a que aprecien lo que tienen y advierte que el día en que las cosas no salgan bien no deberán bajar los brazos ni poner mala cara.
Luego se refiere a los grandes campeones veteranos y dice que cuando están en un buen día siempre ganan, y los días malos también son capaces de hacerlo. “Jamás se rinden”, continúa, “porque les obligaron a no quejarse, a aceptar la adversidad y a aguantar siempre un poco más”. Aquello de la tolerancia a la frustración.
Nuestra sociedad ha tomado un camino cada vez más socialista en sus diversos formatos, lleno de regulaciones y controles, con gobernantes que no saben qué hacer con una población que crece desproporcionadamente. Es el Gran Hermano Estado tratando de que cada vez nos parezcamos más entre todos y que estemos a salvo de cualquier intento extraordinario de vivenciar más de la cuenta.
Un claro ejemplo de esto también nos llega del deporte, esta vez de la Fórmula Uno. Jeremy Clarkson, el hombre que llevó el programa de la BBC Top Gear (básicamente, entretenimiento con base en el deporte automotor) a ser el más visto en la historia de la cadena, hizo una crítica brutal a la superregulación de las carreras. Dijo que la F1 es una demostración de la “ridiculez” y el “aburrimiento” al que puede llegar algo demasiado regulado. El colmo son los circuitos donde casi no se pueden hacer sobrepasos. Y si se los hace, hay una suerte de comité supervisor que decide si el sobrepaso fue demasiado rudo. Normalmente, sancionan a los más audaces. Los más jóvenes terminan domesticados y todo consiste en que el mejor auto tome la punta y chau. Si se tratase de boxeo, sería como controlar si los golpes son demasiado fuertes (en la cabecita de alguno ese sería el sueño). Dice Clarkson: “El mundo está lleno de gente dispuesta a correr riesgos. Siempre fue así. ¡Dejen que corran!”.
Pero no dejar correr e igualar para abajo parece ser la regla. Y ante todo esto, nuestro gobierno llega al colmo escondiendo el informe del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEED). Más importante que el fracaso del plan educativo de la izquierda revelado en dicho informe, para Wilson Netto, presidente de la ANEP, era llegar a las elecciones sin mostrar su contenido, que deja muy mal parados a los formadores de las nuevas generaciones. El problema es mucho más profundo que engañar al electorado. Hay que verse frente al espejo y volver a las raíces libertarias que necesita el ser humano para explotar todo su potencial. Eso es lo importante y lo que no se está haciendo en el sistema educativo.
Adoptemos el final de la columna de Toni Nadal: “La capacidad de aguante, la perseverancia cuando la cosa viene mal dada, el compromiso y la pasión por lo que uno hace. Todos ellos son valores que bien nos vendría recuperar si fuéramos capaces de no confundir la vida real con un mundo feliz”. Y, apuntando a todos los ámbitos, cierra con “ya nos lo advirtió Aldous Huxley hace casi cien años”.
Y agreguemos: ¡dejemos correr!
?? No vale todo