• Cotizaciones
    jueves 24 de abril de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Del latín mediocris

    N° 1992 - 25 al 31 de Octubre de 2018

    Mediocre: una palabra que impone respeto. De esas que hay que pronunciar con énfasis y que suenan de una manera intensa y provocadora. Siempre es bueno rastrear el origen de ese tipo de vocablos para saber un poco más acerca de dónde encontraron su fortaleza.

    Viene de la palabra latina mediocris y significa medio o común. Está compuesta etimológicamente por medius —“medio o intermedio”— y ocris —“montaña o peñasco”—, por lo que define a alguien que se queda a mitad de camino en lugar de llegar a la cima de la montaña. 

    Es muy significativo que sea el latín, el idioma madre de las lenguas romances como el español, el italiano y el portugués, el que dio inicio a ese vocablo. Más revelador todavía es que el inglés, que proviene de las lenguas germánicas, no tenga una palabra similar y también utilice mediocre, aunque con otra pronunciación, para definir a ese tipo de personas.

    Esto explica muchas cosas. Los idiomas son un reflejo de las culturas y la latina se asienta en la mitad de la montaña sin intenciones de seguir escalando demasiado. Por supuesto que muchos sí lo hacen, pero siempre tienen cerca a los mediocres que se encargan de hacerles el camino insoportable.

    Uruguay es un fiel reflejo de este fenómeno. Aquí el punto medio ejerce una fuerza de gravedad que atrae de una manera casi irresistible. Son pocos los que logran despegarse de ese imán y son vistos como especímenes extraños a los que hay que aislar.

     Es cierto que así las cosas no hay grandes extremos, pero también se genera una exaltación exasperante de lo insulso y anodino. El éxito es visto como algo sospechoso. El camino diferente es el que menos tránsito tiene y el que más lejos queda. La innovación provoca irritación y el statu quo es el rey. Esto va mucho más allá de ideologías, credos o partidos políticos. Es parte de la idiosincrasia oriental y gran responsable de la siesta constante en la que vivimos.

    Tres ejemplos de los últimos días sirven para ilustrar esta mediocridad que explica a un país tan estable y tranquilo que parece que flotara como una balsa a la deriva en el océano. Los tres surgen de acontecimientos con cierta relación entre sí y que fueron informados por Búsqueda en su última edición.

    El primero es acerca de las repercusiones generadas por la noticia brindada por el semanario sobre el surgimiento de Juan Sartori como nuevo precandidato presidencial en el Partido Nacional. Fue uno de los principales temas de los últimos días. Todos tenían algo para decir. No hubo casi ningún medio de comunicación escrito, radial o televisivo que no se refiriera al asunto.

    Algunos intentaron profundizar en la información para descifrar esta nueva jugada política que sacudió la parsimonia generalizada. Pero otros, con importante audiencia y repercusión, se dedicaron a rastrear quién había sido la fuente de Búsqueda. Insólito. Lo importante para ellos no es la información: es la fuente que la brinda. Muy mediocre y con el sello uruguayo.

    En Estados Unidos renunció un presidente luego de una extensa investigación periodística. La noticia original del caso conocido como Watergate la dio The Washington Post, pero luego se sumaron a la carrera The New York Times y otros medios importantes. A ningún periodista se le ocurrió que lo trascendente era el supuesto soplón en lugar de los hechos.

    Pero en la sureña penillanura levemente ondulada se castiga a la primicia o se la intenta desacreditar inmediatamente. “Esto es porque hablan con Fulano” o “es obvio que es una maniobra de Mengano”. ¿Y? Para hacer periodismo hay que hablar con Fulano, Mengano y Perengano y confirmar los hechos para después publicarlos. ¿Acaso no es eso lo importante? ¿Qué más quiere un periodista que hablar todo lo posible con los principales protagonistas? ¿Es necesario aclararlo? Así ocurre en la tierra en la que todo parece ser una conspiración.

    El segundo ejemplo es la reacción que generó Sartori en una parte importante del sistema político, y muy especialmente en el Partido Nacional, donde pretende competir. No fue de brazos abiertos que lo recibieron. Otra vez se impuso el statu quo, y le llovieron críticas por su osadía.

    Un empresario exitoso en el exterior menor de 40 años sin haber pasado demasiado tiempo en Uruguay genera urticaria. Capaz que merece las críticas y que resulta siendo un desubicado, pero muchos tienen esa primera reacción sin siquiera averiguar nada. Es mejor no darle una oportunidad. Que nadie de afuera venga a sacudir el estanque. Otra vez la mediocridad como la triunfadora local.

    Así también ocurre en el tercer ejemplo pero al revés: uno de cada cuatro egresados de la Facultad de Ciencias de Uruguay decide emigrar a otros países porque aquí no encuentra espacios, según informó Búsqueda la semana pasada a partir de declaraciones del decano Juan Cristina.

    Casi todos los egresados de Ciencias cuentan con empleo, pero 45% trabaja en la Universidad de la República como docente o investigador y 22% en organismos públicos, con importante presencia en el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable. En cuanto a los demás egresados, la mayoría se va.

    El panorama es desolador. Los investigadores científicos son los que hacen la diferencia. Así lo demuestran todos los períodos de la historia. Pues en Uruguay muchos prefieren no quedarse porque las opciones laborales son la academia o el Estado. La pista para ellos es larga y el despegue casi nunca llega. 

    Así también expulsa a sus talentos el país en el que la medianía gana la batalla cotidiana y se encarga de formar una capa de niebla en el ambiente. Así vivimos, rodeados de una especie de gelatina gris y espesa que dificulta cada uno de nuestros movimientos. Mucho más si ellos implican separarse del resto.

    Mediocres por todos lados que se quedan mientras los otros emigran u optan por ocultar sus éxitos. Porque la otra cara de la mediocridad es la envidia, el pecado capital por excelencia de los uruguayos. Y no hay nada más destructivo que la envidia. Es muy poco lo que se puede avanzar con ese sentimiento esparcido como si fuera un virus. Talento sobra por aquí, el tema es generar los lugares para que pueda desarrollarse. Parece obvio ¿no? Pero no lo es. Y ese es el problema.

    ?? No tan distintos