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Así empieza el himno del pueblo argentino. Al que le deseamos prosperidad.
Y los libres del mundo responden.
Si Argentina hace en economía lo que Fernández dijo en su discurso inaugural, entonces el colapso económico será total y más pronto de lo esperado, aunque tengan todos para comer... No hay tal cosa como el mencionado “orden en la economía” que traiga prosperidad. Nadie inventó la prosperidad manejada desde el Estado, seguro no como un mínimo ingrediente. Solo libertad de actividad e impuestos bajos hacen que alguien invierta sin buscar retornos a corto plazo. Economía real, sin basarse en imprimir papelitos de colores en un banco.
Que Macri haya sacado más de 40% de los votos a pesar del desastre causado por su demora en tomar medidas hacia el libre mercado habla bien de algunos argentinos. Pero Macri justamente no actuó a tiempo para sacarle la pata de encima a la economía y darle vuelo a lo que viabiliza a todas las sociedades prósperas: la libertad económica. Libertad económica que ausente inviabiliza a todas las demás sociedades. Son equivalentes: libertad económica es igual a sociedad próspera. No por definición ni por razonamiento, sino empíricamente.
Ahora, los FK dan pasos otra vez, al menos en su retórica, hacia la economía planificada... Ojalá me equivoque y Fernández sorprenda a todos. Con un discurso neolatinoamericano equivocado, pero al menos con acciones que, para usar sus palabras, hagan a la economía un suelo fértil para que las mayorías planten y cosechen. O sea, que las mayorías trabajen, ahorren, inviertan, den trabajo, compren, vendan. Eso es la economía, la que siempre paga las cuentas de todo lo demás. La que atrae inversión, la que paga las ambiciones sociales más nobles. La economía de la clase media, no de las grandes corporaciones acostadas con el gobierno, operando en Zonas Francas que se llevan la leche nacional a otros tambos muy lejos del querido país.
Un caro error de diagnóstico, que los argentinos pagarán pronto. O sea... un tibio “(no) reformista” (Macri) no hace lo necesario para que la economía despegue, solo lo aparenta. Luego los resultados, que no solo no vienen, sino que la situación empeora en parte también debido a la herencia K. No repechó. Luego, con base en ese fracaso, gana quien dice que hará lo contrario a lo que debió hacer el primero.
Ojalá sea un gracioso baile entre la retórica y la realidad, y que Fernández en vez de hacer lo que dice que va a hacer, haga lo que debió hacer Macri. Por ahora, parece improbable.
Verán en trono a la noble igualdad, pero si van por el camino equivocado, no van a tener qué repartir.
Ojalá nuestro próximo presidente tenga el coraje de viabilizar la economía de las mayorías. Si no, Uruguay solo seguirá un camino solo más elegante de decadencia y necesaria emigración de numerosos jóvenes que no hereden dinero pero sí ambición.
¡Suerte, Uruguay, suerte, presidente Lacalle Pou, y mucha fuerza todos para seguir por otros caminos que nuestros vecinos!
Ing. Monestier