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    El éxito se mide en clave de libertad

    N° 2062 - 05 al 11 de Marzo de 2020

    “Si al final del período (de gobierno) los uruguayos son más libres, habremos hecho bien las cosas. De lo contrario, habremos fallado en lo esencial”. Tiene razón el presidente Luis Lacalle Pou: lo esencial es la libertad. Y nuestro himno nos lo recuerda: “Libertad, libertad, orientales, libertad o con gloria morir”. ¿Pero a qué libertades se refiere?

    Uruguay tiene una larga y rica historia de libertades civiles, políticas y religiosas. Hemos sido pioneros en estas lides desde que nacimos como nación.

    Nunca adulteramos una elección, ni siquiera en el plebiscito de 1980 bajo un régimen de facto. La libertad de prensa, de pensamiento y de asociación han sido (y son) reconocidas a escala global por su amplitud y solidez. Las mujeres, los niños y hasta los esclavos vieron plasmar sus derechos civiles mucho antes que en otros países más antiguos o más desarrollados. Pero donde tenemos un debe es en la libertad de comercio.

    Casi ningún compatriota está dispuesto a morir (con o sin gloria) para terminar con un monopolio que le restringe su derecho a elegir libremente los productos o servicios que desee consumir. Casi nadie se ha quejado en forma virulenta contra el oprobioso “corralito mutual”, la obligatoriedad de la “inclusión financiera”, la casi imposibilidad de portar armas para defendernos o las varias restricciones al comercio a través de regulaciones absurdas, solicitudes de permisos especiales o tener que informar todo lo que uno hace al Gran Hermano.

    Existen varias maneras de medir en forma objetiva y cuantitativa si los ciudadanos de un país son más o menos libres que otros a la hora de hacer negocios.

    Como bien dice el presidente, la libertad es esencial. Es la base de la prosperidad de las naciones. Los países más libres (económicamente hablando) tienen un mayor ingreso per cápita; sus ciudadanos “pobres” viven mucho mejor que los ciudadanos de clase media de los países reprimidos; son más educados (tanto en términos de educación formal como de educación cívica); y a raíz de estos factores, son países más seguros, menos corruptos y donde los delincuentes están detrás de las rejas, no los ciudadanos honestos y temerosos del vandalismo.

    Ya que el presidente nos ha invitado “a trabajar por la libertad en todas sus formas” y nos recuerda que “le corresponde al gobierno generar (las) herramientas” adecuadas para que cada ciudadano tenga “la libertad de buscar (su propia) felicidad (…) por los caminos que cada uno elija recorrer”, es que me permito sugerir que tengan en cuenta estos indicadores:

    Ranking Doing Business del Banco Mundial. Mide la facilidad o dificultad de hacer negocios en un país, repasando 10 pasos desde que se abre la empresa hasta su cierre. Nueva Zelanda figura número uno en esta lista. Allí, abrir una empresa es cuestión de minutos y centavos. Contratar y despedir trabajadores no genera ningún conflicto. Y la defensa de los derechos de propiedad está bien asegurada. Uruguay figura en el lugar 101. Una gestión exitosa del nuevo gobierno sería poner a Uruguay en el top 20 de esta lista.

    Índice de libertad económica de la Heritage Foundation. Este ranking lo encabezan Hong Kong, Singapore y Nueva Zelanda; lo cierran: Cuba, Venezuela y Corea del Norte. Uruguay se ubica en el lugar 40 entre 180 países.

    Heritage define la libertad económica como “el derecho fundamental de todo ser humano a controlar su propio trabajo y propiedad. En una sociedad económicamente libre, los individuos son libres de trabajar, producir, consumir e invertir de la forma que deseen. Los gobiernos permiten que el trabajo, el capital y los bienes se muevan libremente y se abstienen de restringir la libertad más allá del alcance necesario para proteger y mantener la libertad misma”.

    Y explica que el principal beneficio de la libertad económica es que“trae mayor prosperidad y que los ideales de libertad económica están fuertemente asociados con sociedades más saludables, entornos más limpios, mayor riqueza per cápita, desarrollo humano, democracia y eliminación de la pobreza”.

    Cito nuevamente al presidente: “Esta es la tarea del gobierno que hoy empieza. Y conducir esa tarea es la función del presidente de la República. Nos hemos preparado para este desafío. Llegó la hora de hacernos cargo, llegó la hora de hacerme cargo”.Siendo así ¡que lo haga! Condiciones y cualidades no le faltan.

    ¡Viva la patria!