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Durante toda la cena, Fortunato había intentado contarles a sus hijos, con la esporádica ayuda de su esposa, que había una vez una peli que se llamaba así: El lugar del humo. Que había sido uruguaya, filmada hace 40 años, dirigida por una cineasta argentina llamada Eva Landeck, que habían trabajado en ella Enrique Guarnero (¿Enrique qué? –había dicho uno de los muchachos…), Armando Halty, Walter Reyno, Gloria Demassi, y hasta el recién fallecido galán vernáculo George Hilton, pero nadie le llevaba el apunte. Entre la competencia de los smartphones y el desinterés por cualquier cosa que tenga olor a naftalina, a los millennials no hay cómo entrarles.
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En la sobremesa, Fortunato y su mujer lo comentaron, recordaron a aquella película que pasó sin pena ni gloria (salvo Gloria Demassi, claro), bastante antes de que el cine uruguayo se despertara con los 25 Watts y el Whisky, y siguiera creciendo con tantos otros títulos.
—Es que el tema de esta semana es el humo, y por ese lado vi que venía tu charla —dijo la señora, tratando de rescatarlo a Fortunato de su desánimo.
—Sí, es verdad, el humo de los incendios forestales, que ha rivalizado con el otro gran tema de la semana, como lo es el acuerdo de la lista común del grupo de Michelini con el grupo de Darío Pérez—ironizó Fortunato, guiñándole un ojo a la patrona, y marchando a sentarse frente a la tele, para ver cómo terminaban las noticias del día, entre tantas llamas, humo y tragedia.
—El pavoroso incendio que consume la Amazonia y las selvas bolivianas —arrancó el informativista (de paso, ¿conocen ustedes algún otro adjetivo utilizado por los medios para referirse a un incendio que no sea “pavoroso”?)— amenaza con agravar más aún el acuciante drama del calentamiento global, y bla, bla, bla —tanto blablablá que Fortunato ya se estaba quedando dormido con el arranque de las noticias. Parpadeó peligrosamente, hasta que la siguiente noticia atrapó su atención, aunque no sabía con claridad si la estaba viendo, escuchando o simplemente soñando, como le pasa tan a menudo.
—En el ámbito político nuestro cronista recogió varios comentarios de connotados protagonistas que formularon declaraciones acerca de los incendios forestales, tales como el del presidente del Frente Amplio, Dr. Javier Miranda, de visita en el palacio para reunirse con la bancada de su partido. (Y aparece en pantalla el sensato y ubicado Dr. Miranda, que siempre nos alegra la jornada con sus agudos comentarios.)
—Debo decir que no me sorprende que América Latina se esté ahogando literalmente en el humo tóxico del conservadurismo neoliberal y capitalista salvaje de Jair Bolsonaro, quien seguramente ha hecho incendiar la Amazonia haciendo soplar los vientos para estas tierras, a fin de sofocar los intentos restauradores de la derecha de nuestro paisito, por lo que vale la pena dejarlos que se ahoguen en sus miserias, y después de ganar las elecciones de nuevo ir pensando en los ventiladores del socialismo progresista, y soplarles los humos para que se ahoguen ellos y sus corruptos cómplices con sus propios y malditos fuegos —dijo de un tirón el Dr. Miranda. Se supo que sus palabras han sido enviadas a Suecia, para abonar su candidatura al Premio Bobel de la Estulticia año 2019.
—¿Quién será el que le conteste a este personaje? —pensó para sus adentros Fortunato, que seguía dudando si escuchaba, veía, o soñaba.
El informativista tenía lista la respuesta a su pregunta.
—En declaraciones que aludían, sin mencionarlo, al Dr. Miranda y sus comentarios, el candidato a la vicepresidencia de Cabildo Abierto, el Esc. Domenech, aludió a los incendios forestales en América del Sur expresando que los bosques tropicales no ardían solamente en la Amazonia, sino también en Bolivia, y que el culpable de los mismos era el gobierno comunista del indio Evo Morales y su caterva de brujos aymaras, que querían que se incendiara el Brasil para que los fuegos destruyeran el imperio capitalista del racista criminal de Jair Bolsonaro, liberando a Lula de su injusto cautiverio.
—Está bueno esto —barruntó Fortunato para su coleto, pero la andanada de acusaciones sobre los humos crecía sin que el informativista diera abasto.
—El tema de los humos ha superado el alcance mismo de los incendios forestales —dijo desde la tele el periodista—, ya que el ministro Murro ha dicho que los humos que realmente ahogan son los de las patronales esclavistas que pretenden eliminar los Consejos de Salarios, y la exprecandidata Carolina Cosse ha extraído de su bolso una hoja escrita, leyendo una declaración que decía que era de esperar que los humos y las cenizas del incendio forestal sofocaran los intentos traidores y malintencionados de las encuestas de opinión pública, que están envenenando al pueblo con datos ambiguos y confusos. Y qué decir —prosiguió el informativista— de las contundentes declaraciones de la candidata a la vicepresidencia del Frente Amplio, Graciela Villar, quien manifestó que su mayor deseo era que el humo tóxico de Bolsonaro llegara a Buenos Aires, para que se intoxicara hasta el ahogo final el oligarca Macri, disipándose luego a fines de octubre con el triunfo arrollador del kirchnerismo, que repondría el gobierno del pueblo comandado por Cristina y su colaborador Albertito.
Fueron tantos los elípticos destinos de los humos, el de la indiferencia, el del desprecio, el de la injusticia, el de la ignorancia, el de la exclusión y el de la revancha, que al final Fortunato se quedó definitivamente dormido, sin fuerzas ni para llamar a su esposa para que comprobara cuán estúpidos nos hemos vuelto.