N° 1849 - 07 al 13 de Enero de 2016
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáToda la atención sobre el cannabis se la lleva la marihuana porque contiene THC (Tetrahidrocannabinol), que es el componente psicoactivo que provoca los efectos buscados con su consumo: relajación, aumento de los sentidos, sensación de placer, calma el dolor, más propenso a la risa y también estimula el apetito. Pero su mayor fama se la ha dado el hecho de que ha sido prohibido durante tantos años y cuestionado su consumo hasta el día de hoy.
Pero de quien menos se habla es de su primo hermano, el cáñamo, otro tipo de cannabis que contiene menos del 1% de THC, pero mucho CBD (cannabidiol), un componente que se utiliza para la producción de medicinas que ayudan a paliar la epilepsia principalmente, pero también para reducir la ansiedad y hasta hay pruebas de que reduce las células de algunos tipos de cáncer. También se utiliza como fibra (que ha sido su principal uso desde hace cientos de años), para producir calzados, tejidos, aislante, etc. Y de sus semillas se puede extraer un aceite o subproductos que su utilizan como complementos alimenticios o con fines medicinales.
Uruguay ha regulado el consumo del cáñamo industrial de tal manera de generar una cadena de valor agregado que va desde la plantación a los productos terminados, sean industriales, alimenticios o los medicinales ya mencionados.
Fabrizio Giamberini ha sido uno de los pioneros en cultivar cáñamo en Uruguay y, sobre todo, en lograr las aprobaciones necesarias para hacerlo. Su intención es plantar unas 50 hectáreas en el 2016 para ir probando la adaptación de las diferentes semillas al suelo uruguayo y poder extraer fibras y semillas que puedan ser transformadas localmente en productos más elaborados.
El Ing. Agrónomo y MBA Sergio Vázquez, de la Dirección General de Servicios Agropecuarios, nos comentaba que ya hay diez empresas interesadas en plantar cáñamo en Uruguay. El Ministerio de Agricultura debe asegurar los aspectos fitosanitarios, que no haya contaminación con otros cultivos y también que el negocio tenga buenos fundamentos para su éxito; no quieren que los primeros proyectos fracasen y que eso desanime a futuros inversores.
El cáñamo es un producto que puede ser parte de esos proyectos que le gustan al Ministerio: los que pueden agregar valor en la cadena productiva bajo el concepto de “intensificación sustentable”, es decir, que pueda aumentar la productividad del cultivo con un manejo profesional y cuidando los aspectos medioambientales hacia el futuro.
Europa del Este, Canadá y Australia son lugares donde se aprovecha por completo la cadena del negocio del cáñamo, generando mano de obra intensiva, investigación científica y la contratación de profesionales de diversas disciplinas: agro, medicina, alimentación, producción, logística o comercialización.
Uruguay ha dado un paso importante para atraer inversores a este segmento que tendrá un gran desarrollo en el futuro cercano, tal como lo pronostican las revistas de negocios especializadas como Business Insider, INC o los analistas de Wall Street.
Desde el MGAP tienen un claro lineamiento desde la cúpula: “No trabar la cadena comercial y facilitar los negocios”, según lo afirma entusiasmado el Ing. Vázquez, quien asegura que en un plazo de 60 días (tendiendo a reducirse) los proyectos pueden ser aprobados.
Está el marco legal, están los mercados interesados; ahora solo falta que los empresarios hagan su parte. Y que la hagan bien.