El tiempo de los técnicos

Es propio del fútbol uruguayo que cada proyecto que se inicia en el área técnico-deportiva a un largo plazo, naufraga invariablemente ni bien los resultados esperados no llegan en forma más o menos inmediata. Y ello es particularmente notorio en ambos equipos grandes, obligados por su historia a ganar todos los torneos que disputan. Así, en lo que va del siglo, Nacional ya tuvo 19 técnicos y Peñarol 18; y alguno, en más de un período. Es más: ambos han tenido dos y hasta tres técnicos en una temporada. Pero ello no ocurre solo en estos dos equipos, pues los demás —cuando están amenazados por el descenso— van de técnico en técnico en busca de una solución mágica, que generalmente no llega. Es que, en realidad, todo proyecto a largo plazo solo habrá de durar hasta que sobrevengan un par de resultados desfavorables y la presión de la hinchada pidiendo la cabeza del técnico de turno resulte insostenible. Y cuando llega ese momento, los méritos acumulados hasta entonces por el técnico en desgracia se vienen al suelo estrepitosamente. Y deberá salirse a buscar de apuro otro que lo suplante (¡que siempre aparecen!).

Es que se ve un Peñarol distinto y evolucionando en todas sus líneas. En su abultada goleada ante Sport Huancayo de Perú exhibió una inusual efectividad en la ejecución de pelotas quietas sobre el arco rival. Aunque arrancó ganando con otro gol del juvenil Álvarez Martínez, su rival empató enseguida, tras un grueso quedo defensivo. Pero tras dos impecables tiros de esquina, Torrres y Kagelmacher pusieron a Peñarol arriba en ese primer tiempo por 3 goles a 1. Y en el complemento, algunos cambios y dos goles más dejaron al aurinegro liderando su grupo. Y con un saldo de goles importante para definir quién pasa a la siguiente ronda (clasifica solamente el ganador del grupo).

Pero fue aún más positivo el triunfo como visitante ante Corinthians una semana después. Frente al rival que más preocupaba, Peñarol bancó su ofensiva inicial y poco después Giovanni González, de contragolpe, abrió el tanteador. De allí en más, la iniciativa perteneció al locatario, pero la defensa aurinegra respondió con firmeza, con un Dawson descollante. Con esa ventaja, Peñarol reanudó el partido dispuesto a aguantar la arremetida del rival, pero a los pocos minutos, tras una veintena de pases, Terans consiguió el segundo gol. Tal como era previsible, Corinthians se le fue arriba a Peñarol, forzando una seguidilla de tiros de esquina bien resueltos por la defensa aurinegra o, en última instancia, por Dawson, que siguió rayando a gran altura. El equipo aurinegro logró traerse, pues, una victoria trascendente de visitante (algo exótico en los últimos tiempos) y sigue liderando su grupo, con dos partidos seguidos como local por delante y bien perfilado para acceder a la siguiente ronda. Por lo demás, Larriera ya tiene una formación titular definida y una auspiciosa línea futbolística, producto de un arduo trabajo de varios meses.

Distinto ha sido el derrotero de Alejandro Capuccio, al frente del equipo tricolor. Apenas asumido el cargo, Nacional cayó ante Argentinos Jr. como visitante, al arrancar la Libertadores. Armó el equipo con varias de sus incorporaciones, entre ellas D’Alessandro y su compatriota Fernández, pero el rendimiento del equipo no fue el esperado. Como era previsible no hubo un adecuado funcionamiento colectivo, algunas individualidades no rindieron lo esperado y cayó sin levante ante un rival superior. Se pensó que, con más días de trabajo, el equipo podría mejorar cuando recibiera al Atlético Nacional en el segundo partido de su serie. Sin embargo, ese choque en el Gran Parque Central tuvo un trámite muy cambiante y un exótico empate final en 4 goles por bando. El tricolor arrancó perdiendo, pero Bergessio empató casi enseguida. La igualdad se mantuvo casi hasta el final del primer tiempo, pero en los descuentos (Nacional ya con un jugador menos, por la injusta expulsión de Corujo) el equipo colombiano logró su segundo gol, aunque casi enseguida igualó el tricolor con un estupendo remate del argentino Fernández. Inesperadamente, iniciado el complemento, Bergessio anotó por partida doble, y puso a su equipo 4 a 2 en el tanteador. El rival entonces adelantó obligadamente sus líneas, facilitado por la imprevista y prematura salida de Bergessio y el argentino Fernández, y el partido pasó a jugarse en la cercanía del arco tricolor. Y cuando la presión fue aumentando, sendos gruesos errores de su tambaleante retaguardia (que extrañó mucho a Rochet) propiciaron los dos goles que le permitieron al visitante rescatar un empate que merecía.

Es evidente —y ello quedó ratificado unos días después al ganarle claramente a Wanderers la final de la Supercopa— que Nacional es todavía un equipo “en construcción”. Muestra un auspicioso despliegue de algunas piezas de recambio recientemente incorporadas. Los dos argentinos exhiben un nivel superior, y permiten augurar un mejor acompañamiento a un Bergessio que sigue en gran nivel, junto con un Ocampo cada vez más afianzado en el ataque. Pero persisten empero los problemas en la retaguardia, donde Capuccio deberá trabajar más intensamente. Obviamente, con un solo punto tras estas dos primeras fechas, el tricolor estaba obligado a rescatar, cuanto menos alguno, anoche en Santiago ante Universidad Católica.