Explorando la política guerrera
La columna de Facundo Ponce de León
Nº 2116 - 25 al 31 de Marzo de 2021
El libro saldrá en abril de este año. Ella viene investigando el tema desde 2010. En febrero de 2016 realizó una charla TED donde cuenta la base de su postura. Se titula: ¿Por qué piensas que tienes razón, aunque estés equivocado? Allí Julia Galef, filósofa norteamericana de 37 años, nos ilustra sobre un tema básico de nuestra condición humana, que viene a cuento de la política en general y el contexto pandémico en particular. Galef dice que los seres humanos tenemos dos maneras de posicionarnos frente a la realidad, dos mindset diferentes: combatir o explorar. Ella comienza con estos ejemplos históricos:
Me gustaría que imaginaran que son soldados en el fragor de la batalla. Un soldado romano o un arquero medieval o quizás un guerrero zulú. Hay algunas constantes, independientemente del tiempo y lugar. Su adrenalina está alta y sus acciones surgen de unos reflejos muy arraigados fijados para protegerse a sí mismo y a su equipo, y para derrotar al enemigo.
Me gustaría que ahora se imaginaran en un papel muy diferente: el del explorador. El trabajo del explorador no es atacar ni defender. Su tarea es comprender. El explorador sale a reconocer el terreno, identifica posibles obstáculos. Quizás desea averiguar si hay un puente que convenientemente cruce un río. Pero, sobre todo, el explorador quiere saber qué hay ahí con la mayor exactitud.
En un ejército real son esenciales tanto el soldado como el explorador. Pero también podemos ver estos papeles como actitudes, como una metáfora sobre cómo procesamos la información en nuestra vida cotidiana. Lo que voy a argumentar es que tener buen juicio, poder predecir con precisión y decidir correctamente, dependerá de cuál de estas dos actitudes mentales se tenga.
Les recomiendo que vean cómo aplica Galef estas dos actitudes mentales al famoso caso de Alfred Dreyfus en la Francia de fines del XIX. Allí desgrana la metáfora y sale de los ejemplos bélicos del principio.
Uno puede tener mentalidad guerrera sin jamás haber tomado un arma: dirigiendo una cátedra universitaria, una ONG, un ministerio, un juzgado o un emprendimiento innovador. En todos esos casos se puede ser una persona guerrera o, como lo llama la autora, con “actitud de soldado”. Incluso podemos salir de los ámbitos de trabajo y ver esta actitud en vecinas y vecinos, en paseos en el parque, en el tránsito.
¿Qué caracteriza esta actitud? Valora la acción por sobre la comprensión, ve amenazas, busca defenderse, procede. Se puede jactar de su valentía, pero es la contracara de vivir atemorizado por un peligro que acecha. El soldado cree que las ideas y las posturas hay que defenderlas para que ganen porque si no se defienden otros ganan e imponen las suyas. Y a esos otros hay que vencerlos. Sin eufemismos. ¿Acaso no es eso la política? Ganar para gobernar; gobernar para demostrar que los que perdieron además están equivocados.
Hoy los guerreros están al acecho, esperando señales: un anuncio en la conferencia de prensa para caerle al presidente; una comparsa sin tapabocas para caerle a los jóvenes; una votación en el Senado para caerle a la clase política; una vacuna que falla para caerle a toda la industria farmacéutica… Los ejemplos son infinitos y cotidianos. Está repleto de guerreros con espuma en la boca. Las redes sociales son adictivas para este tipo de mentalidad, como si un arquero medieval encontrara un cesto con infinitas flechas a la salida de la posada.
El punto central de la “actitud de soldado” es que juzga influido inconscientemente por aquella idea o postura que quiere que gane. Dice Galef: “Afecta la forma como vemos nuestra salud, nuestras relaciones, cómo decidimos votar, qué consideramos justo o ético. Lo que más me asusta del razonamiento motivado, o la actitud de soldado, es lo inconsciente que es. Podemos creer que somos objetivos e imparciales y acabar arruinando la vida de un hombre inocente”.
La otra postura es la “actitud de explorador” (scout mindset). No es ganar o perder, es tratar de acceder a la verdad que se muestra. Suena romántica, pero lo cierto es que hay personas que batallan contra sus prejuicios, sus motivaciones, sus creencias, e intentan comprender. ¿Acaso no es eso la política democrática? Aflojar, escuchar al otro, ceder, acordar, sumar. Se ve menos, pero esa actitud está ahí: en las comisiones, en los corredores del Palacio, en los grupos de WhatsApp que comparten el oficialismo y la oposición, en el modo de hacer política que tenía Andrés Abt hasta que se lo llevó el Covid.
Hay una actitud exploradora, generalmente opacada por la actitud guerrera, pero que hace a la política también y que, en momentos como este, se vuelve imperiosa. Necesitamos personas con la guardia baja, no porque abandonan la lucha, sino porque se dan cuenta de que no hay nada por lo que pelear. Se vuelven, al menos momentáneamente, exploradores inquietos por hacer un buen juicio de la situación local y global. No un juicio que gane o pierda.
Lo interesante de la posición de Galef es que no vanagloria la actitud explorada por sobre la guerra como si fuera moralmente superior. Por el contrario, dice que ambas tienen sustratos emocionales que modelan esa racionalidad. Los guerreros están conectados con el tribalismo y los exploradores con la curiosidad. De esa emoción surge que los exploradores sientan inclinación por poner a prueba sus ideas y posiciones, e incluso sentir placer ante algo que los contradiga. Nada más lejos de la defensa emocional del guerrero, quien se pone aún más agresivo cuando algo no es que como quisiera que fuese, aunque sea que se pierda todo el control de los casos de coronavirus, si eso finalmente le da la razón a su posición original.
Ahí Galef no duda: se juzga mejor con la mentalidad exploradora. “Si queremos mejorar nuestro juicio como individuos y como sociedad no necesitamos más educación en lógica retórica, probabilidad, economía, aunque estas sean muy valiosas. Lo que más necesitamos para usar bien esos principios es una actitud de explorador. Aprender a sentirnos intrigados en lugar de defensivos cuando encontramos información que contradice nuestras creencias”.
La política está atravesada por la tensión entre estas dos mentalidades, con una clara ventaja y visibilidad de la actitud guerrera. Cuando salgamos de la pandemia, que saldremos, será bueno entrenarse más y mejor en la actitud exploradora y abandonar el guerrero que también somos. El libro de Galef seguro tiene buenas pistas.
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