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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLa oferta universal a la violencia. Hay un denominador común que une a ciertos generadores de opinión sumamente diversos en sus orígenes y contextos: la incitación a la violencia extrema.
Organizaciones como ISIS, Al Qaeda, las FARC, ETA y personajes como Maduro, Cristina Fernández, Fidel Castro, Pinochet, Videla, por nombrar a algunos contemporáneos y de los que tenemos conocimiento por proximidad en el tiempo.
Para afianzarse en el poder siempre utilizan y utilizaron la fuerza, el terror y la fractura social como arma para trascender y lograr sus objetivos. Lo que todos tienen en común es que sistemáticamente han explotado lo peor de los seres humanos, inspirando y potenciando los sentimientos más bajos que todos tenemos latentes y algunos desarrollamos más en una dirección u otra.
En este aspecto las religiones, así como las doctrinas políticas en sus dogmatismos y los nacionalismos exacerbados son los grandes disparadores de estas miserias humanas, impulsadas por líderes inescrupulosos que influyen decisivamente sobre los cretinos útiles que asesinan, roban, torturan, so pretexto de cumplir con convicción estos dogmas en los que la mentira en el discurso, la ignorancia de quienes creen y la ambición desmedida, imperan y ganan espacios en la conciencia ética y moral de estas personas.
“Mátalos a todos, deja que Dios elija”, esta fue la respuesta que recibió un oficial que no sabía cómo distinguir a los católicos de los cátaros, cuando tomaron la ciudad de Beziérs, en el sur de Francia, a principios del 1200, donde fueron pasados a cuchillo quince mil de sus habitantes, entre hombres, mujeres y niños, de los cuales una gran cantidad había buscado refugio en una iglesia. La fuerza católica que los aniquiló estaba dirigida por el legado papal y prior del Císter, Arnaud Amaury. El exterminio y la crueldad con que este se realizó, lo diabólico de la mente que implementó y autorizó usar tamaña maquinaria guerrera en contra de gentes cuya única falta era no estar de acuerdo con lo que la doctrina oficial imponía, se vio estimulada por un decreto papal que establecía que todas las propiedades, tierras y comercios en manos de los cátaros podían ser tomados a voluntad y que todo el que combatiera en nombre de la Iglesia en contra de los herejes por cuarenta días sería liberado de sus pecados.
En este siglo, por ejemplo, donde las redes sociales se prestan para establecer una relación a distancia entre el radicalismo islámico y los lobos solitarios que la mayoría nunca ha tenido contacto real, solo virtual con esos grupos, surgen los enfermos como el tristemente célebre asesino de Orlando y el nuestro de Paysandú, por nombrar dos hechos recientes y cercanos de crímenes de odio.
Hay hechos que llaman poderosamente la atención en el caso de Orlando: las declaraciones del padre que si bien condenó la masacre perpetrada por su hijo no obstante afirmó que “el castigo” para los homosexuales “le corresponde a Dios”, deslindando su supuesto vínculo con ISIS, centrándolo en la homofobia de su hijo y de alguna manera justificándola por seguir la ley de Dios.
Según investigaciones, el autor del asesinato de 49 personas, Omar Mateen, hizo búsquedas y posteó contenidos durante la matanza.
La tercera curiosidad es que la venta del fusil como el utilizado en la matanza se multiplicó exponencialmente.
Todo esto nos da la pauta que lo que nuestra sociedad necesita son líderes y generadores de opinión que destaquen y potencien los valores de solidaridad, tolerancia y convivencia social entre las personas. Que más allá de sus intereses personales, o sectoriales, deberían primar los de la comunidad y que cada uno desde el lugar donde estemos, deberíamos realizar un gran esfuerzo e intentar influir positivamente sobre quienes nos rodean para revertir esta situación de degradación moral en la que nuestra sociedad está inmersa.
Eduardo Zeballos