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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáCada tanto se ponen de moda algunas frases que salimos a repetir sin mucho análisis: locación, conectividad, inclusión, hidrógeno verde y un largo etcétera.?Hoy quiero referirme a esta última.?Parece que repitiendo a gran escala aquel experimento de nuestra adolescencia de meter un par de cables en el agua y juntar las burbujitas y venderlas nuestro país pasará a ser exportador de energía de carácter mundial (tiembla la OPEP).?Para no abusar del espacio concedido, omitiré referirme al hidrógeno gris o al azul.?Vamos al verde, con agua y electricidad ya está.?Empezamos por el agua: ¿por qué países como Rusia y Canadá, ricos en lagos y ríos, no están produciendo a todo ritmo?, ¿por qué el lago Victoria no está produciendo este oro verde??Uruguay, con una aparente abundancia del elemento parece ideal. Pero hay que proveer?hora tras hora a los compradores.?A la luz de los problemas que tenemos para dar agua a una escala modesta como Montevideo o asegurar el riego, no somos ningunos crac.?¿Le tocará el turno al castigado acuífero Guaraní?; si usan agua salada, retiro mi objeción.?Lo de verde viene porque se usa electricidad, Uruguay es un ejemplo en energías renovables, pero números mandan; si Alemania quisiera cambiar su gas natural por hidrógeno, necesitaría el doble de la electricidad que produce hoy día para lograrlo.?El proceso necesita muuucha electricidad.?Se dice que el quemado produce solamente agua. Es cierto, en el laboratorio.?A la salida de una caldera o un motor, al usar aire ambiente para la combustión libera óxidos de nitrógeno (asma, lluvia ácida, efecto invernadero, agujero de ozono).?No voy a abundar en lo sofisticado y costoso de su almacenamiento y transporte, no es el objetivo de esta reflexión.?Por último, un ejercicio de imaginación. Si se usara para transporte automotor y considerando el tránsito en la muy fiel y reconquistadora, me imagino cuántos Hindenburg tendríamos.?Por otra parte, si la ciudad es grande (Méjico, San Pablo), el fenómeno de isla de calor más el vapor de los escapes les dará tormentas bíblicas. Si en cambio le toca en invierno, una inversión térmica (Santiago de Chile, Montevideo): la niebla hará palidecer a Londres.
Néstor Lioret