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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáHashishins. Corría el año 1092 y en los picos de las montañas de Persia, en la fortaleza “El nido del Águila”, se encuentran dos hombres a caballo. Uno representaba al Sha de Persia y el otro —túnica blanca y turbante— le dijo ser el Jeque de las Montañas, Hassan bin Sabbah. El emisario intrigado por la invitación fuera del castillo salió de dudas cuando su anfitrión le dijo: “¿Ve usted al centinela que se encuentra sobre aquel torreón?”. Era una estatua pero Sabbah dio un silbido, le hizo una señal y este saludó marcialmente y sin dudarlo se precipitó por los abismos que rodeaban la Fortaleza. Entonces le dijo: “Tengo 70.000 hombres y mujeres… cada uno de ellos está dispuesto a hacer por mí lo que acaba de ver. ¿Puede su amo decir lo mismo? Levantó un imperio desde el Caspio hasta Egipto.
Cuestionó el mundo islámico y afirmó que el mundo se transforma mediante acciones, las creencias son distracciones inútiles usadas para esclavizar a las masas. Los ismailíes son una escisión de la ortodoxia musulmana, algo así como los protestantes dentro del cristianismo. Mahoma murió en el 632 y le sucedió su discípulo Abú Bakr, pero no dejó claro como Jesús sobre quién continuaría su Iglesia y otros musulmanes preferían a Alí, primo del Profeta y comenzó la pugna entre sunitas –ortodoxos— y chiitas, defensores legalistas, pero en el 680 asesinaron a Fátima, hija de Mahoma y defensora de Alí, y desde entonces los chiitas tuvieron su Imán, esperando la llegada de su Mesías que los llevaría a la victoria sobre sus enemigos. Era el comienzo de la avanzada musulmana sobre el mundo cristiano y más allá de Oriente. Alamut y su jardín de los placeres terrenales fue el centro de educación de los iniciados, entre el hachís, hongos alucinógenos y adolescentes que les daban masajes, cantando y bailando y con prácticas de sofisticadas técnicas sexuales. Era el prólogo de una misión suicida.
Poco a poco se fue transformando en una sociedad esotérica, más allá de aprender cómo matar eficazmente, que ya tenía antecedentes en los ninja japoneses y aprendían varios idiomas, el modo de vestir de comerciante, monjes y soldados, haciéndose pasar por creyentes y practicantes de otras religiones, tomando la identidad de cualquier persona, envidia de servicios secretos actuales. Preferían estrangular, la excusa era que ”no merecían vivir”, la verdad eran los derechos hereditarios del poder y la base la estructura administrativa eficaz. El viejo de la montaña y los “ángeles destructores”, túnicas blancas y turbantes rojos —la inocencia y la sangre. Los dai eran los misioneros cristianos, reclutando gente y cuando el Sha quiso pararlos, fue envenenado. Los ideólogos no eran hordas de sangre sino intelectuales, ayudando a mujeres y niños —con muchos regalos— para que influyeran en padres y maridos. Mano de hierro con guante de terciopelo, lograron que la mayoría de la población de Persia profesara las creencias ismailíes. Hassan era un asceta sin ambiciones personales, quería imponer su fe como única, llegando a prohibir beber y tocar música, como siglos después los talibanes en Afganistán. En las Cruzadas, combatió con ambos bandos según le convenía y expandió hasta Siria su influencia. Falleció en 1124 —90 años. Marco Polo llegó hasta Alamut y contó su historia en sus Viajes, haciéndolo famoso, hasta que el hijo de Gengis Khan, en 1256 conquistó la montaña y pidió reconstruir la historia de los “asesinos” que admiró. —Los ismailíes nizaríes todavía existen liderados por el Aga Khan. La sociedad secreta de Hassan bin Sabbah marcó un antes y un después. Los Cruzados aprovecharon de sus métodos y fueron modelo de los Templarios, La Compañía de Jesús, el Priorato de Sión, la francmasonería, los rosacruces y hasta los Illumnati. Ricardo Corazón de León pidió ayuda al jefe de la rama siria para que eliminara a su rival Conrado de Monferrato, mandándole dos sicarios que lo apuñalaron dos veces, inseguros. Desde el poema Kublai Kan hasta la idolatría Osama bin Laden, hay más Sabbah.
“El viejo de la montaña se ha reencarnado en alguien, es un arquetipo de la impotencia combinada con la maldad nacida del fanatismo, una mezcla explosiva”.
A. Fernández Arosteguy