N° 1890 - 27 de Octubre al 02 de Noviembre de 2016
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“Precisamos más filósofos, más científicos, más y mejores educadores e integrarnos al mundo”.
Así cerraba el doctor Jorge Batlle su charla en TEDx Ideas worth spreading (Ideas que vale la pena sean difundidas), hace pocas semanas en Durazno.
Jorge (permítanme llamarlo Jorge), se dirigía a su público preferido: los jóvenes (que no tienen otra opción que vivir en el futuro) y los jóvenes de espíritu (como él), que piensan y trabajan para construir un futuro de prosperidad.
En el Uruguay de hoy, ningún político habla de filosofía, ni se hace las preguntas imprescindibles que cualquier ser humano debería hacerse: ¿Dónde estoy? ¿Cómo lo sé? ¿Qué voy a hacer al respecto? ¿A dónde voy?
Sin tener respuestas a esas preguntas no tiene mucho sentido iniciar una acción política. La política es la instrumentación práctica de esas ideas guía. Es “el arte de lo posible”. Pero sin ideas guía, nada es posible.
Pero hacer “lo posible” no es hacer cualquier cosa, ni dejarse llevar por las circunstancias. Un buen marino no se deja llevar por las mareas, sino que lidia con ellas para arribar al puerto que antes eligió como destino. Tampoco vale alabar el “pragmatismo”, esa excelente excusa ante la falta de visión de largo plazo.
Los empresarios uruguayos tampoco hablan de filosofía. No hablan de los valores morales del capitalismo. No lo presentan como el sistema más justo que permite a las personas elegir en libertad y premia la meritocracia; no el amiguismo, el nepotismo o la corrupción. Como no están convencidos en el libre mercado, pierden todas las batallas contra los que sí están convencidos del estatismo y la lucha de clases. Y las seguirán perdiendo. Una tras otra.
Adoptar una filosofía es contar con un sistema integrado de principios que le da sentido y propósito a nuestra existencia. Oficia como una brújula para tomar decisiones concretas, alineadas con valores perdurables.
Dependiendo de ese set de creencias que uno elija, se modificarán nuestros pensamientos, éstos influirán en nuestras conductas y nuestras conductas en nuestros resultados.
Como dice Ayn Rand en su ensayo “Philosophy, who needs it?”: “La batalla filosófica es una batalla por la mente humana, no un intento por alistar a seguidores ciegos. Las ideas solo pueden ser propagadas por personas que las entienden”.
Jorge Batlle conocía el valor de las ideas que propagaba. Y hasta el último minuto de su vida las estuvo esparciendo a los cuatro vientos. Entendía perfectamente los beneficios de la libertad, del libre mercado, de la integración de Uruguay al mundo, de la competencia, del desarrollo del intelecto, de la ciencia y de la innovación. Pocos lo comprendieron. Y por ello, cada vez que este “sabio señalaba la Luna, los tontos miraban el dedo”.
Jorge, el estadista, el periodista, el político, el pensador, el filósofo, el historiador y el profesor, nos dejó esta tarea impostergable: cada día, en cada empresa, en cada aula y en cada casa, leamos más de filosofía, aprendamos más de ciencia, seamos más educados, eduquemos mejor a nuestros hijos e integrémonos al mundo. Sin miedo y sin excusas.
“Precisamos más filósofos, más científicos, más y mejores educadores e integrarnos al mundo”.
Así será, Jorge. Así será.