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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“En la larga historia de la humanidad (y del reino animal), aquellos que aprenden a colaborar y a improvisar de la manera más eficaz, son los que han prevalecido”. Charles Darwin
i. Nuestro Lindo País (*)
“Por eso conviene repetirlo, este es un lindo país para ser joven y sano.
Sobre todo sano, porque los hospitales son un espectáculo de horror. Entre la pobreza y abandono, las enfermedades son el mal menor que deben sufrir los pacientes. En el caso del manicomio el agravio a la condición humana llega a límites tan intolerables que bastaría mostrar lo que es, para que todos se sintieran generosamente indignados…
“Por eso conviene repetirlo, este es un lindo país para ser joven, sano y juicioso.
Porque es valor aceptado que quien pierde pie y comete un delito, a ese ni Dios lo salva. Metido en una cárcel en condiciones infrahumanas, el detenido debe soportar la mayor influencia de corrupción imaginable en nuestro medio…
“Por eso conviene repetirlo, este es un lindo país para ser joven, sano, juicioso y sin demasiada pobreza.
Eso sí, cuando los pobres exageran la pobreza ya no pueden gozar de nuestra gran cultura política, ni se enteran de que existe. A los pobres, bien pobres, no les llega ninguna de nuestras grandes conquistas sociales. Cuando algunas o muchas zonas de la sociedad se gangrenan, sucede que nada importan para ellas las excelencias generales; los rancheríos quedan como fuera del torrente circulatorio; pasan a necesitar tratamiento y no legislación del trabajo.
¿Diga una sola ley cuyos beneficios alcancen a los habitantes de los cantegriles? La libertad de prensa no los beneficia porque casi ninguno lee, tampoco les interesa la ley de ocho horas, ya que no trabajan. No hay legislación social para los insociales.
“Por eso conviene repetirlo, este es un lindo país para ser joven, sano, juicioso, sin demasiada pobreza y sobre todo con una buena familia.
Tal vez no haya entre nosotros nada más vergonzante, más infamante, más demostrativo de nuestra penuria moral que esa desgraciada institución llamada Consejo del Niño (antecesora del INAU).
Todos procuramos seguir ignorando qué se hace con las criaturas.
Este es un lindo país para ser joven, sano, juicioso, sin demasiada pobreza, sobre todo con una buena familia y teniendo muy poca piedad.
Para nosotros es lindo, pero a quienes no gozan de estas ventajas, ¿qué les estamos dejando?, ¿el odio?, ¿la desesperanza?, ¿la revolución?
En el capítulo trece de San Marcos dice Jesús: “Cuando veáis la abominación en el lugar que no debe estar, entonces que cada cual huya sin entrar en su casa para recoger nada”.
¿Quiénes serán los encargados de avisarnos cuando la ineficiencia se haga corrupción y cuando la corrupción alcance el grado de abolición?
(*) Maggi, Carlos. 1963. El Uruguay y su gente. Editorial Alfa. Montevideo.
Terrible verdad, todos estos problemas siguen en las páginas de los diarios de hoy, cincuenta y dos años después de esta lúcida observación del Dr. Carlos Maggi.
Tuvo razón Peter Drucker cuando manifestó que
“No hay países subdesarrollados, hay países subadministrados”.
ii. Nunca se está tan mal que no se pueda estar peor
Precisamente en ese mismo año 1963, un grupo de orientales se rebelaron contra las injusticias, erraron el camino.
Inspirados en la lucha de clases y en el “realismo mágico latinoamericano”, tomaron las armas para luchar por el poder, al que era sensatamente viable arribar por los caminos democráticos.
Un poder que decían era representativo de grupos oligarcas que eran responsables de tales injusticias, por tanto había que aniquilarlos. Con mucha ideología y poca realidad, para ellos el mundo se dividía en buenos y malos, y ellos eran los buenos…
Lo que sucedió y desemboca en nuestro presente, todos lo conocemos, lo vivimos y lo seguimos viviendo y sufriendo.
Estos problemas continúan y otros nuevos florecieron.
Inseguridad pública y violencia de todo tipo en la sociedad —educación, deportes, doméstica—, calidad de la educación en caída libre.
iii. El mundo avanza
En un país enfrentado por un debate ideológico único en el mundo, donde no hay acuerdo sobre aspectos tan básicos que los países que avanzan desde hace años tienen laudados, la ciencia y la tecnología también avanzan.
El avance tecnológico asombra, y más asombra cómo impacta en nuestras vidas todo lo que tiene que ver con las comunicaciones.
Ciencia y tecnología potencian áreas del conocimiento que nos ayudan a comprender la realidad y una de ellas es la Neurociencia.
El campo de la Neurociencia cubre todas las áreas de la vida de los individuos, en sociedad, convivencia, educación, salud, creatividad, desarrollo, etc.
Se eligen solo dos aspectos de esta disciplina para comentar: Plasticidad neuronal y Cerebro social, y ambos influyen en todos y cada una de las áreas de la vida individual y social.
iv. Plasticidad neuronal
El cerebro es el órgano del comportamiento y el repositorio de la memoria y del aprendizaje. Cuando adquirimos nuevos conocimientos, dominamos una nueva habilidad o guardamos algo en la memoria, el cerebro cambia de forma real y física para que aquello ocurra (en Bachrach, Estanislao. 2014. ENCAMBIO. Editorial Sudamericana Uruguaya SA, págs. 101 y siguientes). Aprendizaje y memoria crean sinapsis, que son cadenas de neuronas que provocan cambios permanentes a través de la repetición. Esto determina que las diferentes profesiones modelen sus cerebros en función de las tareas que les son propias y realizan todos los días.
Si tocas un instrumento muchas horas, se “formatean” determinadas áreas de tu cerebro, que controlan tus dedos, labios, lengua, etc.
En definitiva, lo que “pienses o hagas” en forma recurrente, esculpe tu cerebro.
¿Qué tiene que ver esto con los problemas del país que se vienen comentando?
Si se piensa y actúa durante uno, diez, veinte…, cincuenta años o más, que los problemas del país son consecuencia de una “clase dominante”, oligarca e imperialista, el cerebro se esculpe en ese paradigma que le impide ver otras razones.
Entonces las verdaderas causas de los problemas: ausencia de liderazgo, ineficiencias administrativas y de gestión, carencia de métodos y planes de motivación, diseño de procesos, parámetros de calidad, incapacidad y falta de competencias, burocracia y carencias en el diseño institucional, ausencia de creatividad e innovación, falta de entusiasmo y amor por las cosas, las tareas y por la gente, todas esas cosas, son soslayadas o etiquetadas como “residuos burgueses del neoliberalismo”.
Se actúa entonces bajo el paradigma de la conspiración, aunque se esté en el gobierno y se deba construir.
Enfrente siempre se tienen enemigos que hay que someter, hay que aniquilar, el que piensa diferente es un enemigo que se debe destruir, aunque ello implique que no se avance en la solución de los problemas de la gente.
Primero se le “etiqueta”, “rosadito”, neoliberal, oligarca, nunca se lo mira como un conciudadano al que se debe servir al igual que a todos los habitantes de la Nación.
Hoy se comprueba que el paradigma de la lucha de clases es la pasta base de la política, autodestruye la sociedad y a cada uno de sus integrantes que la aplican. Está en la génesis de la violencia en que hoy se vive, la tiene como su principal razón.
El país ya tuvo en el gobierno y aún tiene en su sociedad, cerebros esculpidos en el otro sentido. Ambas caras de la misma moneda del resentimiento y la incapacidad de la convivencia armónica, de la tolerancia, “de vecinos”. Ambos tipos de cerebros se retroalimentan y se autoexplican mutuamente.
v. Cerebro social
Para los seres humanos la supervivencia depende en gran medida de un funcionamiento social efectivo. Las habilidades sociales facilitan nuestro sustento y protección. Si queremos entender a los seres humanos, la comprensión de las capacidades relacionadas con la sociabilidad cobran un rol fundamental (en Manes, Facundo y Niro, Mateo. 2014. Usar el cerebro. Editorial Planeta SA 1ª Ed., pág. 211). Distintos estudios han permitido reconocer que la capacidad de percibir las intenciones, los deseos y las creencias de otros es una habilidad que aparece alrededor de los cuatro años, el cerebro es un órgano plástico, que alcanza su madurez entre la segunda y la tercera década de vida (ibídem, pág. 27).
Años antes, Daniel Goleman (Goleman, Daniel. 2006. Inteligencia Social. Editorial Planeta Mexicana) ya se había referido al cerebro social y descubriendo sorprendentes percepciones de nuestro mundo interpersonal.
Explica cómo estamos diseñados y fabricados para relacionarnos.
La neurociencia ha descubierto que el diseño mismo de nuestro cerebro lo hace sociable, inexorablemente atraído a un íntimo enlace cerebro a cerebro cada vez que nos relacionamos con otra persona.
Ese puente nervioso nos permite hacer impacto en la mente y por ende en el cuerpo de cualquier persona con la que interactuamos.
La exhibición de emoción es automática e inconsciente, por lo que su represión exige de un esfuerzo consciente. Ser insinceros sobre lo que sentimos, tratar de ocultar nuestro miedo, o nuestra ira o desdén, exige de un esfuerzo activo y rara vez alcanza su objetivo a la perfección (Goleman, Daniel. 2006. op. cit. pág. 35).
La teoría de la evolución sostiene que nuestra habilidad de percibir cuándo debemos recelar ha sido tan esencial para la supervivencia humana como nuestra capacidad de confiar y cooperar (Goleman, Daniel. 2006. Ibídem).
No es raro entonces que muchos desconfíen de los que dirigen y viceversa. Investigaciones realizadas revelan de manera clara que la cooperación y la colaboración son los procesos de relación que resultan fundamentales para que los grupos sociales se constituyan en efectivos en sus logros (Goleman, Daniel; Cherniss, Cary. (2005). Inteligencia Emocional en el trabajo. Barcelona. Editorial Kairós SA).
En los grupos que cooperan y colaboran, se han identificado tres creencias que las predicen y las facilitan: confianza, identidad grupal y eficacia de grupo.
La definición de confianza considera que emana del afecto y la amistad (aprecio y consideración) y de cogniciones basadas en cálculos (confío que harás lo que has dicho). Un entorno social digno de confianza facilita la suposición que se cumplirá con la obligación y que se colmará una expectativa, creando así un sistema de confianza mutua. No es ningún secreto que las obligaciones, expectativas y la reciprocidad son constructos relacionados que pueden convertir la confianza en un potente recurso grupal que favorezca la cooperación y el compañerismo o la cooperación.
Si el que piensa diferente es un enemigo, difícilmente se construya confianza.
La identidad de grupo es la segunda creencia colectiva necesaria para crear procesos de relación efectivos. Se la define como la creencia grupal colectiva que es una entidad única, importante y atractiva.
La identidad de grupo facilita los sentimientos de inclusión y apego. Es la creencia colectiva que favorece la sensación entre sus integrantes que sus objetivos y su futuro están positivamente vinculados. Eso aumenta el compromiso de los integrantes entre sí y facilita la cooperación y colaboración tan necesarias para el éxito.
“La lucha de clases” segmenta a la sociedad y conlleva a lo que se conoce como “el pensamiento de grupo”, una sociedad partida en mitades de límites ora difusos, ora marcados, que por lo general apuntan a objetivos diferentes.
El pensamiento de grupo se presenta cuando los miembros de un grupo evitan la evaluación crítica de alternativas, de tal manera que puedan preservar el sentimiento de unidad y consenso del grupo. El intento de lograr el consenso a cualquier precio hace que los miembros de estos grupos eviten ser demasiado críticos al juzgar las ideas de los otros miembros (Pluna, ASSE, Ancap, etc.).
Las “víctimas del pensamiento de grupo” adquieren un sentimiento de invulnerabilidad y se sienten seguras y protegidas contra los peligros y actos ineficientes. Además, ignoran las críticas externas porque racionalizan su comportamiento y el de los otros. Los miembros tienden a creer que sus actos son inherentemente morales y éticos. Presionan a todos los elementos del grupo para que se ciñan a la decisión del grupo y no permiten discusión alguna sobre otras alternativas. Cuando enfrentan amenazas, los grupos probablemente hagan tiempo, pasen la cuenta o respalden los razonamientos de otros miembros en cuanto a la decisión adecuada. Este tipo de pensamiento de grupo se presenta con más frecuencia en grupos muy unidos cuando viven situaciones llenas de tensión, llegando a considerar a sus oponentes como seres malignos o estúpidos y por tanto no merecen credibilidad o son incompetentes para negociar las diferentes creencias o posiciones (Gordon, Judith. Comportamiento Organizacional. 1997. PRENTICE - HALL. México.
Pág. 233).
La última creencia colectiva necesaria para crear procesos interactivos competentes es la eficacia del grupo. Se la define como la creencia colectiva que el grupo puede ser más efectivo como unidad que individualmente. Como resultado, dicha creencia se convierte en una profecía para su cumplimiento.
En un país segmentado, no existe una creencia colectiva, sino muchas.
La confianza o su falta también es un tema de liderazgo cada vez más importante de nuestros días. La confianza es la esperanza positiva de que una persona se comportará con familiaridad y conocimiento de ambas partes.
La desconfianza afecta siempre dos resultados: la velocidad y los costos. La desconfianza generalizada impone una especie de impuesto sobre todas las formas de actividad, un impuesto que las sociedades de alta confianza NO tienen que pagar. En una crisis, la desconfianza la fomenta e inhibe y retarda su pasaje a la recuperación.
En los buenos momentos, la desconfianza limita su potencial.
Parte de la tarea de los líderes ha sido y sigue siendo trabajar con personas para hallar y resolver problemas, pero que los líderes accedan a los conocimientos y a la creatividad que se necesitan para solucionar los problemas depende de cuánto confíen en ellos. La confianza y la confiabilidad gradúan el acceso de los líderes al conocimiento y la cooperación. Cuando los seguidores confían en su líder, están dispuestos a hacerse vulnerables a sus actos.
Es poco probable que sigan a alguien que consideran deshonesto o que crean que puede aprovecharse de ellos. La honestidad es absolutamente esencial para el liderazgo, si las personas van a seguir a alguien al campo de batalla, primero quieren estar seguras de que es digno de su confianza.
Cada vez se hace más evidente que es imposible dirigir personas que no confían en sus líderes, y no confían en los que piensan en forma diferente, por etiquetas de clase, de partido o ideológicas.
vi. Caminos posibles
Si consideramos que un líder es quien ejerce influencia en otras personas y las conduce hacia la meta, el liderazgo está presente en diversos ámbitos de la familia, en los medios sociales, en una organización o en la sociedad en su conjunto; todos somos líderes de una u otra manera.
Un líder aceptable opera dentro de las condiciones de un sistema para beneficiar a un grupo determinado, ejecutando una misión tal como le fue encomendada, enfrentando los problemas del presente.
En cambio, un gran líder define una misión, actúa en diferentes niveles y afronta problemas complejos.
Los grandes líderes no se adaptan a los sistemas existentes, sino que imaginan en qué podrían convertirse y trabajar para mejorarlos en bien del círculo más amplio posible.
Existen también esos raros casos de personas que pasan de la mera competencia a la sabiduría. Son las que actúan en nombre de la sociedad en lugar de representar a determinado grupo sectorial o político. Piensan con libertad en el futuro lejano. Su apertura contempla el bienestar de la sociedad en su conjunto y dicen “nosotros” cuando se refieren a ella. Dejan un legado a las generaciones futuras, son los líderes recordados siglos después, como J. Artigas, M. Gandhi, N. Mandela y M. Gorbachov.
Las sociedades deben ser juzgadas por la manera en que tratan a los individuos alejados del poder, ya sea por motivos raciales, religiosos, económicos, políticos, de clase, de género, etc.; una gran sociedad debe sentir compasión y amor por todos ellos.
Rafael Rubio
CI 1.267.677-8