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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNos enteramos del fallecimiento del ministro de Defensa Nacional y estuvimos atentos a las noticias con referencia a un hecho de suma importancia, en lo que aplica a la política hacia este factor del Estado.
En una de las notas publicadas aparece la imagen del féretro conteniendo el cuerpo yacente del fallecido, cubierto a su vez con la bandera uruguaya, como es de estilo, y custodiando sus restos mortales, dos soldados de una unidad simbólica del Ejército Nacional, constituyendo este conjunto un hecho cuya representación define los más altos principios que nos sostienen: libertad-democracia-República-institucionalidad, la patria, representada por esa bandera, esos soldados, custodia de los principios expuestos, despiden con honores a la alta autoridad nacional.
Sin embargo, en la imagen a la que aludimos, aparece la bandera tupamara junto a la bandera nacional, causando impacto y al mismo tiempo indignación al configurarse un acto totalmente fuera de lugar e inesperado.
En este punto,como referencia institucional y en el marco del respeto que el acontecimiento merece, nos corresponde manifestar que en el desempeño de su función comprendimos, sin compartir, las difíciles controversias de conciencia que asumió el ministro: por una parte el cumplimiento del deber —por otra su militancia política— finalmente su fuente en la guerrilla.
Depositar esa bandera, representación de una organización que inició y fue protagonista de la cruenta lucha acontecida en el pasado reciente, es una afrenta a la patria y a sus instituciones armadas, representadas en esta imagen.
Sabemos que esta acción tiene el proposito de aparecer ante la opinión pública como una organización legal y democrática escondiendo su real proceder violento, delictivo y antidemocrático o sea, “blanquear su imagen”.
Patria igual a tupamaros, jamás.
Cnel. (R) Ricardo Bertolotti
Maldonado