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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“La pérdida de horas de clase vinculadas al ausentismo docente constituye otro problema estructural del sistema. De acuerdo a la información del Consejo de Educación Secundaria, en el año 2008 dejaron de dictarse unas 600 mil horas sobre un total de 4.300.000, es decir, aproximadamente un 14%. De acuerdo a los registros administrativos, la principal causal de inasistencias son las licencias por enfermedad: entre el 40% y el 50% de las clases no dictadas, según los años. Sin embargo, el resultado más importante, desde el punto de vista de la gestión institucional, es la incidencia que tiene la pérdida de horas ocasionada por las propias demandas del sistema educativo. La superposición de mesas de exámenes, reuniones docentes y otras actividades similares da cuenta de algo más del 20% de las clases que no se dictan a lo largo de un año cualquiera. Por ejemplo, en 2008 se perdieron casi 156 mil horas por este motivo”. (Administración Nacional de Educación Pública, Consejo Directivo Central, PROYECTO DE PRESUPUESTO SUELDOS, GASTOS E INVERSIONES, Tomo I: Exposición de Motivos y Articulado Período 2010-2014 pág 41 y 42).
Según datos del mismo proyecto de presupuesto, en el año 2005 el 54% de las clases no dictadas en secundaria se debieron a enfermedad de los docentes, el 24% a reuniones y exámenes, el 4% a reuniones gremiales, en tanto que el 17% restante se categoriza como “otras razones”. En el último año del cual he conseguido registros sobre este sensible tema (2008), la situación había experimentado algunos cambios. Las clases no dictadas debido a enfermedad de parte de los docentes se redujeron en 11 puntos porcentuales, quedando en 43%. Las clases no dictadas debido a reuniones y exámenes se reducen en 3 puntos (21%). Las clases no dictadas debido a razones gremiales se cuadriplican llegando a un 18%, en tanto que las que se categorizan como “otras razones” se mantienen prácticamente incambiadas, con un 17%. Otro dato que debemos tomar en cuenta es que en el 2005 los jóvenes en secundaria fueron obligados a deambular por los patios (en el mejor de los casos) durante 411.954 horas. Las clases no dictadas en el 2008 treparon a 600.317 de un total de 4,3 millones de horas de clase. El problema se incrementó en un 50% en tres años. ¿Qué sucedió en el período 2009-2014? ¿Estamos mejor, peor, igual? No encontré información pública sobre este tema. Sería muy sano que la sociedad toda tomara conocimiento de esta situación.
A lo anterior hay que sumarle las inasistencias de los alumnos. Lamentablemente, el Monitor Liceal o la oficina de estadística de secundaria, no ha hecho pública tal información, o no la tiene sistematizada. En ambos casos estamos ante una situación anómala. La dirección de estadísticas del Consejo de Educación Primaria que atiende a 300.000 alumnos que concurren a más de 2.000 escuelas públicas, tiene muy claro cuántos alumnos faltan a clase y los ha categorizado en alumnos con asistencia insuficiente (concurren más de 70 días, pero menos de 120, de los 180 del calendario escolar) o con asistencia intermitente (concurren como máximo 70 días a clase en el año). ¿Cuántos estudiantes presentan asistencia insuficiente o asistencia intermitente en el Ciclo Básico? Al ciclo básico de enseñanza media concurren 105.000 estudiantes, a 280 instituciones. No debería ser muy complicado llevar un registro prolijo sobre el tema.
No se necesita ser muy listo para darse cuenta de que el aprovechamiento pedagógico de los jóvenes de los liceos públicos se ve afectado por la monumental anomalía de las clases no dictadas. Con esta situación no deberían sorprendernos los logros académicos de nuestros estudiantes.
Las cifras precedentes permiten extraer algunas conclusiones. En primer lugar resulta insólito que el 20% de las clases no se dicten debido a razones internas al sistema educativo. Obviamente estamos aquí ante un asunto que hace a la gestión del sistema educativo. No han hecho un buen trabajo los inspectores, directores, el Consejo de Educación Secundaria y tampoco el Codicen, en su carácter de órgano rector. El Ministerio de Educación y Cultura, en tanto órgano político del sector, también ha estado omiso. Si el rito o liturgia de los exámenes y el reunionismo afectan la normalidad de los procesos pedagógicos, alguien debería darse cuenta de que quizás sea mejor sustituir los exámenes por otros mecanismos de evaluación. Si los exámenes y las reuniones quitan 156.000 horas de docencia directa anuales a chicos y chicas que llegan con carencias cognitivas al nivel secundario, alguien debería proponer mecanismos cualitativamente diferentes en la acreditación de los procesos cognitivos en el nivel secundario (proyectos, monografías, visitas de terreno, trabajos grupales, fomento de la innovación, actividades solidarias, trabajo con ejes transversales, género, medioambiente, derechos humanos, etc.).
El diagnóstico del Codicen de la ANEP del 2010 señalaba con claridad uno de los grandes problemas de la enseñanza media en el país. Me pregunto si al lector le resulta extraño lo que ha sucedido en la última década con el llevado y traído tema de la repetición en el Ciclo Básico, tomando en consideración la ineficiencia estructural apuntada precedentemente.
A la luz de los resultados obtenidos entre el 2009 y 2012 en el Ciclo Básico, todo indica que las políticas implementadas se han quedado cortas. El promedio aritmético de la repetición en el Ciclo Básico a nivel de país durante el período 2005-2008 fue de 29,5%, en tanto que para Montevideo la cifra era de 34,4%. ¿Qué sucedió entre 2009 y 2012? (últimas cifras públicas del Monitor Liceal).
Los recursos económicos se triplicaron largamente desde el 2004 a la fecha. Con base 100 en el 2004 el presupuesto para la educación llegó a 336 en el 2012, según datos de la Contaduría General de la Nación. Esta situación no ha tenido efecto al analizar la cuestión de la repetición en el Ciclo Básico de enseñanza media. En efecto, el promedio de la repetición entre 2009 y 2012 a nivel de país se elevó a 32,2% en tanto que en Montevideo se superó la barrera del 40%, llegando al 41,05%. Con tres veces más recursos, se incrementó el promedio de repetición en el período bajo análisis en 2,7% a nivel de país y 6,6% en Montevideo.
En Montevideo, en el año 2012 había 8 liceos donde la repetición en el Ciclo Básico era mayor al 50%. En tres de ellos las cifras de repetición eran del 57,4%, 56,5% y 56%. Señor lector: ¿usted enviaría a su hija o hijo a esos establecimientos educativos? ¿Cuántos alumnos presentan asistencia insuficiente o abandono intermitente en estos liceos?
El abandono escolar, eufemísticamente rebautizado en el Monitor Liceal como “desvinculación”, afectó a 8.134 jóvenes de un total de 102.000 que cursaban el Ciclo Básico. El tradicional discurso “interno” de los distintos actores educativos es que la desvinculación obedece a causas socioeconómicas. Es muy cómodo el argumento y está en línea con el paralizante autoconformismo que ha ganado al sistema educativo. No: la desvinculación obedece, además, al mal trabajo interno del sistema educativo. La repetición afectó en el 2013, en los tres años del Ciclo Básico, a un total de 24.595 alumnos y alumnas, de un total de 102.992 jóvenes. Si les sumamos los 8.134 que se fueron del sistema, se puede afirmar que el Ciclo Básico de educación secundaria no satisfizo las expectativas de 32.749 jóvenes.
Detrás de cada número hay una persona y una familia que han sido defraudados por el sistema educativo. Detrás de cada cifra hay una persona afectada en su autoconfianza. Detrás de cada cifra hay una persona que experimentó un fracaso. Cuando la dimensión del problema es tan monumental, no es válido el discurso clásico de la falta de “base” de los alumnos, que los padres no se ocupan o echarle la culpa al “neoliberalismo” o sandeces similares.
Estamos ante un problema estructural en el último tramo de la educación obligatoria. La buena noticia (porque está muy bien que los pobres podamos estudiar) de que casi todos los alumnos terminan la educación primaria, no es asumida con éxito por el nivel medio. La democratización del Ciclo Básico no ha sido asumida por la enseñanza media. Todavía aún se puede tomar noticia de actores que predican sobre la “masificación” del Ciclo Básico. No, el Ciclo Básico no se ha masificado, se ha DEMOCRATIZADO. Es bueno que los pobres estudien. Lo otro es elitismo y punto, lejos, muy lejos de las ideas de José Pedro Varela.
El Ciclo Básico debe ser organizado de una manera cualitativamente diferente a la actual.
La solución a los problemas de los nueve años de educación obligatoria transita por dos caminos complementarios donde se debe avanzar a dos velocidades. Por un lado, una solución estratégica que se llama educación de tiempo completo para los 9 años. Se deberían construir 200 nuevos liceos en un período de 8 años, de tal forma que cada centro educativo del nivel secundario tenga un máximo de 450 alumnos. Los liceos y escuelas técnicas de tiempo completo ahorrarían dinero y trabajo al Mides, ya que todos los estudiantes estarían formándose entre las 8 y las 17 horas. Además estaríamos aplicando políticas de equidad social en serio. Hoy los que reciben un Ciclo Básico de tiempo completo son los ricos (que se lo pagan ellos) y algunos sectores de clase media que se rompen el alma trabajando para enviar a sus hijos a liceos de tiempo completo. El resto recibe una educación de casi 4 horas diarias de calidad variada.
La solución estratégica es el cambio de la malla curricular. El Plan 96 introdujo el concepto de áreas del conocimiento para Ciencias, Ciencias Sociales y Educación Artística. A la luz de los resultados obtenidos en los últimos diez años, se constata que se debe retomar esa idea. El conocimiento debe ser integrado de una manera holística y no fragmentado en un sinnúmero de asignaturas, que generan una concepción atomista del conocimiento.
La otra es la velocidad de la táctica concreta a ser aplicada de manera inmediata. Hay que crear una cultura de trabajo colaborativa en y entre los centros educativos del nivel secundario. Se deben crear redes de 3 o 4 centros educativos ubicados en una misma área geográfica. La idea es generar sinergias entre los mismos. Lo bueno de un liceo o escuela técnica puede ser compartido con otros colegas. Allí los centros que presentan problemas concretos podrían beneficiarse de buenas prácticas realizadas en otras instituciones. Si en mi centro educativo el trabajo colaborativo entre los docentes es un punto fuerte, las otras instituciones pueden tomar noticia de ello. Cada red debe tener un Plan de Trabajo donde se fijen metas. Por ejemplo, reducir las inasistencias de los alumnos, fijar estrategias comunes de inserción y reinserción de estudiantes, trabajar en base a proyectos, fomentar labores colaborativas o generar estrategias didácticas participativas. Se deben crear microproyectos de mejoramiento pedagógico en las redes y dotarlos de recursos económicos. El paso siguiente es diseminar estas ideas al interior del centro educativo convenciendo a los colegas.
Las redes deberían internalizar la tipología explicativa del abandono escolar que hace años pregona Unesco. Los conceptos clave son exclusión (obedece a razones económicas y socioculturales), expulsión (generada en el trabajo interno del sistema educativo) y repulsión (característica del adolescente que se cuestiona el hecho de estudiar). El antídoto a tales situaciones es la inclusión y reinserción. Las redes deben internalizar esta tipología para salir del círculo vicioso del fracaso educativo y generar un círculo virtuoso de éxito en cada centro educativo de la enseñanza media.
Adicionalmente, debemos fomentar el voluntariado en la educación media. El voluntario trabaja de manera altruista. En esta sociedad hiperconsumista hacen falta los ejemplos de trabajo voluntario. Trabajo porque me genera satisfacción interior el ayudar al prójimo. ¿Qué hace un padre o una madre con recursos intelectuales y económicos cuando su hija o hijo tiene dificultades en algún área del conocimiento? Normalmente paga un profesor/a para que su hijo/a “quede a rueda”. Eso no lo pueden hacer los pobres hoy en día. Por tal razón apelo a organizar un gran colectivo de docentes jubilados o estudiantes de docencia con ganas de ayudar. Se debería trabajar en dos grandes áreas. Un área sería la curricular; aquí los docentes jubilados y estudiantes pueden dar una mano. La otra es la psicosocial; aquí necesitamos de psicólogos, asistentes sociales y orientadores. La sociedad se ha hecho más compleja y debemos apelar a formas cualitativamente diferentes de abordaje a nuevos problemas. ¡Qué lindo sería tener a 800 o 1.000 voluntarios organizados en grupos de trabajo ayudando a los más de 32.714 estudiantes de un total de 102.992 que tuvieron problemas en el Ciclo Básico en el año 2013!
La lista de medidas tácticas que se pueden implementar en el corto plazo es larga, pero no me puedo extender más sobre el tema. Sin embargo, crear cargos de tiempo completo de docencia en los centros educativos es una idea probada en el mundo entero (adiós al profesor taxi). Planteles docentes con pertenencia institucional, esa es la clave de la profesionalización de la educación media.
Alberto Nagle Cajes
Ph. D Educación