Primera novela de la autora argentina recientemente seleccionada para el International Booker Prize. Originalmente publicada en 2009, fue reeditada por Literatura Mondadori. La virgen cabeza es una bomba. Por lo que cuenta y por cómo lo cuenta.
Primera novela de la autora argentina recientemente seleccionada para el International Booker Prize. Originalmente publicada en 2009, fue reeditada por Literatura Mondadori. La virgen cabeza es una bomba. Por lo que cuenta y por cómo lo cuenta.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn el centro hay una historia de amor entre Qüity, una periodista de policiales que anda atrás de ese gran reportaje, y Cleopatra, travesti villera que abandonó la prostitución y que tiene la virtud de comunicarse con la virgen María, que le aconseja crear una sociedad de acuicultores dentro de El Poso, la villa donde vive, “el reino de la eterna juventud: nadie se muere de viejo, sino de enfermedades curables o tiros innecesarios”.
Este es el núcleo alrededor del cual orbita una serie de personajes y sucesos y escenarios que la autora retrata con deliciosa crudeza, humor sutil y cautivante intensidad poética. La narración se articula a través de los testimonios de las protagonistas, cada una contando, a su manera, su versión de los hechos. Y es impresionante lo que hace Cabezón Cámara con el lenguaje, cómo lo utiliza y cómo lo transgrede y lo moldea según quien cuenta, Qüity o Cleopatra (aunque el relato se compone principalmente de la versión de la cronista policial, para quien la vida es “pura materia enloquecida de azar”).
Los canas, los dealers y los pibes chorros, los chongos, las putas y las travestis, una chiquilina en llamas, un Maradona casi octogenario y una Susana Giménez en silla de ruedas habitan esta rabiosa y hermosa novela, una obra trágica, enloquecida y luminosa, impregnada de violencia, belleza, cumbia y poesía, que habla de la fe, la religión y la vida y la muerte en comunidad, de la exclusión y la marginalidad, de la esclavitud del trabajo sexual, de la sexualidad más allá de la heteronormatividad y de algo que puede definirse como amor en estado puro. Y todo, sin dar sermones.