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    La movilidad social

    Sr. Director:

    , regenerado3

    El tema de la movilidad social es recurrente y también una preocupación genuina.

    Pero las dos cosas no son coextensivas.

    ¿Cómo es eso?

    Porque lo genuino es la preocupación por los que, estando más o menos mal socioeconómicamente, no consiguen moverse ascendentemente. Mientras que el tema recurrente es concentrarse en atacar la situación de los ricos, censurando que se mantengan donde están y no se muevan para abajo.

    Esta falacia no debería sorprendernos, ya que sale de la misma mentalidad que enfoca la desigualdad como el problema económico y moral medular, en vez de hacerlo sobre la pobreza.

    Son concepciones morales basadas en la ignorancia de creer que la economía es un juego de suma cero, pero también en colocar el odio al rico por encima del amor al pobre. Por eso, cuando bajan al terreno de aconsejar políticas concretas, el énfasis siempre está en cómo sacarles a los ricos y redistribuirlo, en vez de cómo asistir y fortalecer al pobre. En definitiva, son concepciones cargadas de emotividad sobre bases racionales poco sustentables y muy cargadas de prejuicios.

    Un buen ejemplo de esa mentalidad es su obsesión con aumentar la carga tributaria sobre “los ricos” como forma de disminuir la desigualdad y empujar la movilidad descendente de los de arriba. Así, son grandes hinchas de implementar el impuesto sobre las herencias, endurecer aún más el impuesto al patrimonio, aumentar la progresividad de las tasas del IRPF y, además, coronarlo con altísimas tasas marginales.

    El caso del Impuesto de Herencias es particularmente representativo de esta mentalidad. Es visto como de elemental justicia: gravar al que se la lleva de arriba. Se da un fenómeno curioso con este impuesto: hay como un consenso de que es justo, de que sería una vergüenza tolerar que haya tipos que viven de lo que les dejaron sus padres.

    El juicio lleva implícitas dos premisas: 1) que es un privilegio de unos pocos, y 2) que quien hereda no se lo merece, porque no hizo nada para generar esa riqueza.

    Con esos razonamientos muchos se dan por satisfechos aplaudiendo que se grave la herencia y no ahondan más en el tema.

    Cuando harían bien en meditar algunas cosas:

    ¿Cómo es que yo (tú, cualquiera) tenemos la sabiduría, el conocimiento y la autoridad como para decidir qué es justo y qué no para los demás?

    Que si está mal que los hijos reciban riqueza de sus padres, tiene que también estar mal que los padres se preocupen por sus hijos y traten de que tengan una vida económicamente desahogada. Vean el absurdo: un padre que se sacrifica por sus hijos es un virtuoso, pero esos mismos hijos pasan a ser unos zánganos como consecuencia de la virtud del padre.

    Los activos que se transfieren por sucesión no son “plata dulce”, en el sentido de que ya han pago los impuestos correspondientes (en la adquisición, tenencia, rentabilidad, etc.). Un impuesto a las herencias siempre va a ser un caso de doble tributación.

    Por último, si la razón de ser de tal impuesto es hacer justicia, habría que incorporarle todos los criterios posibles de justicia. Así, su aplicación deberá contemplar todos los elementos diferenciales de las situaciones humanas en que se aplicaría. Habrá condiciones diferentes si los herederos son menores o mayores, si con o sin familia, si capaces, no tanto o incapaces, si están en buena o mala posición, si sanos o enfermos… etc.

    En suma, los políticos que ponen el foco no en beneficiar al pobre, sino en “hacer justicia con el rico”, a lo sumo consiguen fregarle la vida a este (un poco), pero no sirven para sacar al pobre de su situación. Quizás por eso se ha llegado a sostener que la pobreza es algo funcional a la izquierda. Duro, pero no totalmente injusto.

    Concluyendo, no debe preocupar más la desigualdad y la poca movilidad descendente, sino la pobreza. Ni la suerte del rico, sino el sufrimiento del pobre. Fregar al rico solo sirve para dar satisfacción al burócrata ideologizado que busca jorobarlo.

    Ignacio De Posadas