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    La murga no es Uruguay

    Nº 2149 - 18 al 24 de Noviembre de 2021

    El slogan de campaña del Frente Amplio y el PIT-CNT “La LUC no es Uruguay” sabemos que es una consigna falsa, mentirosa y manipuladora. En cambio, la frase “La murga no es Uruguay” se acerca mucho más a la realidad.

    El carnaval uruguayo ha dejado de ser —hace décadas— una fiesta popular para transformarse en una plataforma populista que sigue los lineamientos de Antonio Gramsci, teórico marxista italiano que sostenía que “la única forma que tenemos para hacernos del poder como comunistas, no es lo que hizo Marx. Nosotros debemos infiltrarnos en la sociedad, en la iglesia, infiltrarnos dentro de la comunidad educativa, lentamente, e ir transformando y ridiculizando las tradiciones que se han sostenido históricamente, a fin de ir destruyéndolas y formando la sociedad que nosotros queremos”. Más claro, échele agua.

    Días pasados, la murga Cayó la Cabra se pasó de la raya, pretendiendo hacer humor (negro) con la muerte de Jorge Larrañaga, cantando: “Hay orden de no aflojar, fue la promesa de Larrañaga, que hasta último momento, la militaba. Aún no se sabe mucho de su partida inoportuna; lo que todo el mundo sabe, es que estaba en una”.

    Además de no ser nada gracioso (como la inmensa mayoría de las letras carnavaleras, cada vez más simplotas, más lineales, más para tontos espectadores que nunca reirán con el humor fino de Les Luthiers), este pasaje generó enormes críticas y desprecio público (al menos del público sensato, que todavía queda). Estos son algunos comentarios recogidos en la prensa y las redes sociales por parte de periodistas, políticos, profesionales y gente común:

    “Los ‘mugreros’ (en vez de murguistas) hace cinco años se divertían con la muerte de Jorge Batlle, hoy con la de Larrañaga. Lo que nunca cambió: siempre subsidiados y premiados con impuestos”

    “¿Habrá este año fondos públicos para financiar la burla y el escarnio a un gran uruguayo como lo fue Jorge Larrañaga? Porque sería aberrante que, además de todo, esta inmundicia sea financiada con fondos públicos”.

    “Si el carnaval es tan bueno, que se financie solo. No tenemos por qué financiar con nuestros impuestos a falsos músicos que hacen militancia con su ‘arte’”.

    “El gremio del carnaval sale a defender (a Cayó la Cabra) argumentando que ‘se vale todo’ porque así es el humor y el ‘arte popular’. No, señores, así son ustedes, odiadores seriales, sembradores de resentimiento. Y en su idioma los voy a calificar con un término bien ‘popular’: son unos ‘terrajas’”.

    “¿No les parece raro que no haya humor sobre los desaparecidos, o los femicidios, o las violaciones o los abortos?… ¡Qué sé yo!, si dicen que en el Carnaval se vale todo”.

    “Son sencillamente despreciables”.

    “¡Qué lo parió! Se fueron al carajo. Y para variar, siempre para el mismo lado”.

    El Dr. Rafael Gibelli lo resume muy bien en un post: “Como los políticos, como los chorros, como todos los que se han criado en este bendito suelo de la actualidad, paridor de malditos y otros condenados, los murguistas son fiel reflejo del repollo del que han salido. No hay códigos, o mejor dicho, hay otros códigos que la mayoría de los decentes no llegamos a comprender. Ellos comparten los valores de la chusma, del villano, del ambiente prostibulario o cerril; la risa travestida en risotada y los dientes limpios, en agujeros donde solo caben las caries”.

    Con este mismo espíritu de bajeza, los murguistas parecen haber bajado de los tablados y subido a defender la LUC con argumentos tan o más burdos que este desagradable “salpicón”.

    Es hora de poner coto a estos desmanes, ya que “lo incorrecto es incorrecto, aun cuando todo el mundo lo esté haciendo. Lo correcto es lo correcto, aun cuando nadie lo esté haciendo”.