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Hay una gran pizarra blanca en el despacho presidencial del piso 11 de la Torre Ejecutiva. Y ahí, entre anotaciones, borrones y tachaduras, dos obsesiones del presidente Luis Lacalle Pou. Una es el paso del tiempo. Los días que le quedan como mandatario, la cuenta regresiva hasta el 1° de marzo de 2025. Y la otra, necesariamente unida, son los asuntos pendientes. Es una larga lista de prioridades anotadas de su puño y letra. Las que están ahí escritas están por algo. Son las cuestiones importantes de gestión, proyectos, obras que ya están hechas, recién encaminadas, a punto de concretarse o con un gran signo de interrogación.
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Lo que está terminado tiene un tic al lado. El Plan Avanzar, por ejemplo, la gran apuesta presidencial para erradicar o mejorar las condiciones de viviendas en 91 asentamientos es una asignatura a la que el presidente se anima a ponerle la rúbrica. Hay unos US$ 450 millones destinados a este fin y Lacalle Pou está conforme con lo construido y es optimista con llegar hasta el final con la promesa cumplida. Tic. O casi tic. Hay distintas obras en el marco del plan de Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (Mevir). Lacalle Pou le puso un tic a eso.
En el pizarrón también se puede leer “regulación hídrica”. Otro de los temas a los que el presidente le está encima desde el inicio de su gobierno. Los trabajos en el canal Andreoni para mejorar la calidad de las aguas en el balneario rochense La Coronilla. Casi tic. Un hotel cinco estrellas en esa zona. Cruz. No se hará en este gobierno. El Puerto Tacuarí y un proyecto fluvial con Brasil para concretar una hidrovía laguna Merín-laguna de los Patos y mejorar la conectividad de las regiones este y noreste de Uruguay: encaminado y con el compromiso del propio presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. El Proyecto Arazatí para la construcción de una nueva planta potabilizadora de agua para el área metropolitana: encaminado.
Pero más allá de estos asuntos en proceso o a punto de terminar Lacalle Pou identifica tres legados icónicos que dejará como herencia. Obras tangibles, materiales, con las que pretende quedar asociado un mandatario que a un año y medio del fin de su administración tiene un nivel de popularidad estable y positivo, con 45% de aprobación de gestión.
Una de ellas es el puente que unirá La Charqueada, en Treinta y Tres, con Cebollatí, en Rocha. La construcción —un viejo reclamo de los vecinos de la zona— tiene una longitud de 192 metros y pilotes de 50 metros de alto, demandó unos $ 515 millones y será inaugurada el próximo lunes 31 por el propio presidente. Una fuente del Partido Nacional comentó a Búsqueda que por ahí comenzará a “gastarse el filo de la tijera” de inauguraciones que tiene previstas Lacalle Pou para hacer una despedida de su gobierno “por todo lo alto”.
El otro legado que pretende dejar el presidente es la reconstrucción de distintos tramos de la Ruta 6, que recorre el Uruguay de sur a norte y une a Montevideo con la frontera de Brasil en Rivera.
“Se trata de los caminos del Uruguay que no fueron bendecidos por la soja ni por la ganadería intensiva ni por las pasteras”, explicó a Búsqueda una fuente de la Torre Ejecutiva.
La tercera obra icónica con la que quiere ser recordado el presidente Lacalle Pou es el Hospital del Cerro. “Para aquellos que dicen que gobernamos solo para nosotros, ver el hospital en el distrito electoral de mayor votación de la izquierda marca claramente nuestra actitud”, dijo a viva voz el senador blanco Sebastián da Silva el domingo durante un evento de la Lista 40 en ese barrio. Para distintos dirigentes blancos, la jugada de Lacalle Pou de concretar un centro asistencial en una zona donde se atiende cerca del 70% de los usuarios de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) no admite cuestionamientos opositores. El hospital, que se inaugurará en agosto, se anexará al Centro de Salud de Santín Carlos Rossi y Pedro Castellino.
El Cerro tiene históricamente falta de cobertura médica y de especialistas. El nuevo hospital, que prevé atender a una población estimada en 200.000 personas, contará con 22 camas y dos blocks quirúrgicos, considerados fundamentales en una zona con importante siniestralidad debido a la cercanía con los accesos a Montevideo de rutas 1 y 5 y numerosos episodios de violencia. Hasta ahora, a los politraumatizados y heridos de bala o arma blanca los derivaban al Hospital Maciel, en la Ciudad Vieja.
La oportunidad del Mundial
No es algo material, pero se ha transformado en una obsesión para Lacalle Pou. La posibilidad de que Uruguay organice el Mundial de Fútbol en el 2030 junto con Argentina, Chile y Paraguay es una cuestión que el presidente también quiere abrochar al fin de su mandato. “Si el Mundial lo organiza el que más plata tiene, no tenemos chance. Acá hay una carga emotiva y anímica que son los 100 años de la primera Copa del Mundo, que apela a la esencia del fútbol”. “Es una oportunidad única. Fuera del aniversario de los 100 años es muy difícil subirse a otro viaje”, dijo el presidente en entrevista con la Radio Sport 890. “Mi nivel de optimismo con el Mundial es mayor que el de hace un tiempo. Hay que ver niveles de involucramiento de los demás países. Hay una intención seria de Uruguay de no dejar pasar esta oportunidad”.