“Este es un proceso profesional. Este es un proceso que, a diferencia de algunos que se han realizado en el pasado, recorre todas las etapas que debe recorrer un proceso de este tipo. Y por eso tenemos que sentirnos muy tranquilos de que se va a ver coronado por el éxito. Las cosas que empiezan bien, por lo general, siempre se desarrollan y culminan bien. Y a la inversa en caso contrario”.
El contador Danilo Astori, para desgracia de los uruguayos aún ministro de Economía y Finanzas, se despachó con artillería verbal de grueso calibre contra el presidente de la República que hemos elegido la mitad de los uruguayos.
Al hacerlo, no solamente agravia a Luis Lacalle Pou. También lo hace con respecto a todos los que lo votamos en las elecciones pasadas. Es decir, a la mitad de los uruguayos.
Y lo hace con la altanería y la soberbia que caracterizan a esa caterva de intelectuales de izquierda que soportamos en nuestro país desde hace unas cuantas décadas. Exhibiendo desde siempre el desprecio que derraman sobre quienes tienen (tenemos) la osadía de tener divergencias con su trasnochado socialismo de corte hispanoamericano.
El ministro Astori en su soberbia ya insoportable, exacerbada al máximo por el despecho que le ha proporcionado el doble bofetón electoral de octubre y noviembre, demuestra su desprecio hacia los votantes de la coalición multicolor. Y también acredita que cree que, además de ignorantes, somos gente desprovista de memoria.
¿O será él quien carece de ella?
Pues el párrafo inicial de esta carta (el que luce entre comillas) son las palabras que este destacado intelectual y personaje público pronunció el día 12 de febrero del año 2007. Cuando firmó el contrato con Leadgate. El inicio del “profesional proceso” de Pluna, que, como todos sabemos (al fin de cuentas, lo anunció nada menos que Danilo Astori) estaba condenado al éxito. Y, como todas las cosas que empiezan bien, terminó precisamente tan bien como todos sabemos.
Quien desee contemplar a Danilo Astori luciéndose en forma tan excepcional, puede hacerlo en esta dirección de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=3-ypQEYQvIw. También puede hacerlo el señor ministro, para refrescar su memoria. Cosa que, por lo visto, le hace mucha falta.
El autor de un proceso profesional tan bien comenzado que, como todos sabemos, terminó como comenzó (dando, parcialmente, la razón a Astori: las cosas terminan como comienzan) carece de autoridad intelectual y moral como para despreciar de esa manera a los numerosos uruguayos que llevamos con nuestros votos a Luis Lacalle Pou a la presidencia de la República.
Y no es ese el único video de YouTube que debemos recordar los uruguayos. Todos los uruguayos. Ya que dentro de un par de meses llega el momento de repasar la actuación de Danilo Astori durante los 15 años en que, de un modo u otro, dirigió la gestión del Ministerio de Economía y Finanzas. Pues ya en forma definitiva nos veremos libres de su tutela gubernamental.
“El inversor está comprometido a aportar una contribución inicial de 15 millones de dólares, además de la línea de crédito de 10, y los 152 millones que, en total, financiarán la incorporación de una flota de veinte aviones nuevos. Lo cual revela la conveniencia de este acuerdo para el país”.
Eso se puede ver en un regocijante video de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=IpgTr4Avy6s&sns=em. En el cual se expone un dúo de personas de rostro sumamente resistente: Danilo Astori y Víctor Rossi. Explicándonos a coro la conveniencia de este acuerdo para el país.
¡Festejen, uruguayos, festejen!
Podemos ver y escuchar al representante de Leadgate con una rotunda afirmación que, en parte es verdadera y en parte no lo es: “El gobierno ha negociado muy bien y muy duro (esta es la parte que no se ajusta mucho a la realidad) y para nosotros ha sido una muy buena experiencia que hemos tenido negociando con este gobierno (esta es la parte que, por desgracia para los uruguayos, es totalmente verdadera).
Y digo que por desgracia para los uruguayos porque fuimos nosotros –con nuestros impuestos y el pago de las tarifas disparatadas de empresas públicas– los que bancamos el mal negocio del gobierno, la torpeza de Danilo Astori y la buena experiencia de Leadgate.
Todos sabemos una parte de esta historia que, si no fuera trágica, sería sencillamente ridícula.
Los adquirentes compraron aviones Bombardier que no eran los adecuados para el uso que se proyectaba. Pero que tenían una gran ventaja: la empresa fabricante los financiaba íntegramente (porque el estado uruguayo salía de garante) y, además, pagaba una comisión de 15 millones de dólares a quien le llevaba el negocio. Que todos sabemos que fue Leadgate.
Por eso decían que iban a poner 15 millones de dólares. No pusieron nada. Llevaron a Bombardier un negocio en el que no pusieron ni un solo peso, compraron un lote de aviones que nunca pagaron, se llevaron por ello una buena comisión… y dejaron el agujero financiero a ese gobierno que había negociado tan bien y tan duro como para quedarse con un clavo del cien por ciento de la compra. Y, todavía, se quedaron con una empresa a la que ordeñaron bastante bien (aunque no tanto como proyectaban, porque no daba como para contemplar sus aspiraciones).
Claro, los que armaron un negocio tan conveniente para el país no fueron los que pagaron el profesionalismo de tan exitoso proceso. Pagamos todos los uruguayos. No ellos. Y no sé si ya terminamos de pagar o si todavía estamos haciéndolo. Prefiero no averiguarlo.
Entonces, cuando leo en los diarios esas declaraciones de tan triste y patético personaje no puedo menos que recordar dos frases famosas de ilustre procedencia.
Me refiero a la muy conocida de Cicerón: “Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?”.
Y a la no menos famosa del rey Juan Carlos: “¿Por qué no te callas?
Frases que no fueron enunciadas para Danilo Astori. Pero que le vienen sumamente ajustadas. Como anillo al dedo.
Y, para finalizar, un recuerdo de una conversación de algunos años atrás. Que no implica afirmación de hechos porque no tengo certeza alguna sobre ellos. Solamente una mera información proveniente de alguien que podía tener conocimiento cabal de lo ocurrido.
La venta y financiación de los aviones que tan bien negoció el gobierno uruguayo -con Danilo Astori a la cabeza– se hizo por intermedio de un conocido banco canadiense. En él trabajaba –ya no lo hace más porque falleció en un accidente de ruta– un abogado uruguayo que había sido compañero mío en la escuela. En uno de sus viajes a Montevideo en aquellos años me indicó que debía revisarse con cuidado el destino de los 15 millones de dólares de la comisión por la compra de los Bombardier. Me dijo que en Canadá no hay información oculta en los bancos y que esa se podía obtener con facilidad por las vías y procedimientos adecuados. Sé bien que no se pudo hacer en aquel tiempo.
Pero no sería mala cosa hacerla ahora. Se lo estoy recomendando desde ya a la gente de Cabildo Abierto y del Partido Nacional.
No solamente estamos todavía a tiempo, sino que ha llegado el tiempo.
Enrique Sayagués Areco
