Las llamas acechan a Penadés

Las llamas acechan a Penadés

La columna de Raúl Ronzoni

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Nº 2226 - 25 al 31 de Mayo de 2023

Hace varios años alguien me comentó que las caricaturas suelen interpretarse según el interés de cada observador cuando involucran a gobernantes o se relacionan con asuntos políticos. Es así, pero también la realidad amplía ese concepto.

La semana pasada, con su habitual agudeza, Junior dibujó en Búsqueda al senador nacionalista Gustavo Penadés caminando con el rostro consternado, como si supiera que se dirige irremediablemente hacia un precipicio. Lo persiguen varios focos ígneos que van aumentando de tamaño hasta que el mayor y más cercano a él comienza a quemarle parte de su ropa. El principio del fin.

El caricaturista no precisa el origen de las llamas. No es necesario porque desde hace dos meses es público y notorio. La primera la encendió el 28 de marzo la militante del Partido Nacional Romina Celeste Papasso en el programa televisivo Hacemos lo que podemos, entrevistada por Richard Galeano. Lo hizo molesta ante el desprecio del senador sobre su pertenencia al partido que ella había declarado integrar.

Denunció que hace 15 años Penadés le pagó en dos ocasiones a cambio de actos sexuales, la primera fue en 2007, cuando tenía 13 años y aún no había comenzado el proceso que la llevó a convertirse en transgénero. Aseguró que esa vez tuvieron relaciones sexuales en un motel al que llegaron en el auto del senador luego de encontrarse en el parque Batlle.

La denunciante reivindicó su condición de militante nacionalista y expresó su aspiración a una carrera política. Amplió sus denuncias en declaraciones públicas y con detalles que reiteró ante la fiscal de Delitos Sexuales, Alicia Ghione, dentro del marco de la investigación que la Fiscalía inició de oficio.

A las llamas que encendió Papasso se le fueron añadiendo otras con similares denuncias. De siete, cinco fueron asesoradas por el estatal Consultorio Jurídico de la Facultad de Derecho.

Algunos rumores y trascendidos sobre la investigación, cuyos detalles Ghione mantiene razonablemente bajo cuatro llaves, derivaron en que gobernantes nacionalistas, entre otros, el presidente Luis Lacalle Pou (“sería un mal amigo si no le creo”) y el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, cuya lista integra Penadés, lo respaldaran luego de que él negó las denuncias y anunció que pediría licencia cuando fuera citado por la fiscal.

Lo indiscutible es que el senador quedó en el centro de acusaciones que le atribuyen ser reiterante en algunos de los delitos más despreciables que sancionan las leyes.

Debe quedar claro que la condición de homosexual de Penadés nada tiene que ver. Fue denunciado por abuso y explotación sexual de menores y la ley no hace distinción de opciones sexuales. Dice: “El que pagare o prometiere pagar o dar a cambio una ventaja económica o de otra naturaleza a persona menor de edad o incapaz de cualquier sexo, para que ejecute actos sexuales o eróticos de cualquier tipo, será castigado con pena de dos a doce años de penitenciaría”.

La cuestión es relevante porque en la historia política del país no existen antecedentes sobre investigaciones o sanciones penales a gobernantes de similar nivel institucional al que tiene Penadés, un legislador que se ha destacado en los primeros planos.

De forma progresiva, la apreciación inicial fue cambiando en la interna nacionalista y se produjo una toma de distancia. Varios gobernantes blancos le remarcaron al resto que está en juego la seriedad partidaria y la responsabilidad institucional.

Tal vez por eso a comienzos de mayo el senador cambió su postura inicial de salir de licencia cuando fuera citado por la Justicia y la pidió entre el lunes 8 de mayo y el miércoles 7 de junio. También solicitó licencia en su partido. “Le dije que las circunstancias habían cambiado y que era hora de que pidiera la licencia”, reveló el senador blanco Sebastián da Silva.

Quizá Penadés tenga información que le permita saber que el 7 de junio, fecha tope de su licencia, estará terminada la investigación de la Fiscalía y habrá decisiones sobre las denuncias. Si es así, está equivocado.

Pocos fiscales querrían estar en los zapatos de Ghione. Será jurídicamente complejo que llegue a conclusiones terminantes debido al tiempo transcurrido desde algunos de los hechos denunciados y a las dificultades para obtener elementos objetivos de hechos con apariencia delictiva. Sin embargo, hay denuncias de hechos ocurridos el año pasado y otras más recientes.

Si cuando Ghione le tome declaración a Penadés encuentra pruebas o indicios suficientes sobre su responsabilidad, deberá imputarlo ante el juez en una audiencia de formalización. Si el senador admitiera su responsabilidad, puede negociar una rebaja en la pena en un proceso abreviado. Parece una utopía.

Mucha agua deberá correr hasta el fin de este proceso mientras se transita el camino hacia las elecciones generales de 2024. Esto, sin considerar que en algún momento se pida el desafuero que conlleva otro trámite.

Lo que parece claro es que cualquiera sea la decisión judicial final, a sus 57 años de edad y con 30 de trayectoria parlamentaria, la carrera política de Penadés puede considerarse al borde del precipicio.

Se ha sostenido que en política no hay muertos sino heridos graves. Incluso que los muertos políticos pueden resucitar. No parece ser el caso. Para gran parte de la opinión pública el asunto está laudado aun sin decisión judicial.

También juega en contra de Penadés que dirigentes nacionalistas tomen distancia electoral, como se ha demostrado en las últimas semanas. Difícilmente alguien con aspiraciones quiera compartir con él una lista porque puede ser una pesada mochila. Pero en la locura del mundo político todo es posible.

Los grandes incendios surgen de pequeñas chispas y cuando se vuelven incontenibles es muy difícil salir indemne.