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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl último día del año 2015 el gobierno les tenía reservada una bonita sorpresa a las empresas que pagan el 25% de IRAE (Impuesto a las Actividades Económicas), que se transforma en un efectivo y nada despreciable 30,25%, cuando se retiran utilidades. Peor, el decreto salió el mismo día que cierran ejercicio la mayoría de las empresas en Uruguay, el 31 de diciembre. Como para festejarlo.
¿Aumentó la tasa del impuesto? No. Se anuló el “Ajuste Fiscal por Inflación” (AFI), un ajuste técnico del balance fiscal, de larga tradición, pues con pequeños cambios, viene desde la época del IRIC y se mantiene en el IRAE, o sea más o menos 30 años de vigencia. ¿Por qué se mantiene durante tanto tiempo y tantas administraciones?, seguramente, porque aunque no es perfecto, es sencillo de calcular, y técnicamente aceptable.
Este ajuste, lo que hace es neutralizar los efectos de la inflación en los estados contables históricos, confeccionados de acuerdo a normas fiscales, que son la base de cálculo del IRAE. Sin el ajuste, se pagaría impuesto por ganancias que no existen, o se dejaría de pagar impuestos, por pérdidas que tampoco existen, visto esto desde un punto de vista económico. El resultado de su aplicación, depende de la estructura patrimonial y financiera de cada empresa.
Como consecuencia de este cambio, la mayoría de las empresas pagarán más impuesto, y otras, unas pocas, menos, pero todas en diferente medida, según sea su estructura financiera. Por lo tanto, si el ajuste por inflación era “bueno” (insisto, haberlo mantenido en la última reforma tributaria de 2007 así lo demuestra), el cambio que se realiza es injusto, pues no grava a todos por igual, en función de su renta fiscal, que es una aproximación a la renta real, sino que las discrimina según su estructura financiera. Como además el decreto suspende el AFI, salvo que la inflación supere el 10%, podemos sospechar que no llegará a ese porcentaje, pues el gobierno puede verse tentado a evitarlo, manejando tarifas para que no lo supere, como lo hizo anteriormente evitando que se activaran las “cláusulas gatillo” contenidas en los Consejos de Salarios. Si lo hizo antes, ¿por qué no hacerlo otra vez cuando sea necesario?
En definitiva podemos tener 2 empresas que tienen una renta fiscal idéntica, según normas vigentes hasta el 30/12, que con el cambio introducido el 31, paguen diferente IRAE. Si la empresa tiene muchos stocks de mercaderías, dinero en bancos, cuentas a cobrar, y pocas deudas con proveedores y bancos, pagará mucho más que el 25%. En cambio, si la empresa tiene pocos stocks de mercaderías, cuentas a cobrar, dinero en bancos, y muchas deudas, podría pagar menos del 25%. Incluso puede darse que una empresa tenga pérdidas, desde un punto de vista económico, y deba pagar IRAE de todas formas. Las empresas endeudadas pagarán menos, las más saneadas, pagarán más.
Lo menos que podemos afirmar respecto a este “cambio” en las normas fiscales, es que es discriminatorio, inoportuno y técnicamente indefendible, pues cobra impuesto por rentas que no existen, y discrimina a las empresas según su estructura financiera.
Todos lo sabemos, el Estado necesita dinero para solventar el enorme déficit fiscal que este mismo gobierno, y este mismo equipo económico se permitió en tiempos de vacas gordas, dilapidando cuantiosos recursos en forma irresponsable. Por ejemplo, y no es el único caso, hay que tapar el enorme agujero de Ancap. Nos han saqueado, por la vía del alto precio de los combustibles (esto desde siempre), y ahora, además tenemos que pagar el costo de la escandalosa mala administración de la empresa, y encima tolerar que ni siquiera se cambie su equipo de dirección. Los únicos que no pagarán las consecuencias serán, justamente, los directores, que permanecerán en sus cargos.
Volviendo al tema del AFI, correspondía subir la tasa del impuesto en forma temporal, nunca cambiar la forma de cálculo, que como intentamos explicar, es razonablemente justa, aunque no sea perfecta.
Andrés Bartesaghi