Maitena: la dibujante e historietista argentina participó en el cuarto encuentro de Desayunos Búsqueda

Una fiera que encontró serenidad en La Pedrera

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Luce su pelo canoso cortado a lo pillete, usa pantalones holgados, zapatillas deportivas y se viste de negro. Dice que no tiene ningún interés en parecer joven y que no se vuelve a poner tacos ni con una pistola en la cabeza. “Cuando ser joven es un trabajo, es que ya no sos joven”, agrega sabiamente. El público en la Sala Magnolio, principalmente mujeres, ríe y aplaude con complicidad, como lo hizo durante más de una hora al escucharla. Maitena Burundarena (Buenos Aires, 1962) fue la entrevistada el jueves 15 en el cuarto encuentro de Desayunos Búsqueda. Con su marcado acento porteño y una forma de hablar desfachatado y sin eufemismos, Maitena habló de su trayectoria como dibujante e historietista y de la etapa que comenzó a disfrutar desde que dejó de trabajar. “La vivo con mucha serenidad, eso es lo más lindo, porque serenidad no tuve nunca”.

En toda su reconversión tuvo mucho que ver La Pedrera. Allí llegó hace más de 20 años con su exesposo, padre de su hija menor, y se enamoró del balneario. Compraron un terreno, se hicieron primero una casa y después otra y vivieron juntos 20 años. Después se divorciaron, pero Maitena siguió fiel a ese balneario al que vuelve siempre porque mitad del tiempo lo pasa en Buenos Aires y la otra mitad en La Pedrera. Justamente hacia allí se fue después de la entrevista con Búsqueda. “A ustedes, qué les voy a explicar. Ya saben que es el lujo máximo estar ahí, poder ver el cielo ese todas las mañanas. Desayuno con el mate cocido, me siento en la puerta frente a la costanera a mirar el amanecer y me parece que no hay una vida mejor. No, no puede existir una vida mejor”.

Su nombre evoca mujeres de pelos coloridos y revueltos, de ojos grandes y mirada perturbada. Mujeres que hablan de los hijos, de madres, de la infidelidad y de la balanza que marca, despiadada, los kilos que sobran. Son sus personajes de Mujeres alteradas, la historieta que semanalmente comenzó a publicar en la década de los 90 en la revista Para Ti y que fue un éxito internacional. Después vinieron otras mujeres para la sección de humor de La Nación, que aparecían en una tira diaria titulada Superadas. En una quincena de libros reunió toda su obra y se vendieron dos millones de ejemplares. Pero antes de llegar a esas cifras y a ese éxito, Maitena tuvo que abrirse paso en un medio masculino. Fue un desafío, pero ya tenía la piel dura desde muy joven con su familia.

Su padre fue ministro de Cultura y Educación de la dictadura argentina en 1981; su madre, una arquitecta polaca que dejó su profesión para criar a sus siete hijos. Y en esa familia de derecha y cristiana, a los 17 años Maitena quedó embarazada. “Madre soltera a los 17, salgo a buscar trabajo sin saber hacer otra cosa que dibujar con algo de chispa. Descubro que eso que me sale fácil puede ser un oficio. Y me lo tomo en serio”, decía en una de las paredes del Centro Cultural Kirchner de Buenos Aires donde presentó Las mujeres de mi vida, su primera exposición retrospectiva.

“Mi escuela fue el trabajo”, dice en la entrevista con Búsqueda. “Yo siempre fui medio cabeza de chorlito para las cosas técnicas. Me pasaba en el colegio que no entendía nada, entonces resolvía los ejercicios a mi manera y tal vez me costaba una página entera llegar al resultado. Los demás hacían tres cosas y llegaban y yo ese chip nunca lo tuve. Cuando tenía que dibujar, me pasaba lo mismo, llego después de un proceso largo de trabajo. Hago montones de bocetos. Quienes fueron a la muestra vieron la sala de proceso creativo, puedo llegar a hacer 60 o 70 bocetos de un dibujo así de chiquitito”.

Ella no tuvo maestros y aprendió copiando de otros, entre ellos, Quino, Fontanarrosa, Milo Manara, José Muñoz, Guido Crepax. Como tenía talento para el dibujo, el padre de su novio le consiguió trabajo en un departamento de arte para armar avisos. Ese fue su primer trabajo como dibujante. A los 20 años, entró en Sex Humor. Allí llegó gracias a una amiga con quien había comenzado a dibujar historietas y que conocía a Juan Sasturain, que había sido director de Humor. “En realidad a Andrés Cascioli, el director de la revista en ese momento, le parecía interesante que la hija de un tipo que había formado parte de ese gobierno nefasto y que era de derecha y medio facho, dibujara esas cosas eróticas que yo dibujaba. Entonces dijo: ‘¡Wow!, a ver esto’. En realidad su interés fue ese”.

La Fiera y el deseo femenino

A fines de los años 80 las historietas las hacían hombres. Y Maitena había crecido leyendo esas historietas. “A mí nunca se me pasó por la cabeza que había una posibilidad de dedicarse a eso. Entonces cuando empiezo a hacer humor y erotismo hago una versión femenina muy diferente a lo que hacían mis compañeros varones, sobre todo en Sex Humor. Era una época machirula, homofóbica, racista. Los chistes eran horribles y el deseo siempre era masculino. En esas historietas siempre el que estaba caliente era el hombre y la mujer era el objeto de deseo. Sex Humor era muy de mostrar la chica en cuatro patas con el vaso de whisky. Entonces empecé a dibujar personajes femeninos que estaban calientes, que quieren que les pasen cosas y les pasan. Lo mirás ahora y eran de una gran inocencia, pero eran fuertes conceptualmente”.

Uno de sus personajes se llamaba Coramina y era una rubia preciosa a la que le pasaba todo lo que a Maitena le hubiera gustado que le pasara. Después llegó La Fiera, que no era tan agraciada, pero con su gran “lomazo” capturaba a los hombres al abrirse el impermeable para mostrarles sus atributos. “La Fiera salía a la mañana a buscar comida y cada semana cazaba a alguien de una profesión distinta: abogado, verdulero, pintor, guardavidas… Se me acababan los oficios porque el personaje duró unos cuantos años y salía cada 15 días. La Fiera terminó teniendo una escena con un marciano. Uno de mis favoritos”, cuenta y otra vez provoca carcajadas.

Su personaje era tan malvado que despertó el enojo de algunos compañeros de la revista. Uno de ellos fue Tabaré, dibujante uruguayo, que le dijo que La Fiera era horrible por cómo maltrataba a los tipos que capturaba. “‘Los trata como si fueran una aceituna, los come y escupe el carozo’, me dijo, y me pareció una linda imagen. Yo le contesté: “Eso es lo que hacen ustedes con las mujeres en todo el resto de historietas de la revista”.

Alteradas

Sex Humor, donde estuvo siete años, fue su mayor entrenamiento para la próxima etapa que llegó en los años 90 con un ofrecimiento de la revista Para Ti para que hiciera humor de mujeres. Así nació Mujeres alteradas. “Cuando me llamaron, primero pensé: ‘no lo voy a poder hacer’, porque yo venía de hacer guarradas, pero era muy buena plata, en una editorial sólida con seguro social para mis hijos con un sueldo fijo por mes. Entonces dije: ‘lo voy a hacer, lo voy a intentar’, y lo intenté y fue un éxito. Pero me di cuenta muchos años después de que en Sex Humor había aprendido a animarme a contar lo que se me pasaba por la cabeza, a buscar adentro mío y a ser honesta y sincera”.

Maitena considera que el éxito de Mujeres alteradas fue no encerrarse en un solo personaje. “Yo creo que fue un gran hallazgo para mí en cuanto a lo creativo. Me permitió estar 10 años hablando de un tema y encontrando montones de mujeres como personajes. Mi vida cambió. Venía trabajando desde los 17 años, tenía 32 cuando entré en Para Ti y en dos o tres años fue un boom muy grande”.

Su éxito la sorprendió y ella lo atribuye a tres motivos: a empezar a hablar de temas de los que nadie había hablado antes; a que no había humor hecho por mujeres, salvo excepciones, y a que a principio de los 90 las mujeres se pusieron de moda. “Pasó Sex and The City y surgieron un montón de personajes femeninos. Antes las mujeres en ficción eran siempre con un hombre al lado o eran madres. No había un personaje femenino que se bancara una serie, una película, una historieta. Me parece que tuvo que ver con algo que estaba en el aire y que era necesario, por eso también fue muy bienvenido. Era un mercado de las mujeres. Para mí, mi público son las mujeres, no les estoy hablando a los hombres”.

Otro humor

“El humor ahora es un embole”, dice Maitena al referirse a lo políticamente correcto que se expandió hacia el arte y la sociedad en general. “Me parece que el mundo está cada vez más gorra y que vamos a terminar rodeados de policías o siendo un poco policías del otro, del vecino, como ya pasó en la pandemia. La gente se pone la gorra muy rápido. Me parece que el mundo lamentablemente va en esa dirección, así que yo me voy en dirección a La Pedrera”.

Piensa que las redes sociales tuvieron mucho que ver con ese cambio de juego en el humor y provocan autocensura. Ella ha sentido el afecto del público en las redes, pero también el odio, incluso alguien le llegó a escribir: “Ojalá te mueras”. “Es muy desagradable, hay que tener la piel dura y estar acostumbrada. La gente joven está acostumbrada y no le importa. A mí me arruinó el día”.

Ahora está haciendo el libro de la muestra Las mujeres de mi vida, que fue enorme y ocupó ocho salas del Centro Cultural Kirchner. “Fue muy bueno el trabajo de Liliana Viola, la curadora. Con ella revisamos mi trabajo de hace 20, 30 años. Yo consideraba que muchos de esos trabajos ‘atrasan’, pero Liliana logró conceptualizar y armar cada vidriera de acuerdo a un tema y poder hacer una bajada de 10 líneas explicando algunas cosas. Había historietas que yo no las hubiera puesto por cómo tratan el tema del cuerpo, de las dietas, de la gordofobia. Pero Liliana sí las eligió y estuvo bueno. Si entendemos de dónde venimos, entendemos mejor dónde estamos”.

En esta muestra, Maitena se dio cuenta de lo que había significado su trabajo para un montón de mujeres de distintas edades y condiciones sociales. “Tener lectoras como tengo, que van desde las que se hacen la cirugía en Miami hasta la que está limpiando en una casa, es muy interesante, es muy enriquecedor, es un regalo de la vida hermoso haber llegado a tanta gente”.

La Pedrera fue fuente de inspiración para Rumble, su novela autobiográfica. “En 2006 dejé de dibujar y pensé en tomarme un año sabático, pero nunca más volví. Venía trabajando desde 1979 todos los días, muchas horas del día y de la noche. Bueno, ahora estoy volviendo y acabo de terminar un trabajo de unos dibujos que tuve que hacer. ¡Lo que me costaron, lo que me costaron!”.

También La Pedrera le enseñó que es bueno trabajar solo lo necesario. Lo aprendió de los lugareños, que prefieren sentarse a tomar mate y mirar el mar antes que ganarse unos pocos pesos arreglando una canilla. “Ahora quiero descansar. Estoy en una época de cosecha y es muy lindo. Me gusta estar cerca de la gente y dar consejos a los jóvenes y a los dibujantes. Siempre me gustó dar consejos. Es horrible, pero me gusta”.

Al finalizar la entrevista, Maitena recibió de obsequio una caricatura de Junior, dibujante de Búsqueda. “Está bueno el dibujo. Estoy así de vieja”, dijo, y de nuevo hubo risas.

Desayunos Búsqueda
2023-06-21T23:52:00