Nº 2121 - 6 al 12 de Mayo de 2021
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLa sensación es que estamos bombardeados por noticias de nuestra política nacional —a veces muy menores y ahora relegadas por la pandemia— que nos hacen pensar que es todo lo que hay. Pero no es así. El mundo sigue evolucionando hacia cosas que con el tiempo van a ser mucho más influyentes para nuestra vida cotidiana. En este editorial cada tanto intentamos mirar un poco por encima del ruido local. En el algún momento hablamos de la guerra entre China y Estados Unidos por el dominio de la tecnología 5G y de las prioridades de la Naciones Unidas para mejorar la calidad de vida del ser humano globalmente, entre otros temas. Hoy nos referiremos al gigantesco proyecto que representa la inteligencia artificial (IA), que todavía no está bien definido de qué se trata y qué abarca, pero ya atrae inversiones hipermillonarias y otra disputa de las grandes potencias.
En el 2016 solo las empresas estadounidenses invirtieron cerca de 30.000 millones de dólares en el sector y se proyecta que para 2025 la inversión sea de 126.000 millones, estimaciones que para muchos se quedan cortas. Pero cuando se habla de ese dinero se puede asegurar que la llegada de la inteligencia artificial con todo su potencial estará garantizada. No importan las advertencias sobre el equilibro de beneficios y amenazas a las que hicieron referencia en su momento Stephen Hawking y en tiempos más recientes los influyentes Bill Gates y Elon Musk, el ingeniero multimillonario ahora famoso con su participación en la carrera espacial.
El temor de estos famosos observadores de la evolución global de la tecnología como un todo es que si bien la capacidad de que las máquinas piensen y razonen por su cuenta puede ser difícil de alcanzar, también representa un peligro real para la humanidad, entre otras cosas porque controlarán centrales nucleares, suministros de luz, misiles y más.
Uno de los padres de la IA, Marvin Lee Minsky, estaba convencido de que ella salvaría a la humanidad, aunque también profetizó en 1970: “Cuando los ordenadores tomen el control, quizá ya no los podamos volver a recuperar. Sobreviviremos mientras ellos nos toleren. Si tenemos suerte, quizá decidan tenernos como sus mascotas”.
“Si no puedes vencerla, únete a ella”, dijo Edon Musk en una entrevista reciente en el podcast The Rogan Experience, que tuvo una vasta repercusión. El excéntrico personaje asegura que la IA superará ampliamente a la inteligencia del hombre, y que la única manera que tendrá el ser biológico de sobrevivir será uniéndose a ella. Algunos de sus vaticinios dan bastante miedo. Para el entrevistado se podrá especular mucho, pero en definitiva la IA terminará escapando al control humano.
“Intenté advertir sobre el ritmo demasiado intenso de la inteligencia artificial, pidiendo que se regule, pero nadie escucha. Lleva muchos años implementar normas; solo implementar el cinturón de seguridad tomó 10 años. Este lapso es irrelevante para la inteligencia artificial. Diez años será muy tarde”, dijo Musk, quien también alertó sobre la tentación de usar la IA como arma.
Lo que expone Musk es coherente con la ya establecida carrera entre China, Estados Unidos y en menor medida Europa, lo que la consultora Euroasia llama Guerra Fría Global por la Tecnología. Quien se adelante con esta herramienta puede tener el dominio económico y militar en un tiempo no tan lejano.
Bien podría tratarse de una película de terror barata y futurista, o de una excelente como 2001, odisea del espacio, de Stanley Kubrick. Pero según estas destacadas personalidades no estamos tan lejos de semejante realidad. Todo esto está sucediendo en el mundo hoy, mientras seguimos mirando nuestro ombligo con disputas políticas pequeñas que estancan el desarrollo en general. No estaría mal tener algún ojo puesto en este fenómeno debido a sus posibles beneficios y también a las potenciales amenazas.