N° 1889 - 20 al 26 de Octubre de 2016
N° 1889 - 20 al 26 de Octubre de 2016
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáRafael Michelini se convirtió en el abanderado de la ignorancia de algunos políticos sobre las normas procesales y el funcionamiento del sistema judicial. Desconocen las leyes que ellos mismos votan y como él, para sustituir ese hueco, recurren a falsedades. En cambio, cuando se trata de apoyar cuestiones partidarias o personales dan vuelta la tortilla. Las cosas como son.
Lo de Michelini no es debido a inexperiencia. Por el contrario. Ocupa cargos de gobierno desde la salida de la dictadura, cuando fue electo edil. Durante las siguientes décadas, como legislador, por responsabilidad debió incorporar conceptos elementales sobre las normas y el sistema judicial, porque también las vota, y no lo hizo. De la misma forma que es una utopía que el olmo dé peras, lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta ni lo alquila.
El legislador cree que todo vale para defender al ministro del Interior, Eduardo Bonomi. Lo grave es que le salió el tiro por la culata, porque debido a su arrogancia no se preparó. Tampoco valoró la gravedad institucional de poner en duda la honestidad de los jueces penales: de eso se trata cuando los acusa de violar la ley por liberar presos en forma arbitraria. Eso se llama desestabilizar.
Utilizó, con otras palabras, una mentira repetida mil veces: los delincuentes entran a los juzgados por la puerta y salen por la ventana. Un discurso demagógico y permeable para los militantes que creen que todo es blanco o negro. Si se concedieran libertades en forma arbitraria, no habría 10.000 reclusos hacinados, ni entre ellos 35 muertos y 70 heridos este año. Las cárceles, esos depósitos en los que se violan los derechos humanos, dependen del Ministerio del Interior. Eso también es inseguridad. Si a los jueces y los fiscales les aportaran pruebas, serían muchos más los encarcelados.
Michelini lanzó el petardo en “Desayunos informales” de Teledoce, cuando afirmó que los jueces otorgan libertades anticipadas a reincidentes y que si “actuaran bien, los reincidentes no saldrían”.
Como ese dislate le pareció poco, agregó: “una persona hace una rapiña, se la agarra, se lo procesa y dos meses después se lo suelta. En el año puede haber cinco o seis de esos casos”.
Añadió otro dato, esta vez citando a su jefe: “La otra vez Tabaré Vázquez en una reunión nos dijo: tenemos el caso de una rapiña, que son 16 años como máximo. Una persona en cinco años hizo 17 rapiñas, nunca estuvo más de cuatro meses preso. ¿Y eso es problema de Bonomi? Diecisiete veces lo atraparon, diecisiete veces lo soltaron”.
Ante tamañas barbaridades la Corte reaccionó. Como a un escolar le explicó por escrito que otorgar libertades anticipadas es una facultad exclusiva del máximo organismo judicial y no de los jueces penales. Para dejarlo claro le remarcó que durante 2016 no había otorgado libertad anticipada a ningún reincidente.
Luego del tirón de orejas admitió su error y dijo que se refería a libertades condicionales y no anticipadas. En lugar de avergonzarse, o por lo menos sonrojarse y pedir disculpas, buscó jusfiticarse: la aclaración de la Corte es “un tecnicismo”, porque “la gente entendió lo que quise decir”.
En ese mismo escrito la Corte le solicitó datos sobre los casos y jueces a quienes les imputó actuar ilegalmente liberando rapiñeros y para aplicar el artículo 239 de la Constitución. Este la habilita a investigar las irregularidades o arbitrariedades cometidas por los jueces y a aplicar sanciones. Pero como lo de Michelini es una payada, se escondió detrás de un discurso de guapo de barrio: “Yo no voy a perder el tiempo en informar nada”.
Su reclamo por dejar en libertad a quienes según él los jueces deberían procesar desnuda su doble discurso. A fines de 2013, acompañado del entonces vicepresidente Danilo Astori y de otros dirigentes del gobierno, organizó una marcha de apoyo al ex ministro de Economía Fernando Lorenzo, porque había sido procesado por abuso de funciones por el caso Pluna. Después, pese a que estaba sometido a un proceso, Michelini impulsó sin éxito incluir a Lorenzo en las listas del Nuevo Espacio para las elecciones. ¡En qué quedamos!
Otra cosa que omite u oculta es que ningún juez penal tiene la facultad exclusiva de otorgar una libertad, menos aún de rapiñas, que es un delito inexcarcelable. Cuando se trata de cualquier otro delito excarcelable el juez decide siempre recabando la opinión del fiscal.
Cuando su metida de pata quedó al desnudo, lo consultaron algunos medios y pasó a imitar a Cantinflas. Lo más notorio fue durante una entrevista con Daniel Castro en “La mañana” de El Espectador en la que incluso se molestó con preguntas del periodista. (*)
Es tal su entrevero que insistió: “Bonomi está haciendo su trabajo. La Policía está bien haciendo su trabajo. (…) Si yo soy juez y no hago mi trabajo, ¿de quién es la culpa? Los jueces dan la libertad condicional, entonces (los delincuentes) vuelven a hacer rapiñas”. Pobre muchacho.
En defensa del ministro sostuvo que se descubre “cerca del 90% de los delitos, aunque no lleguen a juzgarse”. Un dato confuso y arbitrario. Según el Ministerio Público: de 100% de las denuncias solo 18% llega al sistema judicial y 4,5% termina en imputación penal. Y eso ocurre porque las capturas son escasas y las pruebas aportadas por la Policía, insuficientes.
Siempre es bueno releer a quienes reflexionan. Según Ernest Hemingway, “se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar”. Desde hoy jueves, día de su cumpleaños, a Michelini le faltarán dos años para cumplir los 60.
Por eso es más aplicable un aserto genérico de Abraham Lincoln: “Mejor es callar y que se sospeche de que tienes poca sabiduría que hablar y eliminar cualquier duda sobre ello”.
Ya lo aconsejaba el “filósofo” compatriota Cacho Bochinche: “Boquita con llave”.