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    Militares presos

    Sr. Director:

    Ocho años de prisión. Este 6 de mayo cumplimos 8 años de prisión, por lo que estamos esperando ser liberados ya que el comandante en jefe del Ejército en el año 2006 nos prometió que serían esa cantidad de años.

    Ese comandante en jefe venía de cenar con el entonces presidente de la República, Dr. Tabaré Vázquez, y su secretario, Dr. Gonzalo Fernández.

    Pero esta no fue la única promesa incumplida. Antes de esa hubo varias más. ¿Fueron una sucesión de casualidades o actos de traición premeditada que formaban parte de un plan fríamente calculado?

    Hagamos un repaso de los hechos que culminaron con nuestro procesamiento y cómo esos 8 años pasaron a ser 25.

    Por aquellos últimos días de nuestra libertad, el entonces comandante en jefe, teniente general Bertolotti, designó a los entonces generales Carlos Díaz y Pedro Barneix para que efectuaran averiguaciones sobre los detenidos desaparecidos, concurriendo a varios lugares, entre ellos a mi domicilio particular.

    En la mencionada reunión les manifesté que ante las preguntas de un señor general respondería pero que no lo haría a solas, lo que motivó que se realizara una reunión ampliada en la glorieta del Hospital Militar.

    Posteriormente hubo otras reuniones: en el Comando General del Ejército, en la sede del antiguo Servicio de Información y Defensa en la calle Monte Caseros, en la ciudad de Santa Ana do Livramento, en la ciudad de Rivera y en todas ellas el discurso del mando fue el mismo: “colaboren que nadie va preso”.

    Como se ve, no fue un acto aislado la decisión de obtener la información y entregarnos a cambio de quien sabe qué y nosotros ingenuamente confiamos en los mandos y su palabra de honor.

    Luego de todas estas reuniones, de idas y venidas, uno de los señores generales que manejaba las reuniones y la información, fue electo por el Poder Ejecutivo para ocupar el cargo de comandante en jefe del Ejército y así llegamos a lo que dije al inicio de la carta: “vengo de cenar con el presidente; les van a dar 8 años”.

    Después de que nos dieron su palabra de honor y no cumplieron, después de habernos mentido y estando presos, fuimos esposados, fichados, tratados como delincuentes comunes, insultados y salivados a la salida de los juzgados y todo ante la pasividad del mando en quien habíamos confiado.

    Hoy somos un puñado de viejos soldados presos a quienes responsabilizan de todo lo sucedido. Si ese es el lugar que nos toca en la historia, lo aceptamos, firmes y dignos, con nuestro honor intacto.

    A nuestros enemigos les decimos que nos vencieron pero no estamos derrotados, seguimos de pie y orgullosos de haber servido a la nación y a su pueblo.

    A quienes decían ser nuestros amigos y nos olvidaron, no hay resentimiento; simplemente indiferencia. Aprendimos a conocer quién es quién y cuánto valen.

    Para finalizar, gracias a nuestras familias y a los camaradas y amigos incondicionales quienes con su afecto y apoyo nos han acompañado.

    Cnel. (r) Ernesto A. Ramas

    CI 707.695-5