Nº 2107 - 21 al 27 de Enero de 2021
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLa cultura musical popular afrodescendiente se ha expandido más en Uruguay que en Argentina, pese a que, en los orígenes de las expresiones musicales de los negros, aún esclavos, el aporte fue similar en ambos países.
En lo que hace al inicio difuso del tango, ese aporte fue sin duda rioplatense.
Pero hoy —aun teniendo en cuenta la diferencia de territorios y poblaciones— hay más negros en Uruguay que en Argentina, y aquí, de las músicas que se desprendieron del candomblé original que llegó de África, superando a aquel tango acelerado e indefinido, la principal fue el candombe, como representación de una raza, la que se asentó con rapidez mayor.
¿Qué pasó del otro lado del río, donde languideció la cultura afrodescendiente, con el candombe en un segundo plano, y resplandeció, con otras influencias inmigratorias, el tango que llegó a su etapa clásica a partir de la Guardia Vieja? Entre otras cosas, muchas familias de negros pasaron a Uruguay.
He debido leer varios libros de historiadores de prestigio para entender el proceso vivido.
En Argentina, el apoyo que los negros recibieron, muy fuerte, ocurrió durante la llamada “Restauración”, cuando el poder fue ejercido por Rosas: su época de esplendor, donde el propio gobernante y su hija Manuelita asistían a reuniones con grupos de negros para bailar el candombe. Esta época fue reflejada años después por Blomberg y Maciel, este un guitarrista afrodescendiente, en temas como La mazorquera de Montserrat, La guitarrera de San Nicolás, La canción de Amalia y otros, todos incorporando ciertos toques novelescos a la verdad histórica.
Derrocado Rosas, vino una época donde “negro” representó el epítome de la alegría, pero adjudicándole un carácter infantil, alguna insuficiencia mental o posesión diabólica. Representación algo tardía de este breve período son Siga el baile, San Domingo, Alma de moreno, El negro alegre y El candombe, de variados autores.
Posteriormente, y siempre años después de los hechos, ya más cercanos y con el tango en desarrollo, los autores principales pasaron por unos temas evocativos presentando a los afrodescendientes como algo en vías de extinción —Azabache, Negra María, Tango negro y El Barrio del tambor son ejemplos— mientras se señalaba su marginalidad, pobreza y desesperanza.
Finalmente, en Argentina, lo vinculado directamente al candombe fue recurrente, pero pobre, breve y con destaque de la “alegría salvaje y desenfreno” de los negros. Y aparecieron obras que lo confirman, de autores ya consagrados en el tango y la milonga: Azabache, Baile de los morenos, El barrio del tambor, Santo Domingo y Candombeando, entre otras.
Entre las décadas de 1940 y 1950 surgieron Piana y Manzi para crear la milonga “ciudadana”, que en algún aspecto implicó la reivindicación del negro, aunque resaltando sus décadas de sufrimiento —caso de Aleluya, Pena mulata y Milonga de Juan Manuel— y, tal vez, sorprendentemente para algunos, su comicidad. Fueron estos autores y sus creaciones quienes abrieron la puerta para que en 1950 Edmundo Rivero hiciera Milonga en negro, recreación humorística de la fiesta de casamiento de afrodescendientes, que grabó con Troilo y luego con guitarras.
Y aquí aparece otra de tantas curiosidades de la música popular ciudadana: cuando parecía, por el paso del tiempo y el descenso de su población, que la molestia de los negros por cómo habían sido tratados después de la época de Rosas había disminuido, Rivero se encontró con protestas inesperadas que, por un tiempo, hicieron que retirara el tema de su repertorio y hasta pidiera disculpas públicas.
Empero, Milonga en negro hoy se sigue emitiendo por emisoras uruguayas y argentinas, sin mayor repercusión:
—Allá en una negra casa / bajo un negro firmamento, / en donde en negro momento / una negra escena pasa, / donde es negro el dueño de casa / y negros sus habitantes, / pero negros muy galantes / y de educación no escasa (…) Después de esta fiesta negra / los negros novios se fueron, / a un negro cuarto subieron, / negras sábanas tendieron / y a eso de la medianoche / cosas de negros hicieron: / la negra durmió en la cama y el negro durmió en el suelo…
Rivero confesó que la letra se la enseñó su madre, que la había escuchado del payador Higinio Cazón, otro afrodescendiente. Dicen los que saben más que yo, está lejanamente inspirada en un soneto de Quevedo, del siglo XVII, titulado Boda de negros.