N° 2001 - 27 de Diciembre de 2018 al 02 de Enero de 2019
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn estos días de celebraciones parece bueno poner atención en algunos aspectos positivos de Uruguay. Es cierto: está terminando un gobierno muy pobre, que se caracteriza por su estado de letargo y pocas ideas. Insólitamente ya todos hablamos de qué se debe y puede hacer a partir del 2020, regalando así un año más de estancamiento, lujo que no podríamos darnos. De los niveles bajos de seguridad y mala educación hemos hablado bastante en esta página, pero cuando vemos que se insulta a un ministro que compartía con su familia momentos de esparcimiento, sentimos que es la confirmación de que hemos caído muy bajo y hemos perdido algo que distinguía a nuestra nación, tristemente para siempre.
Pero también hay para destacar. Lo dijo Carlos Pagni, columnista de La Nación. Uruguay diseñó un esquema de poder que pone en el centro —“y esto es lo que admiramos los que miramos a Uruguay desde afuera”, sobre todo “en este momento histórico de Argentina y de Brasil”— a la “consagración de los partidos políticos como actores principales de la vida pública y de la política”. Es muy válida la reflexión de Pagni. Hemos visto en nuestros vecinos regionales y en el mundo lo que pasa cuando los partidos no merecen el crédito que la ciudadanía tiene para ofrecer.
La voz de alerta la vienen dando en los últimos años los estudios sobre opinión pública realizados por Equipos Consultores. En una entrevista en 2016 con Búsqueda, su director y vocero, Ignacio Zuasnabar, explicó que los cambios sociales revelados en ese momento en sus encuestas amenazaban “los cimientos de los partidos políticos” y el tipo de democracia actual. Un poco más de un año después dijo: “Si el año que viene seguimos viendo estos niveles de desencanto político, creo que el período que viene vamos a tener un gobierno que va a tener problemas de legitimidad”. Todo parecía indicar que íbamos en el camino de los peores ejemplos de la región.
Sin embargo, según publicó la última semana Búsqueda basándose en Equipos Consultores, los ciudadanos están razonablemente satisfechos con la oferta actual de los partidos políticos. Nos indica Zuasnabar que se ha encontrado un menú de candidatos variado. Para nosotros esto incluye unos supuestos outsiders que de todas maneras se incorporan al sistema y respetan las reglas de la política como es concebida en nuestro país.
Por su parte, el experto en opinión pública agrega que en este tiempo decenas de candidatos están recorriendo el país, dialogando con la ciudadanía, en un proceso que “fortalece la representación política y el funcionamiento democrático”.
“Es bueno no confiarse demasiado”, advierte de todas formas el director de Equipos. Siempre fue así, el cuidar las bases de nuestras instituciones es un tema recurrente que es como nuestro propio cuerpo: nutrirlo un día puede dar satisfacción, pero no nos exime de hacer lo mismo al siguiente día. Paso a paso debemos estar vigilantes a todo aquello que puede afectar nuestra república. Generalmente los políticos e incluso los periodistas de opinión se remiten a hechos más superficiales, a los síntomas. Hablar o escribir sobre lo esencial resulta aburrido por obvio. Pero esos temas más superficiales tienden a corromper nuestra estructura más profunda, aquella de la que nos aburre hablar. Debemos cuidar un sistema que da garantías a todos. No hay que permitir que por nuestra negligencia, seamos arrastrados a que algo como el disparate dicho por el presidente de Bolivia, Evo Morales, —“la independencia de poderes es una doctrina norteamericana”— pueda ser si siquiera considerado en Uruguay.