Nº 2222 - 27 de Abril al 3 de Mayo de 2023
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLa semana pasada estuvo en Uruguay Gerry Garbulsky, fundador de Aprender de Grandes y director en TEDx Río de la Plata, dando un taller al que él llama El rompecabezas de la vida. Tuve la suerte y el privilegio de tener varias conversaciones con Gerry durante su estadía en Uruguay.
En forma bastante contraintuitiva a nuestra voluntad y preocupación permanente por alargar nuestra vida, Gerry propone e insiste en el concepto de ensancharla. Es decir, no se tratar de vivir más, sino de hacer nuestra vida más abarcadora, más amplia, más versátil, más llena de conocimiento y más completa. De hecho, varios de los talleres y entrevistas que ha hecho van en esa línea, promoviendo el desarrollo de nuestra mente y por ende de nuestra vida.
Alan Greenspan, Warren Buffett y Gabriel Rozman (para no pensar solo en personas que nos resulten lejanas en extremo), entre otros, han estado hasta avanzada edad liderando organizaciones, desafiando la creencia generalizada de que nuestra capacidad mental se deteriora de forma inevitable a medida que envejecemos.
Los líderes que son tan agudos a los 60 como lo eran a los 30 son aquellos que constantemente perfeccionan su aptitud cognitiva: su capacidad de razonar, recordar, aprender, planificar y adaptarse. Estos ejecutivos practican técnicas específicas para estimular el desarrollo de nuevas células cerebrales y redes neuronales.
En los últimos años, varias investigaciones en neurociencia han producido algunos resultados que ponen patas arriba creencias que tenemos muy arraigadas sobre el cerebro. Una de esas creencias es que la capacidad de aprender necesariamente disminuye con la edad. El Instituto Nacional de Salud Mental y la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos han publicado en los últimos 10 años varios artículos que demuestran que las neuronas, las células básicas que permiten la transferencia de información para respaldar el poder de cómputo del cerebro, no tienen por qué morir a medida que envejecemos. Por el contrario, estos mismos estudios muestran que, para una serie de funciones relacionadas con el comportamiento motor y la memoria, el organismo puede expandir su dotación de neuronas a medida que envejecemos. A este fenómeno se le ha llamado neurogénesis.
Pero ¿qué tiene que ver todo esto con la vida profesional? El proceso de neurogénesis se ve muy afectado por la forma en que vivimos la vida. La anatomía del cerebro, las redes neuronales y las habilidades cognitivas pueden fortalecerse y mejorarse a través de experiencias e interacciones con nuestro entorno. La salud del cerebro no es solo el producto de experiencias infantiles negativas o positivas y la herencia genética, también es el reflejo y resultado de algunas elecciones y experiencias adultas.
Desde el punto de vista del ensanchamiento de la vida, como dice Garbulsky, estas son muy buenas noticias. Estos estudios demuestran, por ejemplo, que la experiencia adquirida en áreas tan diversas como tocar la guitarra, hacer rompecabezas, hablar un idioma extranjero y desarrollar nuestro cuerpo tanto con deporte como con buena alimentación expande nuestra red neuronal y hace que las partes del cerebro responsables de la comunicación nos tornen más comunicativos y capaces de adquirir información en forma más fácil y automática. En otras palabras, es posible desarrollar cambios físicos en nuestro cerebro aprendiendo nuevas habilidades.
¿Cómo podemos empezar a transitar este camino? ¿Cómo podemos aplicar todo esto a nuestra vida profesional y personal? ¿Cómo podemos producir impacto positivo en nuestros ambientes de trabajo y en nuestro entorno más cercano?
Quizás un buen punto de partida para empezar a bajar a tierra todo esto y decidir por dónde empezar sea el de realizar un buen diagnóstico personal, definir claramente nuestro punto de partida.
Una herramienta, que por trivial que parezca no deja de tener una potencia inesperada, es la de construir un FODA personal. Este recurso, que se usa normalmente en las empresas para detectar las fortalezas, las oportunidades, las debilidades y las amenazas (FODA) propias de la empresa puede tener un viraje muy potente cuando se hace personal.
Es importante construir de manera consciente nuestro FODA personal pero, sobre todo, es extremadamente necesario poder validarlo y compartirlo con otros como una buena fuente de diagnóstico, para entender dónde estamos parados. Este trabajo puede hacerse en forma individual, es cierto, pero involucrar a colegas, amigos, familia para validarlo y detectar nuestros puntos ciegos es algo tremendamente importante para darle la objetividad necesaria y así evitar caer en falsos supuestos.
También, algo que siempre sugiero es visualizar nuestra imagen de plenitud personal. Plenitud, según su definición formal, es “el estado de totalidad, integridad o cualidad, el apogeo, el momento álgido o culminante de algo”. Entender cuál es nuestra definición de plenitud y entender en dónde estamos es una buena forma de entender los gaps mentales o emocionales que tenemos por desarrollar.
Ver el estado de plenitud personal y profesional puede ser construido en torno a seis dimensiones, que son: salud (entendida como vida saludable), paz mental, desarrollo de nuestro mundo interior o espiritual, la que tenemos en relación con el dinero y el mundo material, el espacio de nuestras relaciones con los demás y el legado que queremos dejar o nuestra definición máxima de propósito. Una buena forma de hacer este diagnóstico es dibujar (literalmente representar con un dibujo) cuál es nuestra versión de plenitud en cada área y entender qué tan lejos o cerca estamos de esa visión.
FODA y visión de plenitud son dos buenos puntos de análisis para entender dónde estamos parados. Nos pueden ayudar a entender los pasos que queremos dar para llegar a donde queremos ir y las áreas que tenemos que desarrollar, dejar o seguir haciendo.
El paso siguiente, a partir de esta situación inicial, sería ver qué cosas son las que podemos hacer para desarrollarnos, crecer y poder ensanchar nuestra vida (SIC). Aquí van algunos tips.
Las experiencias novedosas estimulan el cerebro y generan así el nuevo conocimiento necesario para el reconocimiento de patrones. Para darle al cerebro la novedad que necesita, es recomendable participar en actividades desafiantes como estudiar un nuevo idioma, aprender a pintar, probar nuevas tecnologías o tomar lecciones de un instrumento musical que nunca hayamos tocado antes.
La recreación o el juego involucran parte del cerebro que es responsable de las funciones cognitivas de más alto nivel, que incluyen el autoconocimiento, el conocimiento de otros, la memoria y el procesamiento de incentivos y recompensas. El riesgo alerta al cerebro y activa la capacidad de razonamiento e imaginación. Cosas tan sencillas como jugar al ajedrez, sudoku, crucigramas proporcionan un riguroso nivel de entrenamiento. Varias empresas en Silicon Valey están alentando entornos de juego estructurados dentro de la organización en espacios formales para desarrollar en forma sistemática esta dimensión.
Dejar el escritorio y la mesa de reuniones y pasar por el área de descanso de la empresa, el lugar donde comen los colaboradores, la planta de producción o el local de ventas. Esto podría ponernos en un territorio desconocido, lo cual es bueno para ampliar la perspectiva con la que vemos las cosas. Además, el mero acto de caminar y moverse vigoriza el cerebro. Es por eso que, cuando alguien tiene un bloqueo mental sobre algún problema que está resolviendo, levantarse y cambiar el entorno puede llevarlo a ese momento de “eureka” que necesita.
Si bien la lectura es importante, muchas veces no encontramos el tiempo para leer todo lo que quisiéramos. A veces ver una charla TEDx por día, tener conversaciones con personas que hace tiempo no tenemos promueven tener perspectivas diferentes, incorporar conocimiento y desarrollar o visualizar áreas olvidadas de interés y motivación.
Bajarse una aplicación para manejar el calendario, forzarse a aprender una herramienta tecnológica que usan las generaciones más jóvenes, incluso aprender a jugar ese juego al que juegan nuestros hijos en su consola. Eso activa innumerables canales cerebrales que vinculan las redes auditivas, visuales y táctiles. Hablar de estas experiencias con colegas y amigos extenderá y afirmará esta actividad por todo el cerebro aún más.
El cerebro no es una isla, es parte de un sistema que se beneficia del ejercicio cardiovascular, una buena dieta y hábitos de sueño adecuados. Una de las defensas más identificadas de forma consistente contra el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer es un buen régimen de ejercicio. La sangre y las hormonas que se mueven haciendo ejercicio fluyen literalmente a través de los vasos sanguíneos y llegan a los músculos, las articulaciones, los huesos y, sí, también al cerebro.
A veces es bueno simplemente empezar por algo… pero empezar. Me quedé con algo que me dijo Gerry la semana pasada, y es que ni bien aprendemos o incorporamos algo nuevo es ideal poder contárselo a alguien de inmediato. Más allá de la potencia que tiene esto para reafirmar lo que aprendimos, en ese momento tenemos la capacidad de empatizar con el estadio mental de “no conocimiento” que tiene esa persona sobre aquella temática porque hace muy poquito tiempo nosotros no lo sabíamos y podemos entender qué se siente.
La longitud de nuestra vida es algo que lamentablemente no podemos controlar del todo. Sin embargo, podemos empezar ya mismo a ensancharla, y eso sí que no tiene límites.