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    Mujica cree que su fama internacional obedece a que el mundo está en una “crisis política” y al “bajo nivel” de los líderes actuales

    “A veces los discursos en las cumbres internacionales son para gritar ‘socorro’. Yo no creo que diga ninguna genialidad pero (...) cualquiera que diga algo distinto en ese contexto, se lleva los aplausos”, opinó

    Tiene 78 años y más de 60 dedicados a la política. Le gusta contar que conoció a Ernesto “Che” Guevara y que visitó la Unión Soviética en una de sus épocas de mayor expansión. Habla con admiración de Winston Churchill y Napoleón Bonaparte y, a veces, recurre a anécdotas de los históricos líderes europeos como ejemplo de sabiduría política. Cada vez se siente más cerca de José Batlle y Ordóñez, de quien hasta colocó una foto en su despacho, y lo nombra como el constructor del Uruguay moderno, de la misma forma que cree que Juan Manuel de Rosas inició el camino de la Argentina actual y fue el gran inspirador de Juan Domingo Perón y todo lo que vino después.

    Ese es José Mujica. La historia, conjugada con la política, es una de sus mayores pasiones. Tenía 74 años cuando asumió como presidente y pasó a ser uno más en esas cumbres internacionales a las que antes seguía con tanta avidez como espectador. El norteamericano Barack Obama, la alemana Angela Merkel, el chino Li Kequiang, la brasileña Dilma Rousseff y hasta el papa Francisco se suman ahora a los personajes de su anecdotario.

    Pero, a juzgar por los medios internacionales, fue él quien se transformó en uno de esos personajes. Uno de los 100 pensadores globales más influyentes, según entiende la revista de política internacional “Foreign Policy”. Uno de los 16 tomadores de decisiones más importantes del mundo, agrega, junto al jefe de la diplomacia estadounidense John Kerry y al presidente ruso Vladimir Putin.

    El motivo en que se basa la revista para colocarlo en ese lugar es “por redefinir a la izquierda latinoamericana”. El motivo a raíz del cual Mujica considera que está ahí es “por el bajo nivel actual de los líderes mundiales” y por la “crisis política” que atraviesa la humanidad.

    Al enterarse de esa distinción internacional, el presidente mantuvo un breve diálogo con su ministro de Vivienda, Francisco Beltrame, que resume todo. “Después de escuchar los discursos de mis colegas en las cumbres internacionales, puedo llegar a entender por qué estoy ahí”, le dijo distendido en una noche de diciembre, mientras participaban en una despedida de fin de año.

    “¿En tierra de ciegos el tuerto es rey?”, preguntó Beltrame, tratando de adivinar la intención. “Así parece”, balbuceó el presidente antes de subirse al auto oficial, en donde lo esperaba su chofer y hombre de confianza Daniel y, sentada en el asiento trasero, su perra Manuela.

    “Franqueza inusual”.

    La “tierra de ciegos” a la que aludió Mujica es, para él, el mundo en el que le toca ejercer la principal responsabilidad del Estado uruguayo, según dijo esta semana a Búsqueda.

    Mujica explica su reconocimiento internacional y las repercusiones que está teniendo en varios de los principales medios del planeta a través de una visión oscura sobre lo que hay a su alrededor en la dirigencia política mundial.

    “Cuando el presidente venezolano Hugo Chávez murió en marzo, varios asumieron que la resurgida izquierda latinoamericana moriría con la ida del populista arrogante de camisas rojas. Unos meses después, de todas formas, el movimiento encontró un nuevo e inesperado líder en José Mujica, presidente de Uruguay”, argumentó la revista internacional al designarlo como uno de los políticos más influyentes del año.

    “La controvertida agenda política de Mujica, que le ha rendido admiradores y detractores, ha generado un nuevo debate sobre el futuro de la izquierda latinoamericana. Rompiendo con el exagerado antiamericanismo de Chávez y con el conservadurismo latinoamericano, Mujica está señalando el camino posible a sus camaradas”, concluyó el artículo.

    A su vez, la prestigiosa revista británica “The Economist” eligió a Uruguay como “el país del año” por las “reformas liberales” que impulsó, entre las que mencionó la legalización del matrimonio homosexual y la regulación del mercado de la marihuana. También dijo que Uruguay fue “el país del año” por tener a Mujica como presidente.

    El año cerró con más elogios internacionales para Mujica. La revista española “El País Semanal” describió al presidente como “admirablemente humilde” y dijo que, para ser político, tiene una “franqueza inusual”.

    La publicación publicó una lista de los 100 iberoamericanos del año 2013. El papa Francisco ocupó el primer lugar y Mujica fue colocado en el puesto número seis de la nómina. Al presentarlo, el periodista español Miguel Ángel Bastenier definió al jefe de Estado uruguayo como “sabio, chófer y cocinero, pero, sobre todo, humanista del saber cotidiano”.

    En la edición de “El País” de Madrid del último domingo del año, el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, publicó por primera vez su columna titulada “El ejemplo uruguayo” en la que destacó las reformas para legalizar el matrimonio entre homosexuales y la venta y producción de marihuana. Vargas Llosa opinó que esas fueron “las dos reformas liberales más radicales” del gobierno uruguayo.

    “La libertad tiene sus riesgos y quien cree en ella debe estar dispuesto a correrlos. Así lo ha entendido el gobierno de José Mujica al legalizar la marihuana y el matrimonio gay. Y hay que aplaudirlo”, escribió Vargas Llosa en su columna que se reproduce en esta edición de Búsqueda (ver página 35).

    De todos esos focos que desde el exterior iluminan su figura, Mujica reflexionó con Búsqueda y llegó a la conclusión de que el problema que genera su fama es más grave de lo que parece.

    “Estamos muy lejos de tener una cabeza política que piense en el mundo como un todo. Cada uno de los líderes está metido en su país y desesperado por ganar las elecciones que vienen. Por eso, si aparece alguien que dice algo distinto, llama la atención”, evaluó.

    Ese problema no lo tiene la economía, que “tiende a ser cada vez más un sistema interdependiente de carácter global”, pero en política no hay “una agenda de grandes temas del mundo que obliguen a un acuerdo”, reflexionó el presidente.

    “En la historia, los grandes momentos de unidad que hubo siempre fueron con bota militar. Roma, Alejandría, el imperio chino, todo fue por la fuerza. Eso no es pensable en el mundo de hoy. Entonces habría que tener una nueva agenda de carácter mundial”, opinó.

    ¿Agenda para qué? Para “organizar todo el planeta con una serie de cosas que sean comunes o relativamente convergentes y de esa forma poder revertir la crisis de rumbo que tiene la humanidad”.

    Con el objetivo de dimensionar la palabra “crisis”, el presidente uruguayo puso un ejemplo. “Se gastan dos millones de dólares por minuto en presupuestos militares. Con esa plata se solucionarían muchos problemas de la humanidad. Se está despilfarrando todo eso”, destacó, reiterando lo que había dicho ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

    “Eso responde a que hay una gran crisis de carácter político. Estamos padeciendo una civilización que nos lleva. No hay liderazgo mundial y los que están son de bajo nivel”, señaló.

    Mujica dijo que no añora el “mundo bipolar” de antes porque tenía “problemas de funcionamiento importantes”, como demostró la historia, pero opinó que “tenía un ordenamiento” relativo. “Ahora estamos en un mundo caótico que va a terminar embromando a todos: a los que lideraron los dos bloques de antes y a los que lideran ahora”, sentenció.

    El presidente uruguayo atribuyó la mayor responsabilidad a “los grandes países” porque “tendrían que pensar en esto y en el futuro de la humanidad, pero están pensando en su interna y en la política chica”.

    “A esta altura, los pobres de África no son más africanos; son pobres de la humanidad pero parece que no se dan cuenta”, se lamentó.

    “Gritar socorro”.

    Así está el mundo, según Mujica, pero así también está la región. Su diagnóstico no mejora cuando se detiene a hablar del barrio. “Los chinos ahora se instalaron en el puerto de Montevideo. Tienen unos galpones enormes y operan desde ahí. Y nosotros en el Mercosur estamos discutiendo sobre la competitividad. ¡No seas malo! ¡No se puede creer!”, enfatizó.

    El presidente estimó que las “reglas claras y nuevas” tienen que negociarse a “nivel del mundo pero también a nivel de la región”.

    Pero para poder acordar son necesarios antes los discursos, otros de los grandes ausentes según su perspectiva.

    “Hay un problema con los discursos también. Obama, por ejemplo, tiene un discurso mucho más progresista que el de algunos países europeos que deberían estar a la vanguardia y tienen un discurso colonialista de bajo nivel”, opinó.

    “A veces, los discursos en las cumbres internacionales son para gritar ‘socorro’. Yo no creo que diga ninguna genialidad ni nada por el estilo, pero mi repercusión internacional es porque el mundo tiene una crisis política de la gran puta y cualquiera que diga algo distinto en ese contexto, se lleva los aplausos”, agregó el ex guerrillero tupamaro.

    El problema, entonces, son los líderes políticos internacionales, según entiende. “Por supuesto que hay librepensadores y filósofos en el mundo pero eso no hace carne en la alta política, en la que toma resoluciones. Esos tipos hablan en una tertulia pero no para orientar las grandes líneas de la humanidad”, afirmó.

    Como protagonista en muchos de los diálogos entre presidentes, Mujica relató que “la mayoría de las conversaciones no son sobre para dónde va el mundo ni nada que se le parezca”.

    Hay excepciones, aclaró. De derecha y de izquierda. “Me pasó con Fidel (Castro), con el que hablé cosas más universales. Pero también me pasó con algunos del otro lado ideológico. El problema es que son los menos”.

    Otro Plan Marshall.

    La falta de rumbo general de la humanidad genera para el presidente uruguayo otro problema muy importante: un enfrentamiento comercial de bloques que, cree, puede tener consecuencias muy negativas.

    “Europa trata de juntarse con Estados Unidos con una mirada del Océano Atlántico. Eso es para soportar la competencia de China. A su vez, ellos están con la Alianza del Pacífico. Del otro lado está China y más neutrales están Rusia, la India, África y el Mercosur. Hay movimientos fuertes para los dos lados: acción y reacción. ¿Cómo termina esto? ¿A dónde va el mundo? ¿Dónde se discuten estas cosas?”, preguntó.

    “No sé qué va a pasar pero como tendencia es preocupante. Los presupuestos militares no bajan. Además yo voy a China y me regalan una maqueta de un portaaviones. Y los portaaviones no son armas defensivas. A buen entendedor, es el anuncio de una política exterior futura”, agregó.

    La gran pregunta para Mujica es: “¿Tiene sentido tener estas políticas que solo sirven para incrementar la tensión en el mundo cuando lo que tenemos que hacer es lo contrario?”.

    “La humanidad tiene problemas que son enormes y solucionarlos genera trabajo. Yo sé que la industria armamentista es brutal, pero arreglar esas falencias también puede generar una industria”, opinó.

    Entonces, opinó, la solución sería “un nuevo Plan Marshall contra la pobreza a nivel del mundo. Esa sería la mejor forma de movilizar las economías centrales porque lo que se gasta en armamento es plata tirada. Se puede gastar la mitad de eso en ayuda y eso va a elevar el nivel de vida y después le van a comprar, porque van a tener un poder adquisitivo que hoy no tienen”.

    Parece muy sencillo pero “para eso hay que mirar el mapa y se tienen que poner todos de acuerdo en estas cosas básicas”, advirtió Mujica.

    ¿Qué está haciendo él desde su lugar para lograrlo? Además de decirlo en las distintas cumbres internacionales en las que le ha tocado participar, Mujica informó que planteará “algunas de estas cosas a Obama” cuando lo visite en los próximos meses.

    “¿Quién se hace cargo del mundo? Porque ahora hay que hacerse cargo del mundo y si no lo hace la política, puede haber un problema. No podemos renunciar. Es un tema de supervivencia de la humanidad y eso lo voy a conversar con él. Hay que intentar cambiar el rumbo”, estimó.

    Por eso añora la revolución, aunque cree que se está dando de otras formas. “El mundo siempre necesita revolución. Eso no significa disparos o violencia. Revolución es cuando uno cambia su pensamiento”, le dijo Mujica al diario británico “The Guardian”, que publicó esa declaración en su edición del viernes 13.

    El dólar es una “moneda de goma”

    “¿Hasta cuándo el mundo se va a seguir rigiendo en su intercambio con una moneda que es de goma, como el dólar?”, se preguntó el presidente José Mujica.

    A juicio del primer mandatario, “la conformación de un nuevo esquema de relacionamiento comercial demanda inequívocamente un metro único, una moneda única”.

    Si bien reconoció que su planteo puede parecer “un imposible”, asumió que contar con un patrón único de intercambio “de por sí ya podría resolver muchas inequidades en cuanto a los términos de intercambio”.

    Rusia

    El papel de Rusia bajo el liderazgo de Vladimir Putin es algo que Mujica entiende debe incluirse “obligatoriamente” a la hora de hacer una lectura del mapa de poder mundial.

    “No parece que haya que dar por muerta a Rusia”, dijo el presidente a Búsqueda. Su influencia internacional es notoria y quedó de manifiesto en el caso del ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden, a quien Moscú le brindó asilo, así como el papel central para desactivar la crisis en Siria o cómo está operando sobre Ucrania para lograr con ella una unión aduanera como ya tiene con Kazajistán y Bielorrusia y desdeñar un acuerdo con la Unión Europea.

    Mujica opinó también que no se debe dejar de lado “un tema clave: la condición de Rusia como regulador del precio del petróleo mundial, aún sin estar en la OPEP”.

    Rusia integra, junto con China, India, Brasil y Sudáfrica, un conglomerado de países conocido como BRICS que además de coordinar posturas políticas ya avanzó en la formación de un nuevo organismo financiero internacional. La población de estos países sumada equivale a casi la mitad de los habitantes del planeta.

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    2014-01-02T00:00:00