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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLas visiones sesgadas de la historia son como la mirada de un tuerto, o sea, lamentablemente imperfectas. El artículo “Matarlos de hambre” del Sr. Marcos Cantera Carlomagno, publicado el 4 de agosto en Búsqueda, es una reivindicación de la capacidad de Alemania para resurgir de las cenizas después de la II Guerra Mundial. Cosa que nadie niega. Pero la nota condena al mismo tiempo la política anglosajona de tratamiento a los germanos en posguerra, citando correspondencia de funcionarios norteamericanos de segundo nivel donde se proponía matar a los alemanes de hambre, suprimir su capacidad industrial y convertir al país en una nación agrícola, presumiblemente para impedir que pudiera resurgir como potencia militar. Aun asumiendo que la citada correspondencia sea genuina, lo cierto es que la política de posguerra de los aliados fue la contraria —salvo el desmantelamiento industrial de Alemania, que fue más allá de la eliminación de la industria bélica. Pero no hubo deportaciones masivas ni trabajos forzados impuestos a la población, como hicieron los alemanes en los países ocupados. La ayuda a Alemania a través del Plan Marshall fue el punto de partida del “milagro alemán”. Es cuestionable la afirmación de que las compensaciones de guerra que tuvo que pagar Alemania fueran iguales o mayores a las ayudas recibidas, por dos razones: la primera, que semejante drenaje de fondos hubiera impedido la recuperación; la segunda, que los aliados ya habían aprendido la lección en el Tratado de Versailles, que estableció exageradas compensaciones por pedido expreso de Clemenceau —pese a las reservas de los “anglosajones”— porque eran similares a las que Alemania impuso a Francia al ganar la guerra de 1871, después de Sedán: reparaciones que fueron honradas, no así las que debía pagar Alemania después de 1918, que no lo fueron. La nota no hace ninguna referencia al período nazi y sus crímenes, omisión notable, ni tampoco dice nada de la Alemania agresora y violatoria de la neutralidad de terceros países en las dos guerras mundiales del siglo XX. Estos acontecimientos explican por qué, después de ambos conflictos, los países victoriosos desmilitarizaron a Alemania, situación que continúa hasta hoy. Las dos unificaciones de Alemania, la primera, obra de Bismarck a fines del siglo XIX y la otra más reciente que siguió a la caída del Muro de Berlín, atentan contra el sano equilibrio de fuerzas en el continente europeo, emanado del Tratado de Westfalia en 1648 y reivindicado por el Congreso de Viena de 1815, que mantuvieron divididos a los estados germanos. El poderío alemán actual continuará siendo una fuente de graves problemas para el continente europeo.
Marie-Jeanne Forn
CI 5.266.812-3