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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáA veces se pasa muy rápido de la esperanza a la decepción, aunque quiero resistirme a ese pasaje y mantener la esperanza viva y fuerte.
Digo esto porque no podía ocultar mi alegría cuando la mayoría de los partidos políticos incluyeron en sus programas capítulos enteros dedicados al bienestar animal o a la protección de los animales.
Así puede comprobarse con la lectura de “Bienestar animal y tenencia responsable” (pág. 105 y siguientes) del Programa del Partido Nacional, donde se hace un cuidadoso y preciso enfoque del tema.
Lo mismo en el Programa del Partido Colorado: “Bienestar animal” (pág. 258 y siguientes); en el del Frente Amplio: “Bienestar animal” (pág. 151); en el de Cabildo Abierto: “Bienestar animal” (pág. 92), en el del Partido de la Gente: “Protección de los animales” (pág. 74) y en el Partido Verde Animalista: “Protección animal” (pág. 8).
¡Cuán reconfortados nos sentíamos al ver que, finalmente, desde aquel lejano 1989 en que el Partido Colorado fue el único y el primero en incluir este tema en su Programa de Gobierno, finalmente ahora, prácticamente la unanimidad de los actores políticos jerarquizaba a la relación de la población con los animales en su agenda de gobierno!
No cansaremos al lector volviendo a señalar los errores en que la mayoría parlamentaria del todavía hoy Gobierno incurrió cuando aprobó las leyes 18.471 y 18.611, desechando muchas soluciones que ya estaban propuestas desde 1997 en los proyectos presentados por el Partido Colorado. Dejaremos para cuando se plantee la discusión parlamentaria referirnos al malhadado enfoque del Poder Ejecutivo cuando dictó los Decretos 62/2014 y 311/2016.
Lo cierto es que en el análisis hecho por los diferentes partidos se van consolidando convicciones que esperemos se traduzcan en consensos al momento de dictar normas y aplicar medidas.
Algunos de los objetivos básicos que señalamos hasta el cansancio cuando éramos parlamentarios, hoy parecen ser reconocidos como escalones importantes a alcanzar.
La consagración de la tenencia responsable, con obligaciones y sanciones a quien no la observe, el castigo efectivo de los actos de maltrato y crueldad, incluyendo la figura delictiva para los casos más graves, la reformulación y reubicación institucional del organismo especializado en la materia, dotándolo de los recursos necesarios para poder cumplir sus fines adecuadamente, el manejo de registros estadísticos confiables sobre animales de compañía en hogares (lo que facilita el cálculo de los animales errantes o abandonados). La última información oficial data de la Encuesta de Hogares de 1996 que impulsamos para contar con esas cifras. De allá para acá: guitarra y tambor.
Todos estos aspectos parecen estar en el foco de atención de los partidos y eso nos alegra mucho, con la esperanza de que se avance en un tema de convivencia que no es nada menor.
Cuando esto está sucediendo, viene el baldazo de agua fría. En Búsqueda N° 2.051, un titular de tapa expresa: “El futuro ministro de Ganadería anuncia un plan inmediato de captura de perros sueltos en el campo y en las ciudades”. Y luego, en un extenso reportaje, en las págs. 30 y 31, ante una pregunta del periodista sobre qué piensa hacer con el problema de las jaurías en el campo, dice: “Es una de las limitantes que impide que el sector ovino se recupere. Y el gobierno que viene tiene que hacer algo para proteger no solo a la producción, sino a los seres humanos. No puede haber perros sueltos. La captura de animales sueltos es una medida a implementar de inmediato. La responsabilidad del Estado es proteger al sistema productivo y a la gente. En el Hospital Pereira Rosell cada día entra un niño con mordidas de perros. Hay que implementar un plan de captura de perros sueltos de inmediato en el área rural, pero también amerita en las áreas urbanas para proteger a la gente”.
Quedé estupefacto, haciéndome muchas preguntas. ¿El futuro ministro habrá leído los programas de gobierno de los partidos que integran la coalición? ¿Creerá realmente que la reinstalación de la perrera –de triste recuerdo y de inútil existencia durante 50 años, es solución de algo? ¿Qué va hacer con los perros capturados? ¿Matarlos como antes se hizo? ¿Estará informado el futuro Ministro de que las políticas no eutanásicas de población de perros errantes han sido adoptadas genéricamente a nivel internacional por el fracaso de las primitivas como la que él propone? ¿Conocerá la experiencia chipriota que mató a todos los perros de la isla para tener una mayor superpoblación tres años después?¿Sabrá de lo que está hablando cuando utiliza el argumento efectista y falso de un niño por día entrando al Hospital Pereira Rossel mordido por un perro? ¿Sabrá que el 95% de las personas mordidas por perros lo son por perros con dueño y generalmente del propio hogar del lesionado? ¿Alguna vez habrá observado la conducta de un perro callejero, sumiso y amigable porque si no lo es, no come? ¿Sabrá el señor futuro Ministro que el señor presidente electo de la República votó en 2001 un proyecto que impulsamos sobre bienestar animal, que se votó por unanimidad en la Cámara de Representantes y que lamentablemente luego naufragó en el Senado, con una filosofía totalmente diferente a la que se trasluce de sus dichos? ¿Cree que matando (porque lo de la “captura” termina en eso) perros sueltos hoy va a evitar que la irresponsabilidad de personas que tal vez sean vecinas al productor damnificado, corrijan su conducta?
Veo con preocupación los problemas que enfrenta el productor rural (no sólo el de ovinos). El abigeato es uno de los mayores (y no pasa por los perros). Este de las jaurías es también un problema que requiere un poco más de creatividad, un poco más de inteligencia y un poco más de conocimiento. Y para hacer algo que perdure y realmente sea efectivo hay que enfocar en la individualización de los humanos irresponsables que están detrás del fenómeno, aplicar la ley y sancionar con toda la fuerza que esta permita. Acentuar las campañas de castración para evitar la reproducción indeseada y analizar profundamente prácticas como la caza con perros que deforman el carácter del animal y contribuyen a la formación de jaurías. El registro de animales de compañía, empezando por los perros, también es una medida que ayudará a identificar responsables. La cooperación institucional, con diversos actores de la sociedad civil, también ayudará a determinar causas, responsables concretos en diversos ámbitos y, lo más importante, posibles soluciones.
La perrera en Montevideo se suprimió en 1995 con un Decreto del Poder Ejecutivo que tuve el honor de redactar. Instrumento inútil que sobrevivió en varias Intendencias y en la Comisión de Hidatidosis hasta que se abandonó precisamente por su inutilidad. Pero no solo aquí, señor futuro Ministro: en el mundo.
Habrá que realizar una tarea mucho más pesada que ponerle un lazo en el cuello y asesinar al Callejero de Alberto Cortés. Pero valdrá la pena. Ojalá tenga, el señor futuro Ministro, la suficiente visión e imaginación.
Dr. Ronald Pais