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Con esta frase, justificamos la indiferencia sobre la existencia de alguien y su obra; y cuando repasamos su trayectoria nos sorprendemos y especulamos sobre los motivos por los que está en el sitial de honor del “crack olvidado”.
En la búsqueda de una identidad nacional, las naciones latinoamericanas y el Uruguay entre ellas, han logrado identificarse con determinados estilos, en algunos casos en forma exclusiva como Brasil y su bossa nova, y en otros casos en forma compartida, como los países caribeños con la salsa, el merengue y otros bailes.
Un claro ejemplo de la asociación entre región y música, es el Río de la Plata, sus capitales portuarias Montevideo - Buenos Aires y el Tango.
Uno de sus claros exponentes y referente ineludible ha sido y será —entre otros— mi abuelo, don Horacio Antonio Castellanos Alves, conocido como “Pintín”, quien además de contar entre sus obras con la más conocida y popular “La puñalada ”, milonga tangueada; en el libro “Cien tangos fundamentales ” de Oscar del Priore e Irene Amuchástegui (Ed.Aguilar, 1998 - Buenos Aires), “La puñalada ” ocupa sitial de honor junto con “La cumparsita ”, ambas grabadas por D’Arienzo en 1943, en un disco que se convirtió en el más vendido en la historia del tango.
Cuenta con más de 150 obras en su haber con distintos ritmos, entre ellas “El pirata ”, “Don Horacio”, “La estancia”, “Besos de mujer”, “Adiós” grabada por Mercedes Simone y Hugo del Carril, “El pájaro muerto ” en honor de Carlos Gardel con versos de Juan Carlos Patrón y Edmundo Bianchi, “Quiero que tú sepas ”, “Me gusta bailar milonga ”, “El canfinflero”,“Meta fierro ” en honor de H.Supicci Sedes, “La endiablada”, “Chaparrón”, “Bronce”, “Nyanzas y malevos”, “My dolly” con ritmo de fox trot, etc.,etc...
Poseedor de un gran oído musical, no solo se destacó como músico intuitivo (no estudió música), sino que también fue un personaje montevideano, representativo de las más ricas tradiciones uruguayas, tan venidas a menos en los últimos tiempos.
Así lo describe Raúl E. Barbero en el libro de Sudei “Crónica de una vida de 50 años” en Aniversario de su fundación en 2001: ... “Pintín descendía de una familia de alternancia social en el Montevideo de principios del Siglo XX, tutelada por el prestigio del padre, caballero a carta cabal. Ese linaje no le impidió conectarse con la gente del pueblo, de la que siempre estuvo cerca en la consustanciación de sentimientos traducidos en melodías fáciles”.
Defensor de los derechos de los intérpretes y de toda expresión artística, su actitud fue siempre de respeto y rescate del acervo cultural, y en coherencia con ese espíritu, fue co-fundador de Agadu Y Sudei, institución esta última que presidió desde su creación en 1951 hasta 1956.
En este año se cumplen 30 años de su desaparición física y 80 del estreno de “La puñalada”, ocasión que aprovechamos para reiterar la importancia de contar con políticas culturales que destaquen y cuiden a los actores culturales y sus obras, así como aprehender lo que es nuestro y desarrollarlo, no solo como camino de identidad, sino como fuente de divisas.
Si olvidamos o simplemente evitamos recurrir a nuestros referentes, logramos que sean otros quienes sí los hacen suyos, y con muy buenos resultados, no sé si me explico.
Creo y sin temor a equivocarme, que sería hora de replantearnos nuestra actitud hacia aquellos artistas, que como mi abuelo, cimentaron nuestra música ciudadana, seguida por unos y luego por otros y así sucesivamente.
