N° 1878 - 04 al 10 de Agosto de 2016
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl teatro es el sublime arte de representar historias sobre un escenario. En el lenguaje popular, “hacer teatro” tiene igual significado que el académico, pero peyorativo: se magnifican, inventan o promueven hechos para llamar la atención con el objetivo de que se considere a una persona un héroe o una víctima.
El mundo político-judicial se parece cada vez más a la actividad teatral: denuncias presentadas con una escenografía armada, manifestaciones de militantes políticos o sindicales frente a los juzgados, monólogos previamente estudiados, protestas sobreactuadas y el infaltable apoyo de corifeos.
En los últimos años ha sido frecuente. A fines de 2013 un grupo de manifestantes se trasladó a Araminda en autos y óminibus y le hizo el “aguante” al ex ministro de Economía, Fernando Lorenzo, porque había sido imputado de un delito de “abuso de funciones” por el “caso Pluna”. Entre los hinchas que cuestionaban la actuación judicial estaban el entonces vicepresidente Danilo Astori y el senador Rafael Michelini. Vana protesta: más tarde, Lorenzo los dejó pagando cuando no apeló su procesamiento y la imputación quedó firme.
Los ejemplos similares, anteriores y posteriores, son varios. El más reciente es el del vicepresidente Raul Sendic. Planificó una puesta en escena para anunciar que presentaría un escrito en el Juzgado del Crimen Organizado de Primer Turno. Le comunicó a la sede judicial su disposición a declarar sobre su gestión en Pluna pese a que las denuncias no mencionan personas sino hechos con apariencia delictiva. Con el libreto en la mano, les dice a la fiscal María de los Ángeles Camiño y al juez Néstor Valetti (ahora sustituido por su colega Beatriz Larrieu) que pretende defender su honor y que tiene “absoluta tranquilidad” sobre su actuación en Ancap.
Es improbable que el contenido de ese escrito sea producto de una irreflexión. Se trata de un golpe de efecto destinado a sus electores, a su partido y a los ciudadanos en general: “Vean, acá estoy”, “No me escondo”, “Voy de frente y no tengo nada que ocultar”, parece decir.
Un “engaña pichanga” para los desprevenidos que ignoran las normas y pueden imaginar que a diferencia del resto de los mortales los gobernantes pueden evadir la acción de la Justicia salvo cuando lo hacen voluntariamente.
Sendic y el otro firmante del documento, el senador Leonardo De León (por su anterior vinculación con Alur) serán citados aunque no estén imputados directamente en las denuncias. Como presidente de Ancap (marzo 2010/octubre de 2013) y antes vicepresidente durante la gestión de Daniel Martínez, el orientador de la lista 711 tiene responsabilidad directa respecto a los hechos denunciados. Por lo tanto, el escrito carece de valor.
Es imposible que Camiño o Larrieu no los citen porque serían ellas las omisas y no tienen antecedentes de serlo. Por el contrario.
Cuando sean citados, Sendic y De León podrían ampararse en sus fueros y declarar por exhorto (por escrito). Pero el juzgado puede constituirse en sus despachos del Senado para interrogarlos. Esta coartada publicitaria probablemente se diluirá hasta 2017 porque en un tema de gran complejidad el juzgado debe antes interrogar a otros testigos y esperar el resultado de varias pericias técnicas. No los citarán cuando ellos quieran, sino cuando el curso del proceso indique el mejor momento.
Un periodista, buen amigo, me señaló hace algunas semanas que cree que algunos se empeñan en “pegarle en el suelo” a Sendic luego de que se descubriera la falsedad de su título de licenciado con el cual firmó como vicepresidente de todos.
Ni con el mayor esfuerzo se puede obviar su delictiva usurpación de título aunque algunos lo califiquen como un hecho menor. Las propias actitudes de Sendic, como esta de la presentación del escrito, conducen a asociar hechos. Si le añadimos los cuestionamientos que ha recibido de sus propios correligionarios (por ejemplo, el ministro Danilo Astori y Javier Miranda), aun con la mayor piedad el olvido es imposible.
“Nunca van a lograr que acate las inmoralidades de Ancap ni el título trucho de Sendic. Así lo haya votado por unanimidad el Plenario del Frente Amplio”, sentenció en Twitter el ex asesor de Astori, Esteban Valenti.
Con esta infantil puesta en escena desnuda su doble discurso. De la misma forma que ahora solicita declarar para demostrar su honestidad y defender su honor frente a “una campaña de desprestigio organizada por la derecha”, pudo averiguar qué Fiscalía y qué Juzgado estaban de turno cuando estalló el escándalo de su presunta licenciatura.
Con el mismo razonamiento que utiliza para las denuncias sobre Ancap, pudo entonces presentar un escrito ante un juez y un fiscal para defender su honor y demostrar que su título de licenciado es auténtico y que es víctima de una campaña de desprestigio. No lo hizo porque no podría demostrarlo.
El genio británico del teatro, Laurence Olivier, decía: “¿Qué es en el fondo actuar, sino mentir? ¿Y qué es actuar bien, sino mentir convenciendo?”.
Según ese razonamiento, hay que mentir convenciendo, sin chapuzas ni tomaduras de pelo. De lo contrario, cualquier actor de primera línea será forzado a abandonar los papeles protagónicos para transformarse en un partiquino.