Nº 2211 - 2 al 8 de Febrero de 2023
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLa publicación, hace pocas semanas, del libro Ramón Díaz. Una biografía intelectual, reflotó aportes y el pensamiento de nuestro fundador. Hernán Bonilla, su autor, hace un buen trabajo de reconstrucción de la contribución realizada por quien él identifica como el principal intelectual uruguayo del último siglo y el más reconocido a nivel internacional. Nuestro columnista Adolfo Garcé realizó un muy interesante análisis sobre este último punto la semana pasada, pero vale la pena sumar algunos otros asuntos incluidos en el libro.
Lo vale porque tienen mucha actualidad y porque es una merecida evocación de la figura de Díaz, que algunos, quizás por jóvenes, recién descubren gracias a esta publicación. Otros, que leyeron sus análisis y columnas en Búsqueda, o en años más cercanos en El Observador, lo redescubren. Incluso, en los últimos días, en alguna red social fue recogido algún pasaje mostrando su vigencia. Parte de la agenda que está planteada en el actual período de gobierno, en particular en materia de inserción externa, convalida esa mirada.
Bonilla recuerda un trabajo presentado por Díaz en la conferencia del Wilson International Center titulada País pequeño debe ser país abierto: análisis de la estrategia de desarrollo óptima para Uruguay. El abogado sostenía desde el epígrafe que las economías chicas “no tienen verdaderas alternativas respecto de la apertura comercial. Hasta en el mundo de hoy, plagado como se halla de proteccionismo e inestabilidad cíclica, la estrategia abierta luce decididamente preferible. Ella no promete un camino suave hacia el desarrollo, pero la estrategia cerrada por su parte es una calle cortada por los obstáculos insuperables de las deseconomías de escala y el poder monopólico fomentados por la clausura”.
Otra reflexión de Díaz con gran actualidad recogida en el libro refiere al Mercosur y sus problemas, escrita en 2001: “Uruguay debe partir de las siguientes premisas. Por idiosincrasia cultural, en primer lugar, Brasil solo siente la política proteccionista, inspirada en crecer hacia adentro. Salvo raros intervalos lúcidos, ésa ha sido su orientación. Argentina vino ahora a situarse en la misma tesitura”. Aquella realidad no es muy distinta a la de hoy, cuando el pedido de “flexibilización” del presidente Luis Lacalle Pou para poder negociar mejores condiciones comerciales con China, con Turquía o los miembros del tratado Transpacífico chocan con la negativa de nuestros vecinos.
Otros argumentos que planteaba Ramón Díaz a favor de la apertura al mundo siguen tan vigentes —o más— que entonces. “El proteccionismo agrícola europeo y norteamericano, y aun de otros orígenes, nos cuesta caro a las economías productoras de dicha clase de bienes. Sin él aumentaría significativamente el nivel de vida y la tasa de crecimiento de nuestros países”, planteaba.
Por otro lado, preocupado por la posibilidad de que el Frente Amplio, al asumir el gobierno en 2005, revirtiera la tendencia aperturista que el país había seguido desde mediados de la década de los setenta, Díaz le escribió al entonces senador y posteriormente ministro de Ganadería y luego presidente de la República José Mujica, una carta abierta en El Observador. “Nosotros, hijos predilectos del neomercantilismo burocrático, estamos sin duda ante una encrucijada: o cambiamos o quedamos relegados, fuera del movimiento hacia el futuro; a lo que yo creo que va a ser un mundo mucho más abierto, mucho más libre, mucho más afirmativo, de la economía de mercado, de la espontaneidad, de la creatividad”. No estaba muy errado.
La actual administración ha dado algunos pasos en la dirección correcta de buscar una mejor inserción comercial del país en el mundo, aunque habrá que ver los resultados concretos que logra. Pero principio tienen las cosas.
Otras cuestiones, como el papel del Estado y en particular de las empresas públicas, abordados con profundidad por Díaz, han tenido menos espacio en el actual período de gobierno. Sería oportuna la relectura de las ideas de nuestro fundador por parte del sistema político y que ojalá aproveche el poco tiempo que queda antes de que el clima electoral lo tiña todo.