Nº 2264 - 15 al 21 de Febrero de 2024
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“A mí me gustaría establecer un principio irreductible que es la defensa irrestricta de los derechos humanos, independiente del gobierno de turno. No podemos tener doble estándar. El alegato permanente que hacen ciertas izquierdas a la autodeterminación de los pueblos para terminar incluso justificando sus desviaciones o conductas que no son apropiadas, como limitaciones a libertad de expresión, a la reunión, es algo que tenemos que enfrentar más abiertamente”.
Un párrafo que se podría enmarcar. Pronunciado en febrero de 2022 por el izquierdista Gabriel Boric a un mes de asumir como presidente de Chile. Digno de alguien que puede ver la realidad mucho más allá de las anteojeras ideológicas. Una declaración sensata, serena, realizada además durante una entrevista con la radio uruguaya M24, vinculada a la izquierda.
Boric, que se estaba preparando para asumir el cargo político más importante de Chile, realizó esa reflexión en referencia a lo que estaba ocurriendo en esos momentos en Venezuela, Cuba y Nicaragua. Llamó además a la izquierda regional a trabajar en conjunto pero con una concepción “profundamente democrática” y dejando afuera a esos países.
Algo similar ya había manifestado durante la campaña electoral y también había opinado que el éxodo de seis millones de venezolanos durante los últimos años, muchos de ellos a Chile, es “la prueba más fehaciente” del “retroceso en las condiciones democráticas que ha sido muy brutal, sin olvidar el deterioro de las condiciones económicas”.
Por supuesto que el comentario de Boric generó duras críticas tanto de los gobiernos totalitarios de Venezuela, como de Cuba y de Nicaragua. Lo acusaron de querer quedar bien con “los gringos”, de hacerle el juego a la derecha, de haberse vendido al imperialismo capitalista y de otras cosas peores.
Pero Boric también habló en contra del “bloqueo económico” que Estados Unidos impone a algunos de esos países y se quejó en distintas conferencias de prensa de que siempre le preguntaran solo por Venezuela y Cuba. Cuestionó además otros regímenes en otras partes del mundo y llamó a defender la democracia.
Muy sensato Boric. Un fiel representante de las nuevas generaciones que comprendieron que el mundo no es más el de los sesenta y que el asunto central dejó de ser hace muchos años la guerra fría y la pulseada entre capitalismo y socialismo. Ahora la verdadera disputa debería ser entre democracia y totalitarismo, y eso trasciende la derecha y la izquierda. Asumirlo de esa forma es una clara señal de estar entendiendo los tiempos en los que vivimos. Lástima que no todos los líderes o aspirantes a líderes actuales, y en especial de izquierda, sigan su ejemplo.
El presidente venezolano Nicolás Maduro dijo hace poco que su fuerza política va a ganar las elecciones que se celebrarán este año “por las buenas o por las malas”. Su gobierno autoritario, que se mantiene en el poder hace más de dos décadas y ha reprimido y censurado cualquier tipo de cuestionamiento, recientemente inhibió a la principal postulante opositora actual, María Corina Machado, a presentarse en el acto eleccionario.
Lo difícil de entender ante esa situación es que no genere el enérgico rechazo de todo el sistema político uruguayo. No es de recibo, como muy bien planteaba Boric en su reflexión, escudarse en la autodeterminación de los pueblos porque este es un asunto muy delicado como para mirar para el costado.
Tampoco debería servir poner como ejemplo lo que está haciendo Nayib Bukele en El Salvador o Javier Milei en Argentina. Se puede estar en contra de la forma de gobernar de esos presidentes y también condenar los regímenes totalitarios de izquierda. Una cosa no anula la otra.
Además, justo en el momento en que los principales postulantes presidenciales de la oposición buscan la forma de no cuestionar a los regímenes autoritarios de esos países, sí autorizan que la principal autoridad del Partido de los Trabajadores de Brasil, a cargo del gobierno, se manifieste a favor del Frente Amplio en la disputa electoral y anuncie que va a colaborar para intentar que triunfe. Hay que ser coherente como ya lo fue en su momento Boric, un espejo al que deberían mirarse más seguido los que comparten su identificación ideológica.
Eso es lo que puede hacer la diferencia. En especial para los votantes más sensatos y pensantes, lejos de los fanatismos, que es probable que sean los que terminen definiendo las elecciones. Se cae de Maduro.