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    Sindicato y dueños de estaciones defenderán “a muerte” el monopolio de Ancap si un futuro gobierno quiere eliminarlo

    Los combustibles tienen este año cierta perspectiva de estabilidad en cuanto a sus tarifas: las autoridades anunciaron que no habrá ajustes y quizás se mantengan incluso hasta el final del período de gobierno. Pero propuestas desreguladoras lanzadas en la actual campaña electoral generan ciertas dudas a futuro y se anticipan posturas de resistencia.

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    “Tenemos que prepararnos para el peor escenario; si no se da, mejor”, reconoció a Búsqueda el presidente de la Federación Ancap (Fancap), Gerardo Rodríguez, que anunció una “lucha central por el monopolio” en caso de que el Frente Amplio pierda las próximas elecciones y las propuestas de desmonopolización lanzadas por blancos y colorados se quieran llevar a la práctica.

    “Vamos a defender a muerte el sistema que tenemos hoy”, señaló por su parte Daniel Añón, presidente de la Unión de Vendedores de Nafta del Uruguay (Unvenu), porque “es mentira” que la liberalización fomente la competencia, sino que “se entrega el mercado a un oligopolio, no baja el precio y desaparecen las pequeñas empresas” que participan en la cadena.

    Consultados por Búsqueda, directivos de la Asociación de Fleteros de Combustible (Aflecom) no quisieron hacer comentarios porque “no se sabe” cómo se implementaría una iniciativa de ese tipo en caso de que la oposición llegue al gobierno.

    Mientras, empresarios del rubro no agremiados a Aflecom se mostraron afines a que haya cambios en la regulación porque entienden que “algo hay que hacer para que Ancap trabaje de manera más eficiente” y se quejaron de los problemas en la logística de distribución en el interior del país. En ese sentido, señalaron que a Antel “no le vino mal” la competencia en la telefonía celular.

    Ancap

    A competir

    Desde el Partido Nacional y el Colorado se plantean cambios en la gestión de la petrolera estatal porque, sostienen, no reducirá sus ineficiencias ni sus costos mientras tenga el mercado “cautivo”.

    El programa de los blancos propone la “desregulación de la importación, distribución y comercialización de combustible, liberándola gradualmente a la competencia”. El de los colorados habla de introducir “competencia” en el sector de la distribución, facilitar la reubicación de estaciones de servicio, reconocer tasas incluidas en la tarifa y separarlas de la paramétrica, etcétera.

    Para Rodríguez, por razones de escala, al abrirse el mercado a nuevos jugadores Ancap tendría que importar menos volumen de crudo, por lo que obtendría un precio menos conveniente. “No lograría el mismo precio internacional, el flete valdría lo mismo, pero pesaría más en relación que en la actualidad, por tanto el costo final del refinado sería más caro”, afirmó el dirigente sindical. Y añadió: “La multinacional que venga a competir importando, lo pondría al mismo precio que Ancap quedándose con una mayor ganancia; o bien le haría competencia bajando el precio y en dos años la haría desaparecer. Entonces, cuando la multinacional quede sola, ella pondrá las condiciones de mercado y el combustible va a estar al precio que marque”.

    Para él, la liberalización del mercado propuesta por la oposición “es un mecanismo para terminar haciendo desaparecer a Ancap, porque sin el monopolio no se pueden hacer los actuales subsidios. Si va a competir con una multinacional, tendrá que encarecer los precios o desaparecer”.

    Con esa hipótesis en la cabeza, Fancap se prepara para el “peor escenario. No podemos mirar por la ventana. Generamos estrategia para poder neutralizar, pararnos políticamente y defender el monopolio, esa es nuestra premisa: defender Ancap estatal y pública”. Y añadió: “Si en el 2001 y 2002 fue una hazaña, ahora sería un segundo Maracanazo”, dijo en alusión al referéndum promovido por el PIT-CNT y el Frente Amplio que en 2003 derogó la Ley Nº 17.448. Esa reforma, impulsada por el gobierno de Jorge Batlle establecía la caída de los monopolios administrados por Ancap, que participaría en una sociedad a conformarse a partir de una licitación pública internacional, para desempeñar las actividades liberalizadas.

    Ahora, la campaña de defensa de Ancap que planea el sindicato parte de su fortalecimiento puertas adentro, acercándose a las agremiaciones de trabajadores de las empresas vinculadas al ente, dijo Rodríguez. “Avanzar hacia un gran sindicato” que reúna a todos los “ancapeanos” fue una definición alcanzada en una reciente asamblea representativa de Fancap, comentó. Hacia afuera, el gremio también pretende seguir aproximándose a los demás sindicatos y organizaciones sociales de jubilados, el movimiento cooperativo, los pequeños productores y comerciantes. “Si gana la derecha, tenemos que resistir y para eso se necesita un nivel de organización superior. Y eso refiere a todo el movimiento sindical y a los sectores populares, hay que recobrar fuerzas y hacer acciones conjuntas”, señaló el presidente de Fancap.

    Puso como ejemplo la asamblea que el sindicato lechero realizó semanas atrás en San Carlos por el cierre de la planta de Conaprole, que ocupa a unos 40 trabajadores. “Fue una asamblea de 800 personas, porque se rodeó de pueblo. Si se rodea con solidaridad una causa justa, se construye una fuerza y una resistencia mayor”. “Nosotros estamos en una situación de esas, por supervivencia, pero también estratégicamente como clase trabajadora”, aseguró.

    Ancap

    Es un “engaño”

    Los propietarios de las estaciones de servicio nucleados en la Unvenu también defienden el monopolio.

    Advierten que es un “engaño” afirmar que una liberalización del mercado redundará en una mayor competencia que se traducirá en un precio más bajo para el consumidor. Añón afirmó a Búsqueda que la distintas experiencias de desmonopolización en mercados de la región —como Chile, Argentina, Perú, Guatemala, Brasil, El Salvador, México, etcétera— muestran que sucede lo opuesto. “Solo al comienzo hay una rebaja; luego esos mercados se transforman en oligopólicos y los valores al público comienzan a subir. Entonces, los gobiernos se ven tentados a volver a regular para corregir los efectos de la desregulación. ¿Por qué en Uruguay pasaría algo distinto de lo que pasa en el resto del mundo en este tema?”, señaló el gerente de la Unvenu, Federico de Castro.

    Contó que semanas atrás visitaron Chile para conocer cómo funciona ese mercado, que el candidato colorado Ernesto Talvi menciona como un modelo a seguir. “Está concentrado en un oligopolio de tres grupos económicos, monstruos, que son los dueños del 81% de los puestos de venta, está totalmente integrado verticalmente: algunas distribuidoras tienen la importación, los camiones de distribución y las estaciones de servicio. Por tanto, son las que fijan el precio. Los pequeños empresarios desaparecieron del negocio. ¡Esa no puede ser la referencia para este mercado!”, dijo De Castro.

    Aceptó que en Chile el precio del combustible es “un poco más barato” respecto a Uruguay, pero apuntó que eso se debe a que el nivel de salarios, el costo de electricidad, el arancel de las tarjetas, y otros gastos de funcionamiento son menores. “Es todo más barato, y no hay subsidios implícitos (en el costo del combustible), por tanto no se pueden comparar peras con bananas”.

    “El impacto de una desregulación es concentración del mercado en dos o tres empresas distribuidoras, aumento del precio a mediano plazo y sustitución de la propiedad de las estaciones, que son absorbidas por las distribuidoras”, resumió el gerente.

    Añón agregó que en aquellos lugares donde el negocio es menos atractivo porque la demanda es menor o porque el costo de flete es más caro, se genera desabastecimiento de combustibles o bien se eleva el precio al consumidor. “Nuestro sistema tiene muchas ventajas, es un modelo de referencia en Latinoamérica. Las estaciones están abiertas todos los días del año y ofrecen el mismo precio en Montevideo o en Artigas”, apuntó.

    Aseguró que en otros países que se toman como referencia para Uruguay, como Nueva Zelanda, donde también está desregulado el mercado, las autoridades han visto que aunque el valor internacional del petróleo baja, eso no se traslada al precio final porque las distribuidoras aumentan su margen.

    Añón proyectó que en un mercado en competencia Ancap debería subir el precio para poder seguir subsidiando el supergás, el boleto del área metropolitana, el negocio del cemento portland o la fabricación de biocombustibles y alcoholes que realiza en Artigas. “Todo eso va al precio del combustible”, porque hasta ahora lo que hizo Ancap fue “ajustar (costos) hacia afuera” cuando a comienzos de 2017 redujo los márgenes de distribución de la cadena sin bajar los precios al público para “corregir parte del déficit adentro”, disparó.

    “Hace 30 años que hay ruido acerca de desmonopolizar el mercado, pero se frena. (…) No vemos tan fácil que lo hagan. No lo deseamos de ninguna manera y vamos a dar pelea para mantener esto”, señaló el presidente de la Unvenu.

    “Sería triste que se prefiera matar a las estaciones de servicio, como en Chile, donde se mantienen unas 300 de bandera blanca (que no son propiedad de ningún sello) y les va a los tumbos, o donde se ven esqueletos (de estaciones) en el interior del país porque no pudieron subsistir”, apuntó.

    Recuadro de la nota

    ? Propuestas “incompletas” y “superficiales”, según Jara

    Economía
    2019-08-29T00:00:00