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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá“Asegurar algo al individuo como individuo (un núcleo mínimo de igualdad asegurado) y dejar el resto a la libertad”. Vaz Ferreira, refiriéndose a los problemas sociales, decía que todos los hombres que piensan “libre y sinceramente” estarían de acuerdo con esta fórmula general o como él lo llamó, un acuerdo social parcial: buscar para el individuo un punto de partida asegurado (una oportunidad de superarse) y dejar el resto a la libertad.
Razonaba que todos los hombres podrían estar de acuerdo en relación a ciertas bases de igualdad y el resto debería dejarse al libre albedrío de cada sujeto. Esto lo explicaba con una simplicidad y solidez dignas de un hombre de su categoría.
Consideremos estos hipotéticos círculos como herramientas para facilitar la comprensión de su “acuerdo parcial”. En éste, el circulo A representa todas las bases que el Estado debe asegurar al individuo, para que tenga una oportunidad justa en la vida, una igualdad de oportunidades. Aquí clasificaría por ejemplo la salud, la educación, el trabajo, la vivienda, la seguridad, entre otros, y demás puntos sociales y morales que el individuo debería poder acceder. ¿Cómo saber si el acto político y el “grupo A” se armoniza o no con las leyes supremas del orden moral? Vázquez y Vega lo definía con claridad: “Podremos, pues, establecer en general, que un acto político armoniza con los altísimos deberes del civismo, cuando ese acto se encuentra en el dominio de la legalidad emanada de una soberanía popular que no viole las leyes fundamentales del orden moral”.
Por otro lado el sector L: este engloba lo que quedaría o debería quedar sujeto completamente a la libertad, donde el Estado no debería tener un control, como la libre movilidad, la libertad de reunión, la libertad de decisión y, en la opinión del que subscribe, la libertad de expresión y de prensa.
Solo nos queda entonces el círculo D, el único círculo de verdadero debate profundo. Vaz Ferreira indicaba entonces que los hombres deberían de verter todas sus fuerzas en ese círculo y llegar a un “acuerdo social parcial” en los otros, donde se brinden las necesidades básicas al individuo. Considero que cualquier hombre que piense “libre y sinceramente” estaría de acuerdo con que es una función no solo del Estado, pero de los demás individuos de la sociedad, el brindar las oportunidades básicas para darles a los individuos una igualdad de oportunidades en la vida, que la puedan destinar a tener una igualdad absoluta en dignidad donde la única diferencia, entre uno y el otro hombre, sea la inteligencia y virtudes que cada uno pueda explotar. También considero que estos mismos hombres acordarían que hay ciertas libertades y derechos innatos del individuo en donde el Estado no puede tener injerencia alguna y que cualquier restricción sobre los mismos debería de considerarse un abuso.
En un año sumamente político como el que se nos presenta, sería interesante poder volcar los debates y las fuerzas donde los uruguayos más lo necesitan, y no así caminar y volver a caminar sobre derechos y libertades que ya están aceptados y respaldados en el colectivo del país. Trabajemos en darle al individuo esa igualdad de punto de partida (ej. educación, seguridad), debatamos sobre lo que es actual (ej. puerto de aguas profundas, Aratirí) y dejemos el resto a la libertad.
Gonzalo Croci Downes