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Una educación pública problemática y un gobierno que para la población no está a la altura de las circunstancias
En los últimos tres años casi se triplicó la cantidad de personas que cree que la enseñanza es uno de los dos principales problemas del país; la mitad de los uruguayos desaprueba la gestión en esa área
imagen de Una educación pública problemática y un gobierno que para la población no está a la altura de las circunstancias
La educación es vista como el segundo problema más importante del país desde hace un par de años; en el primer año de este gobierno, 2010, todavía no lo era. Desde la perspectiva de la población, lo único aún más acuciante que la educación es la inseguridad. A mediados del gobierno de Tabaré Vázquez la inseguridad se transformó en el principal problema del país. Desde entonces lo ha seguido siendo siempre, hasta el día de hoy, con mucha ventaja sobre todos los demás.
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Que la inseguridad y la educación sean vistos como los principales problemas del país es en parte consecuencia de los progresos que los uruguayos perciben en la situación económica. Durante las dos primeras décadas de la restauración democrática los principales problemas, a juicio de la población, eran los económicos. Eso cambió a mediados del gobierno de Tabaré Vázquez, cuando la inseguridad pasó al primer lugar.
En el primer año de este gobierno, en agosto de 2010, la inseguridad continuaba sólidamente instalada en el primer lugar, a mucha distancia de los demás. Solo el 13% de los uruguayos pensaba que la educación era uno de los dos principales problemas del país, mucho menos que el 35% que mencionaba la desocupación, o el 35% que hablaba de la inflación y los sueldos (Cuadro 1). Tres años después, en noviembre de 2013, los preocupados por la inseguridad eran aún más numerosos (subieron de 60 a 73%), y los que señalaban la educación pasaron de 13 a 37%; prácticamente se triplicaron. Los que estaban preocupados por la inflación y los sueldos cayeron de 35 a 28%, y los que mencionan la desocupación bajan de 35 a apenas 8%. Hoy, la preocupación por la educación supera las dos problemáticas económicas sumadas. Es posible que una encuesta realizada ahora muestre un panorama algo más problemático en lo que se refiere a educación, porque los resultados que se analizan aquí provienen de una encuesta terminada el domingo 24 de noviembre, varios días antes del 3 de diciembre, fecha en la que se difundieron los resultados de las últimas pruebas PISA (difusión que impulsó un amplio debate público en los días siguientes).
Esta disminución de las preocupaciones económicas es consistente con la evolución de los correspondientes indicadores “objetivos” (el crecimiento de la economía, la reducción del desempleo), y con los juicios de la gente sobre la situación económica del país (los indicadores “subjetivos”). Casi la mitad de los uruguayos piensa, que la situación económica nacional es buena, y poco más de un quinto la ven mala. Estas opiniones están muy divididas (los que votaron al gobierno dicen que la situación económica del país es buena, los demás no), pero incluso entre los votantes blancos y colorados solo un tercio la ve mal. Para ellos el país económicamente no está bien, pero tampoco está mal.
La educación pública es un problema
Estos resultados significan que, al menos en principio, podría ocurrir que los problemas que hoy se ven como más importantes no lo sean tanto en términos absolutos. Por ejemplo, se podría decir que hemos mejorado, y que por eso los peores problemas de hoy serían menos malos que los del pasado. O que el gobierno está trabajando en la dirección correcta, pero hace falta más tiempo para que se vean los resultados. También se puede decir, correctamente, que identificar inseguridad y educación como los principales problemas del país no necesariamente implica que el gobierno esté haciendo las cosas mal en alguno o ambos planos. En particular, esto nosignifica que “el gobierno tenga toda la culpa”, porque probablemente la mayoría de los uruguayos piensan, con razón, que esos problemas tienen muchas causas.
No es sencillo discutir hasta qué punto “lo peor” de ahora es más o menos serio que “lo peor” de antes. Dejando de lado esa discusión en particular, y enfocando específicamente la educación, algunas cosas se saben con razonable certeza. Durante los dos últimos años varias encuestas han mostrado que para la opinión pública la educación no está bien. La gran mayoría de las elites políticas nacionales comparten ese juicio, desde el presidente para abajo, incluyendo buena parte (muy probablemente la mayoría) de los dirigentes del oficialismo. Las elites intelectuales piensan de esa manera desde hace ya varios años. Todas estas opiniones informadas coinciden en un diagnóstico básico: la educación pública tiene problemas serios que se están agravando (aunque no necesariamente coincidan en las causas de esos problemas ni en sus posibles soluciones). Las consecuencias de estos problemas todavía no se ven en toda su extensión, pero hipotecan el futuro del país, complican el futuro de gran parte de los jóvenes uruguayos, y aumentan la desigualdad social y económica, porque aumentan (en lugar de disminuir) las desigualdades del “punto de partida”, esto es, las desigualdades entre los hogares de esos jóvenes.
El gobierno y la
educación pública
El juicio sobre el desempeño del gobierno en materia de educación pública ha cambiado drásticamente en los últimos cinco años. En setiembre de 2008, cuando Vázquez estaba aproximadamente en el mismo punto de su presidencia que Mujica ahora, seis de cada diez uruguayos aprobaban la gestión del gobierno en educación pública (60%), y menos de un quinto (17%) la desaprobaba. El balance (juicios positivos menos juicios negativos) era muy positivo, de 43 puntos porcentuales. Hoy el juicio se invirtió: tres de cada diez uruguayos (31%, la mitad que en 2008) aprueban la gestión del gobierno en educación pública, y la mitad (50%: mayoría absoluta, casi el triple que en 2008) la desaprueba: un balance francamente negativo de –19 puntos porcentuales.
La población juzga negativamente al gobierno o bien porque no hace lo necesario, o porque lo que hace es menos que lo que podría y debería hacer para mejorar la situación de la educación. A fin de cuentas, es muy razonable asumir que para los uruguayos, más allá de los detalles, el gobierno es el principal responsable de la educación pública. Con una diferencia de 5 a 3, los uruguayos creen que el gobierno no está a la altura de las circunstancias. Como se suele decir: por ahora el gobierno es parte del problema, no de la solución.
¿Quiénes critican
al gobierno?
Todos los grandes grupos sociales de la población uruguaya juzgan negativamente la actuación del gobierno en este plano. Entre todos esos grupos los adultos maduros y los mayores (45 o más años de edad) y los que tienen ingresos medios y superiores son particularmente críticos (Cuadro 3). Entre los primeros el 27% aprueba la gestión educativa del gobierno, y el 53% la desaprueba; la diferencia entre aprobaciones y desaprobaciones es –26 puntos porcentuales; entre los de ingresos medios y superiores esa diferencia es algo mayor (–28 puntos porcentuales). Pero los más críticos son, con amplias ventajas, precisamente los más educados (en sentido amplio: los que tienen al menos alguna educación terciaria). Entre ellos el 63% juzga negativamente la gestión del gobierno en materia educativa, y solo el 23% la aprueba (la diferencia aquí es “6 a 2”, o –40 puntos porcentuales).
Todos los grandes grupos sociales juzgan negativamente la gestión educativa del gobierno. Pero no todos los grandes grupos políticos del país piensan igual (Cuadro 4). Aunque para los que votaron a este gobierno la educación es un problema más importante que para los demás, estos frentistas aprueban la gestión educativa del gobierno: 42% a favor, 32% en contra; la diferencia es positiva (10 puntos porcentuales). Los votantes blancos y colorados de 2009, en cambio, están sólidamente en contra. Entre ellos más de siete cada diez juzga negativamente la gestión educativa del gobierno (diferencias de –59 puntos porcentuales entre los blancos, y de –54 pp. entre los colorados.
Según su autoidentificación ideológica, los que se consideran de izquierda neta aprueban la gestión educativa del gobierno (56% a favor, 24% en contra; la diferencia es de 32 pp). Los que se ven a sí mismos en el centro-izquierda tienen opiniones muy divididas, ligeramente negativas: 39% a favor, 41% en contra (diferencia de –2 pp). El gobierno está perdiendo claramente en el centro (26% a favor, 54% en contra; diferencia de –28 pp), y desde allí hacia la derecha su posición empeora.
Debate público y
campaña electoral
En conjunto, todo lo expuesto indica que la problemática educativa ya ocupa un lugar importante en el debate público. Probablemente también lo ocupará en la campaña electoral del año que viene. Desde el punto de vista de las perspectivas de la educación esto tiene algunas ventajas y también algunos problemas. Vista la magnitud de los problemas (y de sus consecuencias), es necesaria una discusión nacional. Pero en circunstancias de campaña electoral puede ocurrir que el debate pierda nitidez, porque el oficialismo trataría de defenderse de lo que al menos algunos de sus voceros ya están llamando embestida electorera de la oposición. Desde el punto de vista de los preocupados más por la educación que por los votos esto plantea problemas importantes.
Las opciones del gobierno, sin embargo, parecen limitadas. En este clima de opinión tanto el gobierno como el Frente Amplio están a la defensiva. La educación es un problema real, y su importancia probablemente seguirá aumentando. Todos los grandes grupos sociales juzgan negativamente su política educativa, especialmente los más “formadores de opinión” (y los más educados en particular). Solo los que se consideran de izquierda neta defienden la actual política educativa, pero esta izquierda neta no supera el 15% del electorado. Entre los que en octubre de 2009 votaron a este gobierno un tercio desaprueba su gestión educativa. En el centro, izquierda las opiniones están divididas, y en el centro en sentido estricto el FA ya perdió la batalla, y parece difícil que pueda revertir esta situación sin algo concreto para mostrar. Es cierto que “el centro” no define su voto solo (ni quizá principalmente) a partir del debate educativo, pero cuanta más importancia adquiera el tema, mayor peso tendrá en su decisión. Esto es relevante porque, como dicen todos los manuales, también en Uruguay las elecciones se ganan y se pierden en el centro del electorado.
La encuesta
El presente informe fue preparado especialmente para Búsqueda partiendo de los resultados de una encuesta telefónica de Cifra a 1.011 uruguayos de 17 o más años de edad residentes en Montevideo y una muestra de localidades del interior. El relevamiento se hizo entre el 15 y el 24 de noviembre de 2013. Los resultados de esta encuesta se comparan con los de encuestas anteriores de los años 2008 y 2010. Las cifras analizadas son estimaciones, no valores exactos; las muestra son probabilísticas. En muestras de estas características en general se admite que para los niveles de confianza usuales (“95% de confianza”) el margen de error es de aproximadamente 3 puntos porcentuales en más o en menos (“+/– 3%”). Estas consideraciones valen solo para las cifras nacionales; los márgenes de error de las submuestras (por ejemplo, las cifras que corresponden solo al interior o a Montevideo) son mayores. El texto de las preguntas formuladas a los encuestados es el siguiente:
—¿Cuál le parece que es el principal problema que tiene el país actualmente? ¿Y cuál es el segundo problema más importante del país? (Las respuestas son espontáneas; no se sugieren alternativas).
—¿El actual gobierno ha actuado bien o mal para mejorar la calidad de la educación pública?