• Cotizaciones
    miércoles 12 de febrero de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Una investigación encontró intoxicación en amas de casa y trabajadores de cultivos hortícolas tras aplicación de plaguicidas

    El calor es insoportable dentro del invernadero de cultivos de tomate y morrón. Como todas las semanas, los trabajadores preparan los plaguicidas e ingresan para aplicarlos. Los químicos caen sobre los vegatales y se dispersan en el aire. Entran por la nariz, la piel y los ojos de los trabajadores. Algunos usan botas, otros lentes y tapabocas, pero es difícil soportar el mameluco protector con el intenso calor.

    , regenerado3

    Una investigación realizada por la Universidad de la República (Udelar) presentada el jueves 15 durante las IV Jornadas en Biología Humana reveló que amas de casa y trabajadores de cultivos hortícolas se intoxicaron con los plaguicidas aplicados en predios del norte del país.

    Los valores en sangre encontrados superan los límites permitidos por el Ministerio de Salud Pública (MSP) y hubo casos de “intoxicación aguda”. Además, la mayoría de la población expuesta presentó síntomas como dolores musculares y problemas respiratorios.

    Los resultados en cierta manera “se esperaban porque hay un desconocimiento sobre lo que están aplicando en el cultivo”, dijo a Búsqueda la ingeniera agrónoma Alexandra Bozzo, docente de Microbiología en la Facultad de Agronomía del Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte.

    “La población más vulnerable que encontramos en los predios son las mujeres y los niños”, dijo durante la presentación la licenciada en Biología Humana y en Laboratorio Clínico Andrea Texo, del Laboratorio del Cenur Litoral Norte.

    El 65% de la superficie total de cultivos hortícolas protegidos se ubica en el litoral norte uruguayo, según la Dirección de Estadísticas Agropecuarias. El departamento de Salto concentra el 23% de la producción hortícola del país. Son unas 403 hectáreas y 376 productores que a veces tienen empleados y en otros casos trabajan ellos con sus familias en sus chacras. En estos sistemas de producción intensivos con invernadero se aplican plaguicidas mediante pulverización, el producto se dispersa en el aire y cae sobre el cultivo a veces semanalmente y hasta dos veces por semana. Los plaguicidas “implican un riesgo para quien los manipula” y también para aquellos que no tienen contacto directo con los productos, porque existe “exposición ambiental”, informó Texo y llamó a “racionalizar el uso”.

    “La exposición a plaguicidas en los trabajadores de invernaderos es considerada de alto riesgo para la salud humana. Las condiciones de altas temperaturas y humedad pueden incrementar la probabilidad y gravedad del daño”, indicaron los investigadores. El objetivo fue estudiar el estado de salud de quienes manejaban plaguicidas (organofosforados y carbamatos) e informar sobre un manejo adecuado.

    La investigación titulada “Evaluación bioquímica de personas expuestas a plaguicidas utilizados en horticultura protegida en el departamento de Salto, Uruguay” fue realizada por profesionales de la Facultad de Agronomía y Medicina de la Udelar, el Cenur Litoral Norte y del Hospital Regional de Salto con el apoyo de la Comisión Intersectorial de Investigación Científica (CSIC) y la Comisión Coordinadora del Interior. Participaron agrónomos, médicos y técnicos. El grupo estuvo integrado por Texo, Bozzo, Mónica Cadenazzi, Raquel de Souze, Mónica Cassanello, Elena Estevez, Oscar Irabuena, Natalia Dalmao y Mabel Bruger.

    Los investigadores detectaron que en los 32 predios hortícolas analizados sobre la ruta nacional Nº31 se utilizaron 39 principios activos, algunos “altamente tóxicos” como paraquat, metomil y carbofurán. En el estudio participaron 114 personas expuestas a plaguicidas en predios de cultivo de morrón y tomate. Por otro lado participó un segundo grupo de 96 personas de entre 18 y 45 años no vinculado a este rubro y sin exposición a químicos en los últimos seis meses, que concurrió al Hospital Regional de Salto a obtener el carné de salud.

    Entre el primer grupo, vinculado a la actividad hortícola, incluyeron trabajadores con dos años o más de exposición a plaguicidas. La mayoría se dedicaban a aplicarlo. También había trabajadores que entraban luego de aplicados los químicos y amas de casa que vivían en los predios. El 75% eran hombres, la mayoría entre 18 y 45 años con un promedio de trabajo de 21 años. El 41% solamente cursó primaria completa.

    Tóxicos.

    Los plaguicidas de tipo organofosforados y carbamatos utilizados inhiben la función normal de una enzima en el organismo humano llamada colinesterasa. Es una enzima que cumple el rol de inhibir la actividad de un neurotransmisor (acetilcolina) que origina espasmos musculares, una contracción involuntaria de los músculos. Si la colinesterasa ve alterada su función, entonces las personas pueden padecer estos espasmos musculares y en extremos puede provocar la muerte. Afecta al sistema nervioso central.

    Los organofosforados inhiben irreversiblemente la enzima colinesterasa. Los carbamatos inhiben la enzima de manera reversible pero son de acción más rápida que los anteriores. “En casi la totalidad de los predios se aplicaron plaguicidas inhibidores de la colinesterasa” como clorpirifos, metiocarb, metomil y metildation, informó Texo.

    El 57% de la población expuesta presentó síntomas luego de la aplicación de pesticidas. El 46% reportó dolores musculares, el 16% dolores de cabeza, el 17% problemas en los ojos, el 11% inconvenientes respiratorios, el 8% efectos en la piel y 2% náuseas.

    Intoxicados.

    Los investigadores les tomaron muestras de sangre a los dos grupos, los expuestos y los que no. Analizaron la colinesterasa plasmática en sangre (indicador útil para evaluar la exposición a químicos), se les hizo un hemograma, perfil hepático y renal.

    El grupo que no tenía ningún vínculo con los cultivos hortícolas presentó valores normales. Quienes más se vieron afectados por los plaguicidas fueron los trabajadores rurales que preparaban el producto, que a menudo viene en polvo o líquido para diluir, y lo rociaban en el predio del cultivo, en ocasiones con escasa protección. Las mujeres que vivían en los predios también revelaron números altos de intoxicación.

    La Ordenanza del MSP 145/2009 determina que un descenso del 30% de la colinesterasa plasmática se considera significativo e implica que el trabajador se debe retirar de inmediato de la exposición al producto y requiere una evaluación médica. Se deben reintegrar al trabajo recién cuando estos valores mejoren.

    “Es un indicador. Cuando los valores en sangre disminuyen tanto, la persona está cursando una intoxicación”, comentó Texo.

    Los investigadores registraron “la disminución promedio de la enzima colinesterasa” en la población expuesta que mostró valores “significativos” con casos de “intoxicación aguda”. La disminución fue de 34% (superando el límite del 30% establecido por el MSP) en el 13% de los aplicadores de los plaguicidas (61 personas). Observaron una baja de 67% en el 20% de las amas de casa habitantes del predio y una disminución del 48% en el 10% de los trabajadores no aplicadores (48 personas).

    “La sorpresa fueron las amas de casa. La intoxicación mayor la llevan ellas. Muestra que hay una situación de afectación a nivel ambiental muy grande”, destacó Texo. Estos resultados “reflejan una absorción de plaguicidas organofosforados y carbamatos”, concluyó el grupo.

    Texo comentó que uno de los motivos de los resultados de las amas de casa puede ser que ellas circulan sin protección por creer que no van a ser afectadas y además suelen lavar la ropa de los aplicadores. “No se protegían al no estar en relación directa con el invernáculo”, pero el impacto fue igualmente alto, consideró.

    A todas las personas vinculadas con los cultivos hortícolas se les sacó sangre tres veces: pasado el mes y medio de la última vez que aplicaron un plaguicida, dentro de las 72 horas de aplicación y luego de este lapso a los 15 días.

    Los plaguicidas dañan el hígado. “Se demostró que la población expuesta laboral y ambientalmente a plaguicidas presentó alteraciones enzimáticas. Se logró sensibilizar a la población en estudio sobre la repercusión de los plaguicidas”, concluyó el equipo.

    El 3% de la población controlada que no tenía contacto con plaguicidas y el 35% de la población expuesta en los cultivos hortícolas presentaron valores elevados de una enzima del hígado (Transaminasa Glutámico Oxalacética, TGO). Los resultados en estos casos superaron las 50 unidades mientras que los valores de referencia se encuentran entre 10 y 40 unidades.

    Entrada.

    “El personal que trabaja aún tiene poco conocimiento sobe el uso y manejo de los plaguicidas”, comentó Texo. El invernáculo es una “actividad de alto riesgo”, consideró el grupo. Las altas concentraciones de los productos aplicados, la humedad y la exposición a aerosoles complican el panorama. Esto se suma a que “el esfuerzo físico y las altas temperaturas producen mayor absorción”, comentó Texo.

    Los plaguicidas pueden entrar al organismo por varias vías: respiratoria, oral, ocular, a través de la piel y también a través de la placenta, si la mujer que se expone al plaguicida se encuentra embarazada. En el trabajo en cultivos la principal exposición ocurre a través de la piel, porque la mayoría de las sustancias químicas pueden atravesarla (son liposolubles). La absorción ocurre a través del cuero cabelludo, genitales, cuello, dorso de manos y mucosas (labios, ojos). Permite que si ocurre un accidente rápidamente el trabajador pueda recurrir a lavarse con una manguera o darse un baño para evitar una mayor absorción del producto si este llegó a su piel en grandes cantidades. Por otra parte, otra vía de entrada en los cultivos es la respiratoria. Los aerosoles entran directamente al pulmón y si se aplican en polvo pueden quedar en las fosas nasales, tráquea y bronquios y provocan irritación.

    El grupo continúa analizando datos que surgieron de esta investigación. Bozzo informó que pretenden seguir con la línea de trabajo y aplicar a fondos para investigación que les permitan profundizar en el tema en el “cinturón hortícola” del norte.

    Ciencia, Salud y Ambiente
    2016-09-22T00:00:00